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martes, 28 de enero de 2014

Fracaso del Bolívar Fuerte



2008, Chávez viene de perder la consulta sobre la Reforma a la Constitución luego de que los estudiantes universitarios reivindicaron la lucha cívica coherente y firme, arriando al gobierno a otros escenarios. Ese año Miraflores junto al BCV proclaman la reconversión monetaria como fórmula para robustecer el bolívar, dando a paso a una de las denominaciones más cursis y arrogantes de la economía contemporánea: el bolívar fuerte.
Los últimos seis años antes de 2008 Venezuela había registrado una inflación acumulada de un 225,5%, índice sumamente peligroso para una sociedad que comenzó a ver en cuantía el despliegue de expropiaciones, migración de capital, persecución al empresariado, y que a la vez recogía una histórica incongruencia que se mantiene intacta: mientras más caro se cotiza nuestro petróleo, más suben los precios y más nos endeudamos.
El Ejecutivo Nacional en un acto de constricción muy interno, pues nunca fue estilo de Chávez reconocer sus monumentales desaciertos en materia económica, decidió eliminar tres ceros, maquillando así la dramática erosión del poder adquisitivo del ciudadano venezolano e irrelevancia del bolívar como moneda en América del Sur.
Desde el primero de enero de 2008 hasta el 31 de diciembre de 2013 la inflación acumulada en la nación ha sido de 398% según el BCV. Muestra fehaciente de que la solución no era cambiar el diseño de unos billetes, borrar unos ceros o acuñar un nombre rimbombante. El gobierno no pudo con la tarea de encausar la economía porque sus medidas han sido erradas, fuera de contexto, anticuadas y carentes de todo consenso obligatorio para echar a andar un país.
El 5 de enero del corriente año la colega de El Universal, Suhelis Tejero, publicaba una nota en la que reseñaba el siguiente ejercicio: “Con 100.000 Bs. viejos se podían comprar 11,6 kilos de cebolla en el año 2008, mientras hoy los 100 Bs. F, afectados por seis años de un ritmo inflacionario alto, compran 1,78 kilos del mismo alimento”. Es de señalar que en la mayoría de los grandes mercados municipales de la nación el kilo de cebolla superó los 100 Bs., pero este inciso es muestra clara de lo que ha significado el verdadero “paquete económico” que ha implementado la Revolución Bolivariana con y sin Chávez a lo largo de estos 15 años: altos precios, desabastecimiento y escasez.
Destaca Tejero que la firma Econométrica calculó que si el BCV quisiera emitir un billete en la actualidad con el mismo poder de compra del de 100 Bs. en 2008, este debería ser de 498 Bs.
¿Quiénes son los responsables de que el pueblo pueda comprar menos con la misma cantidad de dinero? Venezuela tiene 28 años con una inflación de dos dígitos, los salarios suben a pie y los precios en helicóptero. En 2013 la inflación oficial fue de 56,2% y el Bank Of América Merrill Lynch calcula para 2014 que llegará al 75%. Todo esto sin estimar la nueva devaluación que aplicó Maduro.
Mientras las Empresas Polar tienen más del 55% del mercado de la harina de maíz en Colombia y los venezolanos son la quinta fuerza inversora en el sur de la Florida, en nuestro país el colapsado Estado Empresario restringe la libre iniciativa contrayendo hasta el extremo la pobre economía que desde hace un año desampara a 21 de cada 100 productos a razón de la inminente escasez.
Miraflores ha pretendido solucionar el desabastecimiento promoviendo la cultura importadora que castiga a nuestro motor productivo y se ha encontrado con el cuchillo en su pescuezo: el colapso de los puertos venezolanos mantiene desde diciembre a más de 25 buques con comida proveniente de los países aliados adquirida a precio internacional cancelada con petrodólares de la reciente deuda asumida. Y es que la importación resulta mejor negocio en un país que nada produce y donde la gasolina y el dólar oficial es lo más barato del mercado.
El bolívar fuerte no pudo con los constantes desajustes económicos de la Revolución Bolivariana. Su historia es el resumen del fracaso que este gobierno ha significado para Venezuela y los venezolanos. Aunada a la insensatez de la reconversión, la dictadura cambiara, la falta de divisas y el constante aumento del gasto público, signan el porvenir. Vale señalar que el gobierno tiene semanas convocado al Sicad a las importadoras de harina de maíz, aceites y otros alimentos básicos (recibían dólar Cadivi a 6,30 Bs.), donde se cotiza el dólar en promedio a 11,30 Bs. Sin duda los precios seguirán subiendo.



Ángel Arellano
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martes, 21 de enero de 2014

El funeral de Cadivi


I
         Al funeral de Cadivi fueron muchas personalidades. Gobernantes y empresarios de cierto renombre en el mundo chavista se sentaron en sillas marcadas. El pueblo, en su mayoría pequeños empresarios, estudiantes, turistas, emprendedores, deportistas y algunos enfermos, miraron desde la reja de la funeraria. No fueron recibidos porque el acto era exclusivo para quienes tenían la venia de la curia de Miraflores.
            El cementerio estaba repleto de desconocidos, jóvenes que quisieron en algún momento optar por los beneficios de las divisas preferenciales para importar bienes para un futuro negocio. Pero no, la cosa se quedó en un cerro de carpetas que introdujeron en el banco. Y por más que estiraron los ahorros y hablaron con medio mundo, la cosa no resultó porque se priorizó a los “sectores estratégicos” donde solo entran los grandes cacaos del gobierno.
            Una señora se le escapó a los soldados de la Casa Militar, y aprovechó su ingreso en el cafetín para degustar del banquete que se daban unos pocos con productos importados, comida muy fina que por un par de años no se ve en los anaqueles de los supermercados.
            Costase lo que costase, el Presidente había dado la orden horas atrás de velar rápido el cadáver. Tenía días agonizando mientras Maduro, Cabello, Ramírez, Giordani, Fleming y Merentes, organizaban el reemplazo de quién había sido miembro de número de la agenda económica nacional.

II
Fulanito, hijo de Fulano, asiste de corbata y paltó en representación de su familia al triste encuentro fúnebre que ofrece el gobierno en honor a la trágica desaparición de Cadivi. Fulanito es propietario de una emergente pero potente empresa dedicada al mantenimiento de avionetas privadas en el aeropuerto de Maiquetía. Abandonó la oficina por unas horas para cumplir y guardar las apariencias.
Al igual que muchos, está desorientado por el fallecimiento de la institución, puesto que sus finanzas dependen de los dólares a 6,30 Bs. que ha podido adquirir gracias a sus clientes compinches que le hacen palanca con el ente emisor. En la entrada, un obeso confianzudo, portador de corbata roja y un carnet igual de colorado, propietario de tres de las más importantes unidades en la flota que mantiene Fulanito, lo consuela: “tranquilo camarada, aquí no sueltes el llanto. Ahórrate los lamentos porque tú estás en la jugada y así Cadivi quede sin silla en este mundo, nosotros seguiremos entregándote las divisas a 6,30 Bs. porque tu papá pertenece al primer anillo”.
Fulanito se va tranquilo y marca por teléfono a Fulano. Insiste. Su padre no atiende, acaba de salir de una importante reunión en la que se fijan las metas para el 2014 de la ahora bajo perfil Gran Misión Vivienda. Es constructor y su emporio está dedicado a este programa oficial desde su inicio, últimamente ha tenido poco trabajo. Con los recursos que recibe, percibe cuantiosas ganancias y está encargado de financiar las Unidades de Batalla del PSUV en dos estados del centro del país.
Fulano olvida el celular y no atiende a su hijo, sale de inmediato al funeral. En el cafetín de la funeraria divisa a sus socios. Ahora no portan franelas, jean y lentes de sol como antaño, lucen atuendos más refinados porque fueron electos alcaldes de algunos municipios donde el partido de gobierno se impuso con facilidad, a realazo limpio. “Nosotros, los grandes cacaos, no sé qué hacemos aquí en esta lloradera de estudiantes, turistas y empresarios escuálidos, apátridas todos. Los dólares están seguros para los que trabajamos en Revolución. Acabo de hablar con Vencemos, las plantas están desviando el cemento porque los militares son los nuevos gerentes de todo eso. La mujer de Jaua no tiene a nadie ahí. Mejor vamos a ver con cuánto le entramos a esos tipos que no se andan con juegos, en vez de andar en este luto”, expresa Fulano a sus compañeros.
Una señora cuyos hijos estudian en el extranjero gracias a las divisas que compraba a Cadivi, lo increpa y le dice: “Qué sabroso, usted el gran cacao. ¿Acaso sabía que eso se podía decir antes cuando producíamos café? Ahora el guayoyo que me tomo es de no sé dónde, menos de aquí. Mis hijos se fueron pa´fuera porque estudiando Ingeniería Química aquí en Venezuela los robaron dos veces en los salones de la UDO, viendo clases. ¿No sabe que las empresas que producen alimentos, equipos de salud, ropa, repuestos de carros, tienen semanas comprando gotiaito en el Sicad? ¡Qué mantequilla!”.
Fulano responde: “Pero bueno señora. Yo también tengo un hijo que estudió aquí y tiene un negocio próspero gracias a que lo he ayudado. Usted está leyendo mucha prensa amarillista. Déjese de eso, el dólar seguirá a 6,30 Bs. para todos gracias al Presidente. ¡Hay dólar parejo!”. A lo que la señora, oriental y zamarra al fin, le suelta: “Claro, eso lo puede decir usted que está gordito, come las tres papas y de anteojito se nota que tiene real demás en los bolsillos. Pero dígame ¿cómo que 6,30 Bs? Cadivi murió, ahora queda ese Centro Nacional de Comercio Exterior que nadie conoce. Todo el mundo va al Sicad, que es lento y complicado, porque aquí no se produce nada y de ñapa los puertos están colapsados. A 11,30 Bs. ¿cuánto van a aumentar las cosas? Casi un 100% para iniciar el año que a esta altura no ha arrancado porque los comerciantes andan viendo pa´los lados con qué se comen las medidas de Maduro. Ah pero ustedes los del gobierno sí están tranquilos, porque tienen su mangote pate mingo, le caen a muela al pueblo. ¿Y el pendejo? Bueno que se las arregle, que compre paralelo a 12 veces el precio oficial.”.
“Señora el país vive una guerra económica. El Presidente tiene pura gente capacitada tratando de resolver la crisis que nos dejó la cuarta República. Lo de Cadivi es lamentable, nadie sabe ni cómo pasó”, sale al paso Fulanito en defensa de quien le dio la vida. La señora, consternada por escuchar semejantes rarezas, que hacen caravanas de ruido en su pensar, carea y remata: “¿Pero con quién hablo yo? Padre contratista, corrupto y financista del partido del gobierno. Hijo levantado a punta de enchufes. Ambos nuevos ricos, a ambos no les duele el país. Los dos saben que pase lo que pase nada les afectará. Pues déjeme decirles que a un pueblo organizado no lo detiene nadie. Y nosotros, los que nos quejamos, podremos tener mil y un dificultades, pero nos une el sentimiento de repudio a lo que ustedes, enchufados, aplauden de este desastre de gobierno. Buenos días”.
III
Al salir de la funeraria, una multitud perpleja observaba que este féretro no estaba acompañado por coronas ni flores. El equipo de protocolo prescindió de invitar a la iglesia y ni al cura de la parroquia avisó porque según ellos ese muerto ya no le importaba ni a Dios. En los bordes de la urna salían papeles y más papeles, formularios de los ahora “transitorios” trámites de Cadivi. Las perfumerías de los barrios en las capitales de Venezuela esperarán un par de meses para sacar aromas, velones y estampitas de San Cadivi, el nuevo miembro del ideario esotérico nacional.
En las bocinas de las radios se escuchaban los noticieros con el sonido del Vicepresidente  Arreaza: “El dólar paralelo será otro mal recuerdo de la burguesía”. Posterior a eso, economistas recordaban el desplome de las reservas internacionales y el repunte de la deuda con China que ya duplica los fondos que tiene Venezuela dispuestos para financiar deuda externa.
Dispuestos a acompañar el ataúd al campo santo, una retahíla de “raspa cupos” motorizados está dispuesta con carteles de “con mi cupo me mantenía”, “somos minoría, pero somos alegría”, “nada pudo con nosotros Cadivi Eterno”. Paradójico, pero aunque los viajeros fueron la gran minoría en la venta de divisas de Cadivi a los venezolanos, eran éstos los más consecuentes y dolidos por la pérdida de su fuente de sustento. Fueron sumamente perseguidos y requisados a lo largo de 2012 y 2013, pero nada los detuvo. Le ganaron todas las guerras al gobierno. Alguno comentó “hasta siempre Cadivi Eterno, nadie pudo con nosotros”. Otros más atrevidos exclamaron sin temer el cerco de seguridad que resguardaba la zona: “No investigaron los 21 mil millones de dólares que se perdieron en 2012 con el difunto Sitme. Nadie supo de eso, ni del rialero en divisas perdido en Pudreval y los aportes en dólares a los países amigos. Ah pero el pueblo tiene que pagar la devaluación con su bolsillo ¡Malandros!”.
Entre lágrimas y gritos el muerto llegó al cementerio. Sin un padre nuestro ni unas palabras. El entierro fue veloz. Un mateo en el que la boliburguesía no se conmovió y los más altos burócratas dijeron presente por mero compromiso. Esta vez el hombre del pajarito no se encadenó, VTV no apareció y los de Ávila TV estaban de vacaciones. Los medios de comunicación privados no pudieron pasar a cubrir la información una vez más. Solo quedó la expectativa de sus rosarios.
Así fue la muerte de Cadivi, un funeral en el que estuvimos muchos, para desgracia de Venezuela.



Ángel Arellano
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Diálogo y sus condiciones


          Del diálogo y su necesidad para hacer frente a la hostilidad que atraviesa la nación desde hace unos quince años no hay nada que agregar. La sociedad reconoce por abrumadora mayoría que para atender con eficacia la crisis política, económica y social en la que estamos sumidos, es obligatorio pactar unas normas mínimas de entendimiento con las que oposición y gobierno, las dos perfectas mitades en las que se divide la población venezolana, puedan hablar, convivir y trabajar en función del clamor popular.
            Tanto los oficialistas como sus contrarios se sienten asistidos por la verdad, pero al no existir un escenario para el careo de las ideas, los primeros recurren a la hegemonía mediática y la arbitrariedad para imponer sus tesis, mientras los segundos, disminuidos en televisión, radio, y prensa escrita, ventilan cuanto pueden a través de la concurrida ventana en la que se convirtió internet.
            Esta navidad para el venezolano estuvo llena de tristezas y miserias. Familias enteras que no completaron los ingredientes de las hallacas por la escasez o difirieron el Niño Jesús por los exagerados costos de los productos. Habrán notado que una vez transcurrida la jornada electoral del 8D, los electrodomésticos baratos desaparecieron y los precios exorbitantes siguen la escalada en un año en el que todo lo que se consigue es transitando los caminos verdes.
            Ante este panorama, minado de contradicciones para el ciudadano de a pie que solo entiende de su urgencia para llevar el pan a la casa y pagar las deudas, se viene planteando un escenario de “diálogo” en el que los gobernantes asisten a reuniones con la curia de Miraflores para articular líneas de gobernabilidad. Si bien es correcto apoyar cada paso que se de en beneficio de la reconciliación nacional, no es menos cierto que este “diálogo” se debe dar en igualdad de condiciones. Hemos sentido incomprensión en la comunidad nacional en cada reunión entre gobernantes opositores y gobernantes oficialistas, pues así como se hacen en la sede del Ejecutivo Nacional, a escala regional parece repetirse el “diálogo” sin problemas.
            ¿Por qué incomprensión? Es complicado para el común asimilar una conversación diplomática, aun cuando el país abogue porque sea en el mejor clima de cordialidad y respeto, entre los representantes de un Estado depredador que mantiene presos políticos, exclusión en las instituciones y programas sociales públicos, insuperables índices de corrupción, nepotismo y las peores cifras en homicidios, salud, inflación y escasez que gobierno alguno ha tenido en la República, con los líderes de una alternativa que aboga por el restablecimiento del estado de derecho, la separación de poderes, institucionalización y garantías democráticas, sin que para estos últimos se den algunos gestos que afiancen esa “paz” que el gobierno aparentemente anhela. ¿Cuáles son estos gestos? Liberación de Simonovis y otros presos políticos del régimen, acuerdo para el respeto de la libertad de prensa, espacio para los opositores en medios de comunicación públicos, presidencias en comisiones de la Asamblea Nacional de acuerdo a la proporción de escaños, supresión de los gobiernos paralelos, entre otros primeros compromisos.
            De lo contrario, ¿cómo reconocer que la iniciativa del gobierno atendida por la oposición tendrá mayores resultados que algunas obras públicas en municipios y estados? Es difícil. No para nosotros que día a día militamos en la incansable lucha por un mejor país, que podemos comprender las penurias que supone hablar por primera vez con una sorda burocracia que por un lustro se mantuvo totalmente cerrada en su clero, sino para ese vecino, ese venezolano que siente que sus problemas más sensibles (inseguridad, alto costo de la vida, apagones, desempleo) no están siendo atendidos por más que Miraflores decreta medidas, promulga leyes y encadena a diario.
            Es menester para la Unidad, dentro de su estrategia de proyección en el tiempo, exigir estas condiciones, velar porque se cumplan y nutrir de coherencia su mensaje nacional. De lo contrario, se abonará el terreno al gobierno para la apretada crisis que se mantendrá durante todo el año. Vienen situaciones sumamente espinosas, calamidades económicas que marcarán la primera mitad del siglo. Se necesita una oposición operativa, articulada en toda la geografía y que proponga soluciones desde el parlante internacional hasta el radio bemba del barrio. No nos encantemos con espejitos, hay que luchar.


Ángel Arellano
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Una nueva oportunidad




Carreras, dolores, tristezas, colas, abusos, demoras, pobreza. Somos un país pobre, muy pobre. Tan pobre que nuestro sistema de salud pública se ha reducido a un conglomerado de insuficientes centros hospitalarios distribuidos en algunas localidades y ciudades de la nación con una carencia abrumadora en insumos, equipamiento y personal. Asusta.
Aun cuando los profesionales de la medicina trabajan de manera descarnada para solucionar las emergencias que llegan a cada minuto en las pocas camillas disponibles, el sistema no se da abasto y solo queda el regazo de la espera impotente, el sufrimiento de quienes no pueden hacer nada para mejorar su situación en ese momento titular en el que la anatomía de un segundo puede contener una lesión permanente o la muerte.
Esta conjetura la hago al ser protagonista de una emergencia, una víctima más de un Estado que desmanteló su arquitectura de prevención, asistencia y apoyo a quienes sufren un accidente.
San Agustín de Caripe, al norte del estado Monagas. Un poblado fresco, pujantemente agricultor y repleto de una belleza natural que atrae a tanta gente como quepa en sus numerosas cabañas, hoteles, posadas y pensiones. Partí con mi familia el 28 de diciembre rumbo a ese destino, atravesando el convulsionado pueblo de Caicara de Maturín que para esa fecha celebra con bombos y platillos la fiesta del Mono de Caicara.
Visitamos la Cueva del Guácharo, el primer monumento nacional venezolano, descubierto por Alejandro de Humboldt en 1799. El 29 en la mañana, a poco más de un kilómetro de este fantástico lugar, una empinada curva pudo más que el agarre del vehículo que manejaba y caí en un pequeño barranco de unos tres metros de profundidad. Apenas la velocidad era de unos 15km/h. El pavimento húmedo, cubierto por un pequeño rocío mañanero en todo el sector. 8:45am. Luego el perito de tránsito informaría que el asfalto tenía aceite producto de las numerosas gandolas y camiones de carga que a diario transitan la zona. Al sitio le dicen “el estacionamiento” porque a cada rato caen carros en el lugar.
El aparatoso golpe permitió que rompiera el parabrisas con la cabeza y me golpeara la boca con el volante. Sin embargo, más por obra de Dios y la fuerza de la fe que por razones físicas, el carro no se volteó ni perdí el conocimiento. Mi compañera, el gran apoyo al igual que mi familia en toda esta prueba de vida, solo sufrió unos golpes menores propios del fuerte impacto.
A metros de distancia, quizás 200 ó 300, los precipicios eran de cientos de metros. Sin duda caer por cualquier otra curva significaría no estar aquí contando mi historia. En el hospital de Caripe, a 4km del accidente, la emergencia lucía desmontada. Corrí con suerte de conseguir una camilla, porque a minutos de llegar, los pacientes debían esperar sentados o de pie. Con gran disposición y profesionalismo me atendió un joven 4 ó 5 años mayor que yo, médico de la Universidad de Oriente. Un medicamento para el dolor y gasas para contener la sangre fueron los acompañantes para el trasladado en una camioneta particular a Barcelona, pues el centro de salud de Caripe no contaba con ambulancia para llevarme, y en Maturín, la capital más cercana, era muy probable no conseguir en esa fecha un cirujano maxilofacial que me operara.
Al igual que tantos venezolanos que no pueden ser atendidos en los hospitales públicos y carecen de seguro médico, me tocó ir a una clínica anzoatiguense en la que gracias al aporte de toda mi familia pude cubrir mi intervención quirúrgica de emergencia. Elevado presupuesto, no hay clínica barata por más guerra que el gobierno haga al sector privado. ¿Quién es el gran responsable de que el sistema de salud pública esté en el piso?
Mi mamá, mi padrastro, hermana y un primo político, esperaron hasta las 5:30pm en el lugar del siniestro. Ya oscuro y con frío, una grúa de Clarines, que andaba por Ciudad Bolívar, se acercó a Caripe para trasladar el carro hasta Barcelona. Hubo que ir a buscar a los fiscales de tránsito, quienes sin material, pero pidiendo un incentivo económico, asentaron como pudieron la novedad.
10:40pm y desperté de la anestesia. La operación fue un éxito gracias a Dios. Mi familia apenas había tenido chance de bajarse de la grúa en Barcelona para verme. Lágrimas de tristeza por el momento en navidad, y lágrimas de felicidad porque estaba con vida y bien de la cirugía.
Han pasado algunos días y quienes nos gobiernan hablan de que vivimos inundados en regocijo. Venezuela el país más feliz de América. Sin ambulancias, asistencia vial, insumos, equipamiento, especialistas médicos y con una inflación que se traga cualquier ahorro en momento de una emergencia.
Quiero agradecer a todos los que apoyaron, a quienes estuvieron pendientes, a todo aquel que colaboró para superar esta situación. Dios nos da esta oportunidad para seguir luchando, este país tiene que cambiar y para eso nos tiene a nosotros. Adelante.



Ángel Arellano
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A Dios gracias



         Cumplidos los 16 años me acomodé con mi banda de rock en un pequeño apartamento de la Av. Fuerzas Armadas de Caracas, con las suficientes ganas para probar suerte en la capital y llegar a grabar un primer trabajo discográfico. El objetivo fue poco a poco abriendo puertas, sin embargo, consideré que este aventurado grupo de adolescentes de Clarines necesitaba mantenerse en un segundo plano y me instalé en Barcelona a estudiar periodismo. De esas andanzas capitalinas en las que aprendí a vivir solo, independiente, o quizás, autosuficiente, comencé a tener una nocturna comunicación con Dios a través de mis oraciones.
            Desde ese momento no he pasado una noche sin pronunciar el Padre Nuestro, persignarme con la señal de la cruz y agregar varios Ave María y Credos que me ayudan a comprender la magnitud de nuestra misión en el mundo como ciudadanos. Soy católico, por nacimiento y creencia. No me he quedado en la exclusividad de la misa del domingo o en el tránsito persistente de los pasajes bíblicos. Siempre he llevado conmigo, como doctrina principal, que entender al cristianismo, aun cuando se profesen abiertas diferencias por todos los casos negativos y referencias históricas conocidas, es deber de la humanidad. Aplaudo la diversidad de religiones, amo el respeto entre hermanos así como la libertad de pensamiento pues todos tenemos un espacio en el Universo.
            Busqué en los pasadizos más recónditos de mi mente un concepto para mi texto de fin de año. Alguna historia que agregar al sumario de denuncias y reflexiones que hacemos como aporte a una sociedad necesitada de jóvenes luchadores. El último artículo de este atormentado 2013 colmado de tensiones y retos por demás pendientes para una jornada que ya sin comenzar se presenta como decisiva: el duro calvario de 2014.

Lo encontré (el concepto) luego de sufrir un accidente de tránsito este 29/12/2013, e inmediatamente, al salir de alta del centro hospitalario, quise escribirlo. Vaya paradoja, Ángel: ¿ha sido necesario una experiencia terrible para dedicar unos párrafos al Creador? Pues siempre me he mantenido en contacto con él. No sólo como instancia para drenar mis dimes y diretes propios de un febril joven que se forma en la causa democrática para ayudar a su necesitado país, sino como terreno de la consulta para obrar en el bien y en el mal, en lo terrenal y espiritual. Dios está contigo en todas partes. Dios te observa pero también está en las experiencias que acumulas, sean tristes o alegres, aleccionadoras o fatales.
Cruzando una curva en la bajada de San Agustín de Caripe, en la vía de la Cueva del Guácharo, en el estado Monagas, mi carro se coleó y cayó por un pequeño farallón de unos tres metros. 9:00am. Gracias a Dios y a la Divina Providencia no pasó a mayores. El saldo fue una cirugía de emergencia en Barcelona cuyo protagonista como paciente es quien les escribe, una compañera que por amor a la Virgen del Valle sólo sufrió unos moretones y un vehículo con algunas averías que se pueden resolver (con la paciencia que amerita encontrar los repuestos). A pocos metros de esa corta caída, los barrancos eran de unos cientos de metros. Debo agradecer enormemente al Señor que me permitió quedarme en este mundo para seguir aportando a nuestras luchas y encarrilarme aún más en el camino del bien y en el de la prédica del ejemplo, la única herramienta cultural con la que podemos ser cada día mejor sociedad.
En nuestro próximo artículo estaremos enviando una crónica, seguramente mejor explicativa, de este hecho que sin duda, ha marcado mi vida, la de mi familia y amigos. A Dios gracias por seguir aquí. A todos quienes estuvieron pendientes en esas horas de emergencia y angustia, saben que ya contaban con una silla en mi corazón y que se mantendrán ahí por siempre. No quise despedir este año sin enviar este texto, y aunque probablemente muchas redacciones estén de vacaciones o trabajando a media máquina, el compromiso es ser siempre una firma más por amor a Dios, Venezuela y todo nuestro pueblo. Amén.



Ángel Arellano
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La estrategia de la MUD


          Semanas luego del evento electoral del 14A se planteó en el escenario político una bifurcación en la corriente democrática. Una tendencia muy marcada por la lucha de calle insistió en mantener organizada la protesta pacífica pero firme en Caracas y las regiones del país, y otra, más conservadora y apegada a unos valores institucionales inexistentes en la Patria del “sálvese quien pueda”, apeló por plastificar en la opinión pública la acción del cacerolazo y dejar la pelea en contra del ventajismo y el fraude disminuida a los espacios de las redes sociales. La última ha sido la implementada como es evidente.
            Las consecuencias fueron cortoplacistas. Con el pasar de los días el gobiernito del ilegítimo “mientras tanto” se convirtió en el formal gobierno de Maduro que sigue mandando en la estropeada nación de Bolívar. Después de abril la caída de los niveles de aceptación del hijo de Chávez y de su camada burocrática fue feroz. Cada apagón, cada cola, cada motín en una cárcel o cada escándalo de corrupción pasaba directo a la cuenta de Maduro quisiera la oposición o no. Comenzó a develarse una pujante necesidad popular de culpar al mandatario y a su tren ejecutivo de cuanta situación negativa se presentara en el país, cosa que no pasó con Chávez porque los perdigones los recibía a duras penas “el entorno malévolo”.
            Así pues, mientras el hombre del pajarito llevaba más palo que una gata ladrona, las tinieblas de Miraflores tejían la compra masiva de medios de comunicación antagónicos a sus intereses como prefacio a la “ofensiva económica”. Los boliburgueses, bolichicos, pdveseros, cadiveros y enchufados en general, sacaron su poquito de petróleo guardado y adquirieron empresas de la información que cual cochina en dominó han puesto a la orden del Sibci y ahora también el Cesspa. Capriles quedó sin micrófonos en sus conferencias y apeló por la prensa internacional y el internet, aunque en Catia, La Charneca o Tronconal no sean asiduos lectores de las notas de la AFP o usuarios de las plataformas streaming. Quedó la oposición sin cañones mediáticos como Globovisión, que con una transmisión en vivo desde un encendido mitin o una marcha caraqueña, le encendía la sangre a todo aquel que quiere salir de esta pesadilla.
            Dada esta situación incómoda, de inestabilidad total para un régimen que no terminaba de cuajar incluso en sus propias entrañas, la MUD abogó por desactivar la lucha en la calle y preparase para una batalla electoral que ha sido, para no desojar la margarita, la más repugnante, injusta y desigual de toda nuestra historia democrática. He ahí cuando en su intento suicida de legitimación, el cartel de Miraflores apuesta “all in” a sus cartas e introduce la “ofensiva económica”, estrategia que dejó en exposición al mundo lo más bajo del ser venezolano: votamos por una tv pantalla plasma, no por un mejor país.
            Sin embargo, la Unidad ha debido mantenerse en la calle en una sesión permanente de protesta, para de participar en la elección local, llegar al 8D con un país encendido en descontento de cabo a rabo.  Sin duda el resultado hubiese sido distinto, más catastrófico para los delincuentes del gobierno. Con la participación el 8D se legitimó al CNE, por tanto era necesario que la MUD barriera la elección con mayor número de alcaldías y no disfrazar lo obtenido en un gran logro que quienes tenemos un centímetro de criterio sabemos que no es así.
            A nuestro parecer se perdió la interpretación real de la coyuntura dando paso a un divorcio entre contexto, estrategia y resultados. De nada vale pelear y pelear si tus ganancias son similares o “un poco mejor”. Eso desmotiva, desmoviliza, apacigua la llamarada. Un conocido luchador colocaba en Twitter hace un par de días: diferencia PSUV-MUD en regionales 2008 fue de 9,8%; ahora en 2013 7,3%. ¿Eso quiere decir que en 2017 se mejorará en las locales 4,5% y en el 2021 2%? Los cálculos de la MUD no pueden ser una progresión aritmética, la nación amerita de cambios tajantes como el resultado de septiembre de 2010 en la AN o el 14A. Ganar y cobrar. Y como sabemos que la MUD puede ganar pero estos vándalos no dejaran cobrar la victoria, como alternativa está la calle, para defender constitución en mano la voluntad de la gente. Es la humilde reflexión de un militante de la democracia. RENOVACIÓN, ahí una de tantas claves.



Ángel Arellano
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