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lunes, 27 de febrero de 2012

Siguen los derrames

En menos de dos meses son cuatro los derrames petroleros que se han presentado en el oriente del país. Tres en el estado Monagas y uno esta semana en el municipio Freites, en el corazón de Anzoátegui.

El combustible esta vez se esparció por el Rio Guanipa, dejando sin agua para agricultura a las comunidades indígenas de Tascabaña I y Tascabaña II.

Aunque la estatal Pdvsa une esfuerzos con los Consejos Comunales de la zona para sanear el lugar y estiman en un mes tener la situación ambiental totalmente controlada, siempre queda por fuera de la noticia el impacto a la naturaleza y sus terribles consecuencias.

Muere la fauna y la flora, el lugar queda desolado y contaminado por varias decenas de metros cuadrados. Ya no hay historia que contar en esa extensión de tierra porque la ineficiencia de quienes manejan la primera empresa petrolera de Latinoamérica, no se ocupó de sus oficios sino del proselitismo de cara a octubre.

No fue una pequeña mancha la que cayó en las aguas del Río Guanipa, así como en el Río Guarapiche tras la explosión del centro de extracción de crudo de Jusepín, son metros cúbicos de petróleo extra crudo que destruye el ambiente “a paso de vencedores”.

De tener los campos de Freites y todo oriente un tribunal, seguramente fueran destinados a prisión quienes no realizan mantenimiento, seguimiento y monitoreo permanente a estas situaciones.

A través de los medios de comunicación social el gobernador indígena de Tascabaña II, Javier Martínez, dijo que la fuga fue ubicada por la comunidad 10 antes de rastrearse su llegada al Río Guanipa. ¿Nos sirve eso como prueba de lo que argumentamos?

Los derrames y las fugas de gas en la zona oriente están escribiendo una historia en la vida de Venezuela relacionada directamente en cómo la ineficiencia gubernamental está acabando con la industria que produce más del 80% de los recursos que posee esta nación.

La explotación mineral es sólo un detalle cuando comenzamos a revisar los folios de ineptitudes suscitadas a lo largo de estos 13 años como el regalo de cientos de miles de barriles a Cuba, cual cajita feliz fuera, y el apabullante caso del coque y el azufre en el Criogénico de Jose, también Anzoátegui, por mencionar meros ejemplos.

El chavismo ha querido capitalizar algo de lástima con la enfermedad del Comandante, a quien todos le deseamos una pronta recuperación y mucha salud, pero el desastre ambiental que está viviendo el país no tiene límite con respecto al manejo a ciegas que tiene Pdvsa.

Los vientos de cambio ya vienen, necesitamos profesionales en los debidos puestos de mando del Estado y no taxiando o en el exterior. ¡Aquí sí hay con qué!

Ángel Arellano

Twitter: @angelarellano

asearellano@yahoo.es

www.angelarellano.tk

El nuevo río negro

Más de 15 días tiene el mayor desastre ecológico ocurrido en el oriente de Venezuela, justo en el centro de extracción de crudo de Jusepín, en la zona oeste del estado Monagas. Unos 40 kilómetros de agua se volvieron negros en el Río Guarapiche, principal surtidor de agua a Maturín, llegando a otros afluentes y zonas rurales adyacentes las cuales han quedado sin el servicio hídrico indefinidamente.

Este derrame petrolero es el tercero en dos meses ocurrido en Monagas. Los otros dos fueron de menor impacto comparado con el actual que ha convulsionado a la opinión internacional por sus catastróficos alcances.

Se dio a conocer a través de medios de comunicación locales que los trabajadores del centro de extracción, así como el personal calificado para manejar la emergencia, se encontraban ese 4 de febrero (día de la explosión en Jusepín), en Caracas, participando en los actos de conmemoración del Golpe de Estado de 1992 convocados por el presidente Hugo Chávez.

Inmediatamente comenzó una serie de cadenas en las que El Comandante hablaba de todo un poco, menos de las soluciones para esta tragedia ecológica.

La dinámica de los carnavales, los ataques continuos del chavismo a Henrique Capriles Randoski y las elecciones de la MUD, cuestionadas inclusive por Tibisay Lucena desde la tribuna televisiva del redentor José Vicente Rangel, dieron de qué hablar mientras en el bajo de Guarapiche cientos de voluntarios luchan cada minuto para frenar la calamidad a la que fueron sometidos indirectamente por el proselitismo chavista.

En un país serio el Presidente de la República se hubiese trasladado al sitio a verificar los trabajos pertinentes y colaborar de la mano con la empresa privada y colaboradores de la estatal Pdvsa, para sacar a la comunidad de Maturín de la inhumanidad de no contar con el servicio de aguas.

Pero esto no sucede en Venezuela. Es preferible posicionar en el raking de la opinión pública la palabra “Majunche”. Inéditamente Chávez asegura mejorar su estado de salud queriendo demostrarlo en largas alocuciones donde no se mueve más de un par de metros en escena.

El resto del mundo sigue girando y ven, al igual que nosotros, con preocupación lo que sucede en Maturín, las consecuencias a largo plazo y el funcionamiento de la explotación petrolera a lo largo y ancho de la nación.

Falta orden y disciplina y para eso hace falta salir de esta calamidad. En octubre nos encontraremos para cambiar.

Ángel Arellano

asearellano@yahoo.es

WWW.ANGELARELLANO.TK

Twitter: @angelarellano

El nuevo río negro

Más de 15 días tiene el mayor desastre ecológico ocurrido en el oriente de Venezuela, justo en el centro de extracción de crudo de Jusepín, en la zona oeste del estado Monagas. Unos 40 kilómetros de agua se volvieron negros en el Río Guarapiche, principal surtidor de agua a Maturín, llegando a otros afluentes y zonas rurales adyacentes las cuales han quedado sin el servicio hídrico indefinidamente.

Este derrame petrolero es el tercero en dos meses ocurrido en Monagas. Los otros dos fueron de menor impacto comparado con el actual que ha convulsionado a la opinión internacional por sus catastróficos alcances.

Se dio a conocer a través de medios de comunicación locales que los trabajadores del centro de extracción, así como el personal calificado para manejar la emergencia, se encontraban ese 4 de febrero (día de la explosión en Jusepín), en Caracas, participando en los actos de conmemoración del Golpe de Estado de 1992 convocados por el presidente Hugo Chávez.

Inmediatamente comenzó una serie de cadenas en las que El Comandante hablaba de todo un poco, menos de las soluciones para esta tragedia ecológica.

La dinámica de los carnavales, los ataques continuos del chavismo a Henrique Capriles Randoski y las elecciones de la MUD, cuestionadas inclusive por Tibisay Lucena desde la tribuna televisiva del redentor José Vicente Rangel, dieron de qué hablar mientras en el bajo de Guarapiche cientos de voluntarios luchan cada minuto para frenar la calamidad a la que fueron sometidos indirectamente por el proselitismo chavista.

En un país serio el Presidente de la República se hubiese trasladado al sitio a verificar los trabajos pertinentes y colaborar de la mano con la empresa privada y colaboradores de la estatal Pdvsa, para sacar a la comunidad de Maturín de la inhumanidad de no contar con el servicio de aguas.

Pero esto no sucede en Venezuela. Es preferible posicionar en el raking de la opinión pública la palabra “Majunche”. Inéditamente Chávez asegura mejorar su estado de salud queriendo demostrarlo en largas alocuciones donde no se mueve más de un par de metros en escena.

El resto del mundo sigue girando y ven, al igual que nosotros, con preocupación lo que sucede en Maturín, las consecuencias a largo plazo y el funcionamiento de la explotación petrolera a lo largo y ancho de la nación.

Falta orden y disciplina y para eso hace falta salir de esta calamidad. En octubre nos encontraremos para cambiar.

Ángel Arellano

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Votamos y ganamos

12 de febrero de 2012: día de la juventud. Amaneció claro y despejado. La lluvia se hizo a un lado para que transcurriera sin complicaciones el día más importante y significativo para la Unidad Democrática.

Los opositores salieron a votar temprano, otros a movilizar a su gente. Lo cierto es que nadie se quedó en su casa sino que Venezuela apostó a romper con esa maldición que quiso echar Chávez sobre nuestro pueblo, sentenciando una participación de las Primarias de Unidad menor a un millón y medio de electores.

El tiro le salió por la culata al régimen y tres millones de ciudadanos fueron a los centros de votación, hicieron su cola y ejercieron su derecho. Un estupendo resultado, para nada estimado por la MUD: siempre se previó sacar entre dos millones a dos millones y medio de votos.

El victorioso con un 64% del apoyo de los electores, fue Henrique Capriles Radonski; venezolano, político, demócrata y Gobernador actualmente del estado Miranda. En segundo lugar con el 30% está Pablo Pérez, ratificado en el estado Zulia como gobernador por la mayoría absoluta de las personas que salieron a votar en este gigante del occidente.

Antonio Barreto Sira fue el gran ganador de Anzoátegui y con él, candidatos a alcaldes que tienen la labor de hacer fórmula unitaria para concretar una victoria el próximo 7 de octubre.

Es menester mantener el criterio de equipo que la MUD con todos los obstáculos que siempre se presentan, ha consolidado. Los votos hablan por si solos. Aplaudimos el desempeño de la gente, sobre todo los jóvenes que en su aliento de preservar una esperanza para el futuro, se fajaron en los centros de votación, colas, lugares abarrotados de personas, para llevarlos a votar.

Esa fue la idea de estas primarias, exponer la maquinaria de la Unidad. Ya el chavismo sabe que hay tres millones de venezolanos que se atrevieron y que en octubre llegará el cambio que necesita este pueblo. El barco no se hunde para la esperanza, se hunde para los traidores que nos prometieron una revolución y crearon fue pánico en una sociedad sumida en la inseguridad.

Ángel Arellano

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Las banderas del 12 FEB

Las velas del barco no están desgastadas y aun queda mucho por recorrer como nación en momentos de cambio. Las transformaciones llegan para quedarse a partir de octubre y toda la esperanza se enrumba hacia el desarrollo y el bienestar.

Es menester no hacer de las Primarias un encuentro sangriento, donde titanes se enfrentan a muerte para que gane el más robusto estratega movilizador del voto. El domingo 12 de febrero, en conmemoración a la juventud luchadora, tiene que ser una justa democrática, pacífica, de alegría para toda Venezuela.

Prohibido caer en tentaciones de peleas y disputas, porque a lo largo de estos meses de campaña las reglas las pusimos nosotros, y nadie más que nosotros. Entre bomberos la manguera tiene que ser bien utilizada para apagar el incendio, no para avivar un descontento hasta ahora inexistente.

La gente en la calle está feliz porque este proceso de medición natural donde todos participarán, será un filtro de la MUD para llegar a octubre con valentía y coraje demoliendo mitos y leyendas.

En el país hay una juventud que debe ser garante de la paz, de la tranquilidad entre postulados a municipios, estados y la presidencia misma. El compromiso es grande puesto que el 13 de febrero la sociedad entenderá que estamos avanzando políticamente en el sector democrático y eso se tiene que evidenciar en triunfos para lo posterior, venciendo el miedo que equivocadamente quiso sembrar el chavismo en nuestros votantes.

Los jóvenes entendemos que la opción para Venezuela debe tener dos banderas fundamentales para la recuperación de la libertad: trabajar incansablemente por la descentralización y no querer atornillarse en el poder. El personalismo debe morir el 7 de octubre y con él las aspiraciones de muchos de querer eliminar la Boliburguesía para que otras cúpulas empresariales gobiernen. Eso es rechazado y para la Unidad lo principal es la cohesión de todos los factores por el bien común.

Esta opción de la que escribimos se ve representada en Pablo Pérez, un hombre tenaz y conocedor de la materia pública, con una elogiable gestión en el estado Zulia y un proyecto que es acompañado por esos jóvenes que le dieron un nuevo aliento a la nación desde la victoria del 2 de diciembre en 2007.

Los universitarios, los estudiantes de bachillerato, los recién graduados y profesionales, así como los que están a la espera de una mano amiga para estudiar y ser más productivos, ven en Pablo Pérez un ciudadano capaz de conseguir una victoria rotunda para la República y la democracia en octubre. El destino es nuestro, salgamos este domingo 12 de febrero y participemos por un futuro seguro.

Ángel Arellano

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