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lunes, 24 de diciembre de 2007

Vista actual del Movimiento Estudiantil: crítica a las “Aspiraciones políticas”


Una vez más el ansia de poder hace delirar a políticos y dirigentes “opositores” en el país. Con el acercamiento a las elecciones de alcaldías y gobernaciones que serán, supuestamente, en octubre de 2008, salen a la palestra pública las múltiples divisiones del bloque “opositor” de Venezuela, mostrando su cara egoísta y buscando el derrumbe de espacios políticos vírgenes de lucha que se han creado con mucho esfuerzo.

Dentro de estos espacios se encuentra el contundente Movimiento Estudiantil que se aferró desde el 28 de mayo de 2007 a integrarse a la protesta para crear un cambio social que ayudara a la armonía y la estabilidad en la nación. Una vez engendrada la semilla del descontento en las universidades con el anuncio atropellánte del cierre de una planta de televisión privada, los estudiantes de todas las casas de estudios superiores del país esperaron el ejecútese del cese de la señal para hacer suyas las calles y avenidas y cosechar el aroma de negación a la orden represiva que tomaba el ejecutivo nacional en represalia a una ventana abierta a la crítica de su mandato y acción de gobierno.

Con discriminaciones, golpes, químicos, represión policial y militar se quiso hacer sucumbir el llamado generalizado a manifestarse, pero el gobierno no logró callar las voces universitarias. Muchos fueron los heridos y siguió el Movimiento Estudiantil con la vista en el cambio, tan o más libre que en mayo de cualquier lineamiento partidista u orden ligada al poder.

Transcurrían los días de octubre cuando el Movimiento Estudiantil, ya con una “organización” a duras penas establecida en asamblea (el Parlamento Joven Estudiantil de Venezuela) se trazaba otra meta: el no a la Reforma Constitucional que presentaba el Presidente de la República, Hugo Chávez, y la Asamblea Nacional. En el comienzo de la campaña universitaria en contra de la Reforma se hacían ya muy visibles las esporas de los partidos políticos del bloque de la “oposición” en la vocería del Movimiento. A éstos partidos se les agrega un nuevo aliado (el partido pro gobierno PODEMOS) que se posicionó en un principio en desacuerdo con la propuesta.

Los partidos “opositores”, en su mayoría ideólogos de la derecha, los cuales, pese a su egoísmo, intereses y nefasta praxis política, que los ha llevado a una y otro derrota contra este régimen de discriminación social y corrupción, integraron sus fichas juveniles en el boom que era la dirigencia estudiantil para ganar un poco de publicidad y hacerse con unos militantes frescos que pudieran acoger las líneas de su organización. Con comidas, camisas, fiestas y, en el peor de los casos, dinero, buscan ganar la confianza de “dirigentes estudiantiles” para incluirlos en la red sin salida que es una tolda política “opositora”.

Estar siempre pendiente del grupo de jóvenes que “mueven” las escuelas en las universidades para ofrecerles “regalitos” parece el objetivo principal que se planteó todo partido “opositor” al comenzar la manifestación por el no a la Reforma. Luego de la victoria conseguida gracias al exhaustivo trabajo para impedir la acreditación a la dictadura los cargos en organizaciones y ONGs, talleres de liderazgo y vocería para convertirlos en los “líderes del mañana”, viajes a reuniones y conferencias sobraban para todo aquel estudiante que decidiera cuadrarse con el partido que le pareciera más atractivo (toda una gama de colores, estilos, pero no de realidades). Comenzó a desempolvarse el sentimiento lucrativo que guardaba mucha gente. Se escuchaba en reuniones del Movimiento Estudiantil “nosotr@s sabemos que aquí todos tenemos aspiraciones políticas”. ¿Qué son las aspiraciones políticas? Conseguir el lucro después de un trabajo colectivo. Olvidarse de las personas que creen en un cambio social y que han dedicado tiempo de sus vidas en estudiar dichos cambios para poder, de la manera más propicia, aplicarlos en su comunidad por un bien equitativo, igualitario y justo. Olvidar las peleas, muertos y heridos que se sucedieron en Venezuela en reiteradas ocasiones para llegar a este momento de la historia. Lograr el clímax de la publicidad individual para luego aspirar a una jerarquía en la estructura del Estado. Y, en general, borrar la poca o mucha confianza que haya depositado alguien en otra persona porque simple y llanamente se dio cuenta que la otra persona esperaba salir airoso del trabajo realizado por todo el grupo.

No solo son jóvenes y estudiantes los que tienen y seguirán teniendo sus “aspiraciones políticas”, sino también, dirigentes de partidos políticos, empresarios, concejales, alcaldes, gobernadores entre otros “líderes” que apuestan a la división del Movimiento Estudiantil en muchas regiones del país para crear solo una vocería del mismo que responda a sus intereses y beneficios y robar el poder de convocatoria y credibilidad que con sacrificio y trabajo han cosechado los estudiantes de toda Venezuela. A muchos parecerá irreal pero es muy cierto, tan cierto que las divisiones en el Movimiento Estudiantil se ven… a leguas se ven. Ese Movimiento que nació y juró ser virgen y no responder a ninguna orden de factor de poder alguno se ve ahora afectado por sus “aspiraciones políticas” y no saben si irse con uno o con otro. Solo debe haber conciencia, equilibrio y consenso para poder dar un determinado apoyo (de parte individual) a persona o grupo alguno que lo requiera.

Para esta problemática existe una respuesta que es hasta más contundente que ella misma y es que es más grande el número de jóvenes estudiantes que creen en el Movimiento Estudiantil y lo apoyan por convicción revolucionaria y no por lucro, que las simples cáscaras que están para estampar su cara en un medio de comunicación o en una lucha colectiva. Y ese número es proporcionalmente una cifra a la cual jamás llegarán las marionetas que se venden a los partidos y organizaciones.

Los grupos de trabajo social y político deben surgir como respuesta a reacciones espontáneas, en este caso, del estudiantado, y no dejarse dirigir por nadie. Las jerarquías dentro de los colectivos sólo crean desigualdad, exclusión y, con el tiempo, fracturas que acabarán con la idea primaria por la que se partió la formación de éste.

La chispa que encendió la gran mecha que se llama Movimiento Estudiantil 2007 fue la inconformidad de los estudiantes y jóvenes del país que se hartaron del abominable sendero que trazaba Miraflores para tod@s nosotr@s y colocaron la vista en el cambio que diera felicidad, seguridad y progreso a la comunidad venezolana. El trabajo del Movimiento Estudiantil, luego de la no aprobación a la Reforma Constitucional es seguir creando espacios de lucha, crítica y debate social, colaborar con la sociedad en general sin parcializarse por uno u otro motivo y de ayudar al país en subir esos escalones que faltan para alcanzar la paz.

El Movimiento Estudiantil no se rebaja ante líneas partidistas ni intereses de nadie, no se arrodilla ante empresarios ni dirigentes políticos. El Movimiento Estudiantil mantiene su carácter fresco y fuerte con el que se inició en la travesía de la transformación en mayo de 2007. El Movimiento Estudiantil se respeta y se seguirá respetando.
Ángel Arellano
CI: 19.841.865
asearellano@yahoo.es

lunes, 12 de noviembre de 2007

LACAYOS DEL CAUDILLO


Haciendo un fiel retrato de la historia, en Venezuela se observa la consolidación de un partido que cubrirá todas las necesidades del régimen cuando su panorama político se vea un poco obstruido por la disidencia. Una mayoría asombrante de seguidores y admiradores del presidente de turno han tomado en cuenta, muy enserio, su legado y pensamiento.

En su discurso populista tradicional, Chávez, haciendo gala de todo su intelecto revolucionario, hace entender al público la “necesidad” de defender a muerte esta “revolución”. Habrá que tomar apunte dentro de las reuniones bolcheviques del PSUV u otros “colectivos” y “frentes bolivarianos” a fin, para ver que es lo que entienden ellos por defender una “revolución” o por llevar al país al Socialismo Bolivariano. Una revolución no es un proyecto de gobierno ni un eslogan político, tampoco es un toma y dame del situado constitucional para quedar bien con el barrio y los “sectores populares” (enteramente marginadas las personas de pocos recursos económicos con ese término). ¿Dónde está la revolución que humilla diariamente Chávez y su séquito de lacayos y ambriadores?

Una revolución no puede aplastar las diferencias de ideales o creencias: debe aprender a convivir con ellas para fortalecerse y crear un ambiente social más humano, seguro y justo. Los militantes del ideal chavista se han encargado en atacar despiadadamente a aquellos que se atreven a disentir, atropellando con la bandera del PSUV al que no esté deacuerdo en cambiar su dignidad por una bolsa de Mercal o un puesto en la atmósfera de trabajo “socialista”. Estos militantes que, al igual que la gran disidencia, pertenecen a los “sectores populares”, arremeten con armas y demás objetos que pueden acabar o desgraciar la vida a cualquier persona. Se entregan al nefasto plan bolivariano por un jugoso sueldo sin tener conciencia de la deshonra que esa actitud significa ante la palabra revolución. Y son incrédulos al pensar que sus vidas valen más que la remuneración monetaria que obtienen.

El culto a la violencia y a la muerte, auspiciado por el comandante en jefe, ha sido bien acatado por sus seguidores. Al igual que los bolcheviques acababan con los makhnovistas y anarquistas en Rusia, en Venezuela a los chavistas no les tiembla la mano para adjuntar improperios a los golpes y botellazos. Insultan a los estudiantes, padres y madres de familia con hijos presentes, señoras(es) mayores, jóvenes y pare usted de contar. No revisan su coeficiente intelectual a ver si aunque sea la nefasta reforma, que propone su líder, han analizado.

Hacen historia los estudiantes que salen a marchar recibiendo toda clase de bastedades al caminar y a todo esto vale agregar la siempre esperada represión policial. Al igual que en Rusia, los cuerpos de inseguridad del “Estado” llevan muy dentro de su chapa el acabar con las manifestaciones y alzas populares hasta extinguir la llama del descontento que la encendió. Pero, resulta, que son policías y no bomberos, la llama del descontento, la disidencia y la causa libre y justificada toda la vida estará ahí.

Siempre estaremos los militantes de la libertad y el ideario libertario para apoyar la causa de los que son atropellados y marginados por el gobierno de turno. Pedimos al comandante en jefe que deje de colocar el nombre de revolución a su aberrante proyecto de dictadura castrista porque le queda muy grande.

Ángel Arellano
CI: 19.841.865
asearellano@yahoo.es

lunes, 27 de agosto de 2007

(Especie de ensayo o artículo expresivo de gran envergadura)


Quién ha de imaginarse tanta belleza terrenal en un espacio tan pequeño. El caso de Venezuela es la completa excepción. La imaginación y la ambición más espeluznante de un artista nunca podrían con la tarea tan complicada de diseñar una naturaleza y unos paisajes de tanta preciosura como los vistos en éste país. La demasía y variedad de exóticas imágenes que quedan retratadas en nuestra mente por la hermosa tierra venezolana es inevitable. Pero en esta república tan bella, y con un pasado histórico que enorgullece a la América toda, existe un defecto como en todos lados: es uno de los países más violentos e inestables política, económica y socialmente en el mundo. El progreso de los gobiernos que sucesivamente han pasado a tomar las cadenas que “dirigen” a Venezuela, le han dejado, una y otra vez, profundos huecos o, mejor dicho, cráteres por donde brota a chorros sangre negra y roja.
A través de los años la desgracia del analfabetismo y la pobreza crítica ha inundado las barriadas y sectores residenciales de bajo capital económico. La salud y la seguridad, siendo derechos humanos, han sido pisoteadas hasta exprimir la última gota de dolor en los rostros de las víctimas y sus familiares. El asesinato, con el paso de los años, y de los gobiernos donde los peces gordos son los que están seguros, ha evolucionado al punto de ser común en una comunidad. El odio y la violencia que deja la ignorancia, son dos hampones que construyen estadísticas deprimentes y traumatizantes para los habitantes de Venezuela. La inseguridad ha llegado a un punto en el que es preferible no salir y morir de hambre a salir y morir tiroteado. La sangre es algo normal en el pavimento, y es éste, el único testigo de las muertes que ocurren a diario. No hay refugio para esconderse de asaltantes y homicidas. Estas personas, quienes a veces lo hacen por una necesidad que puede ser solventada de otra forma, no voltean a ver tus pasos ni lo que has vivido: en las calles lo único que interesa es lo que cargues puesto (ropa) o lo que cargues encima (dinero). Y, es el dinero el factor elemental en la masacre de los pueblos.
Aunado a éste fruto de la codicia y de la ambición llamado dinero, se encuentra la necesidad de unos pocos por obtener y conservar a cualquier precio un poder que es dañino para la sociedad. Sea poder económico, político, o cualquier otro existente, el poder es un mal que cuenta con los días de existencia de La Tierra y la humanidad. El poder nunca ha buscado una respuesta de ayuda para los pueblos ni para la naturaleza, su absoluta respuesta es solo él mismo: más poder. Y es el poder el causante de tanta desgracia y mala organización en la sociedad venezolana. Una sociedad completamente dividida entre burgueses y obreros, entre políticos y ciudadanos, entre adinerados y pobres, entre intelectuales e ignorantes, entre jefes y súbditos, entre líderes y seguidores,… entre explotadores y explotados. Ese puesto tan babeado por los pobres de corazón pero ricos en estrategias devastadoras, que mienta llamarse poder, es la silla que anhelan los que quieren lacayos. Son los esclavos, bajo las órdenes de su amo, quienes estiran por todo el país las cadenas de la opresión. Y es el amo, quien controlando el mando económico para después hacerse con el político, logra coronarse como “líder” (Presidente de la República Bolivariana de Venezuela).
Dentro del día a día del venezolano(a) aparece la necesidad de trabajar, de superación, de paz, de vivir y de libertad. Estas necesidades son las primordiales en cada ser humano que utilice la lógica como filosofía cotidiana. Un venezolano es valiente, arriesgado, aprovechador de las buenas oportunidades, encarador de las malas vivencias, espontáneo, luchador, pasivo en ocasiones y muy activo en otras, en general, es un ser humano dotado de aires que mueven mares y montañas. El venezolano pelea por lo de él y ayuda a otro a pelear por lo que cree de éste. Da la razón a quien considera buena persona y ayuda con la otra esquina de la pancarta cuando se necesita la protesta. El venezolano empuña el megáfono o sino grita con su compañero. Así somos… “resteados pa` lo que salga”.
Se considera necesaria la labor de manifestarse cuando se evalúa como negativa una situación en específica. La represión no se objeta en una acción donde se desee transformar algo visto como malo. Y es la represión, con su carácter destructivo y asesino, la que elimina esa decisión de colaborar con el progreso social. Venezuela ha sido el campo de batalla de miles de protestas (conformadas por la mayoría de la sociedad) que finalizan incrementando la tasa de mortalidad. El gobierno siempre tiene atado a su corbata un manojo de organizaciones la servicio del “estado” las cuales pintan sus normas como “protección social” o “defensa de la patria” y terminan acallando a las voces que sueñan con un cambio en su pedacito de tierra. Y son los que integran éstos entes “autónomos”, pertenecientes tanto como los manifestantes en cuestión, de una forma u otra, a la causa por la que se aclama, pero, luego de su ducha en la ideología “servicial y fiel”, olvidan sus principios y arremeten contra su mismo barrio, su mismo sector, su mismo pueblo: es la enfermedad del gobierno, del poder mal ejercido, del autoritarismo más feroz. Es el virus de la demagogia que ha infectado a la sociedad venezolana desde su nacimiento.
La protesta es el acto de “pegar un salto” por algo justo. La protesta justificada y pacífica es la acción más pura y significativa que colectivo o individualidad humana alguna tenga para expresarse: sin protesta no hay libertad, sin libertad no hay vida. El venezolano es reconocido manifestante de calle y un personaje que no tiene rodeos en alzar su voz entre los escombros del abuso y el maltrato para hacerse escuchar por más que corten sus cuerdas vocales. Recorre barrio por barrio y calle por calle buscando otros disidentes como él en su afán de cooperar con la sociedad. Reconoce que le sabiduría está en los altos cerros y no en las grandes edificaciones.
Tanta ha sido la trayectoria del reclamo en Venezuela que se hace un poco difícil explicar el por qué no gozamos de una plena libertad: todavía llegan gobiernos vestidos de palomas blancas hasta que exponen al público su boina militar y sus planes de ponerse cómodos en el poder. Hoy en día se plantea una estructura de gobierno y de estado novedoso y “revolucionario” sin usar correctamente el último término citado, estrangulando así, todo lo poco bueno que ha quedado de la historia en nuestro suelo.
Normalmente el venezolano es víctima de atropellos propinados por otros venezolanos (enfermedad del uniforme policial); robos, homicidios y violencia en general (enfermedad del hampa: mal estado económico y social); hambre, miseria, malos servicios y calle como casa (enfermedad de la inestabilidad económica y negligencia gerencial); ignorancia, analfabetismo, carencia de salud (enfermedad del “atraco” a la riqueza nacional sin mejorar la situación social), etc., etc., etc.... El venezolano es admirable simplemente por tener optimismo al vivir en tan deprimentes condiciones. No se necesita abundancia material para ser feliz, pero sí riqueza moral e intelectual para poder convivir en paz en una sociedad: los gobernantes carecen de eso.
En la cotidianidad venezolana se hace relevante la inestabilidad social en la que vivimos. La inseguridad ha tomado las calles desde hace años y las desgracias se ven cada día y cada vez en mayores proporciones. Los cementerios no se dan abasto para acumular tantos cadáveres y las funerarias no cuentan con la cantidad de urnas requeridas para acomodar a los fallecidos.
Cuando se pisa la tierra de una calle en un barrio venezolano se corre con el riesgo de salir robado, violado o muerto. La seguridad en Venezuela es simplemente un mito. Ni siquiera los estudiantes en sus casas de aprendizaje están a salvo de la enfermedad del hampa. Y, por lo tanto, en estas barriadas, donde también se cosechan culturas y saberes del pueblo, es común ver más de un funeral diario o más de una caravana de dolientes llorando por su difunto. Se hace desgarrador observar familias enteras que, aparte de sus pobres condiciones económicas para cancelar el tan arbitrario costo del servicio fúnebre, lleven a cuestas una inocente persona sin vida gracias al desborde delictivo. Nadie se salva del “malandro” ni del policía.
Aunado a esto, es superfluo pensar en estabilidad económica y social para las mayorías en Venezuela. Es la gran mayoría la que se deja engañar por caudillos político-militares que ofertan una “patria mejor” y progreso para todos. Pero, es ese gran grupo de individuos, los que viven en extrema pobreza, en la marginalidad más riesgosa, en los ranchos más deplorables y en las peores casas de su pueblo o ciudad: el hombre pobre (materialmente hablando) es el rey de las estadísticas de densidad social en “la nación bolivariana”. Para ésta mayoría no existe un trozo de la porción petrolera, ni buenos servicios, ni préstamos para estabilizar su calidad de vida, ni voz ni voto en las decisiones ejecutivas o de “estado”: la soberanía del pueblo constituye otra leyenda popular.
Los pobres construyen ranchos de madera, plástico, metal, cartón, barro o cualquier otro material que los arrope de la indiferencia social proveniente de la todavía viva, gracias al sistema capitalista, división de clases. Los pobres beben agua del chorro casi oxidado y comen en platos sucios las migajas que sus bolsillos les dejan comprar. Los pobres no reciben ayudas, sino colaboraciones; no realizan estudios, sino aprenden a vivir en sociedad; no son cultos, sino experimentados. Al sistema de gobierno actual parece que gravemente se le ha olvidado la existencia de la sociedad pobre en Venezuela: sus ayudas son defectuosas y se hacen solo con el fin de recaudar más firmas para perpetuarse en el poder. Todavía no se ha conocido en Venezuela un gobierno que quiera por encima de sus intereses el bienestar para la sociedad que dirige o administra.
Para el burgués capitalista el pobre es sólo la mano de obra que consiguen para desarrollar sus grandes industrias y edificaciones, buscando la comodidad para ellos mismos. Venezuela lamentablemente todavía se encuentra en esa escena. Está hoy en día en la lista de los países más corruptos del mundo y, su mayor expresión de corrupción, la expone el caudillo chavista, el cual, crea la nueva clase social “dominante” en el país, llamada La Boliburguesía. Ésta, la forma el actual ejecutivo gubernamental, rindiendo pleitesía a los otros personajes que también devoraron la economía y la industria nacional. Se esconden bajo la promesa de una propuesta “socialista de gobierno” siendo ellos los principales protagonistas del capitalismo y la autocracia. Y, para el pobre, sólo queda más desgracia y trabajo humillante siendo explotado cada minuto sin parar.
La naturaleza juega un papel primordial en la convivencia del hombre en la tierra: el sistema capitalista ha reducido a la naturaleza a sólo ser un medio de extracción de riquezas y a ser el escenario donde la raza humana domina todo. Venezuela no se exceptúa del modelo capitalista que exprime la última gota de la tierra para venderla. Actualmente vive una plataforma económica de mono-producción: el petróleo y la minería es su único recurso para generar dividendos al “estado”. La agricultura, artesanía, pesca, etc. quedaron aisladas desde el descubrimiento del oro negro en territorio criollo para desgracia del mundo: la contaminación acuática, atmosférica y terrestre que produce la explotación de petróleo es brutal. ¿Será que en el mundo no podremos aprender nunca a convivir animales, tierra y ser humano sin que el último acabe con los dos primeros generación tras generación?
Gobiernos pasados y el actual se han dado la tarea de glorificar la producción minera y petrolera y alabar sus grandes ganancias sin dar a la luz pública el daño causado al ambiente y el puñal que clavan en nuestro planeta con su egoísmo y sed materialista.
Para el venezolano común y corriente, el que patea la calle diariamente, el que compra café en las bombas de gasolina y el que lee el periódico sentado en una plaza Bolívar, esto de la bonanza petrolera le da lo mismo. No conoce granes beneficios que haya causado para sí mismo, ni grandes aportes a la sociedad. Pero sí es de su conocimiento los problemas de corrupción que se ven por la prensa día a día y que no son los únicos que ocurren. El venezolano analiza tanto desfalco de dinero y tanta mala utilización del erario constitucional que se desanima a seguir en la lucha por una sociedad mejor y con principios morales más arraigados… pero igual sigue ahí… sin decaer jamás. Y es en éste párrafo donde entra otra gran virtud del venezolano, la de mantener la pelea firme. El individuo que anda de aquí para allá por sus propios pasos, trabajando en los sindicatos, animando la voz de la virtuosa clase obrera, hablando de organización con los campesinos, resolviendo los problemas de sus iguales en la comunidad, es un venezolano. Y más que un simple venezolano, es un revolucionario: revolucionario aquél que no necesita de riquezas ni elogios para ayudar al colectivo.
La corrupción se ha convertido en el hilo que construye el gran manto de desconfianza en toda Venezuela. Todos los días se hacen denuncias sobre hechos tan palpables como la tierra de corrupción en las principales “instituciones del estado”. Todavía existen personas con moral para recibir improperios del régimen cuando se denuncia un hecho delictivo y que afecta de gran manera a la sociedad. El caudillo gubernamental dedica su diaria existencia a acabar con los recursos venezolanos. Se supone, o por lo menos así lo dice el presidente cada vez que abre su boca, que los dividendos petroleros y de demás extracciones mineras están “llegando a todos lados”. Pero, ¿dónde están esos recursos si aumenta a cada rato el hambre y la necesidad en las comunidades? La respuesta es simple: en las grandes cuentas bancarias internacionales y nacionales de los gerentes nacionales, estadales y regionales. Para ellos no interesa la comunidad porque prefieren vivir en zonas restringidas de altos lujos.
¿Dónde está la moral que expresa el presidente en sus discursos sobre socialismo y progreso social? Lo más probable es que se le haya quedado en cualquiera de sus costosos flux o en uno de sus estrafalarios viajes.
El venezolano recibe atropellos muy seguidos al verse en la obligación de ver cadenas presidenciales muy duraderas. Él no posee como los seguidores del gobierno de un lujoso sistema de cable para pasar canal tras canal, ni posee una computadora con internet en su casa para informarse del acontecer nacional. Hoy en día son muy escasos los medios de comunicación que ejercen su profesión sin ninguna inclinación política más de la que servir a la comunidad. Existen los medios de comunicación gubernamental o a fines al gobierno que carecen de calidad profesional y que son sólo el recuerdo del discurso patriarcal del presidente y, los medios de comunicación opuestos a Miraflores que expresan su descontento denunciando e informando sobre la desgraciada cotidianidad venezolana, pero que a su vez, defienden las doctrinas globalizadoras enviadas desde el “made in U.S.A”. Esto hace muy difícil la objetividad del trabajo del periodista y coloca en juego la credibilidad de cada noticia.
La comunidad mira con buenos ojos a aquellos valientes que se arriesgan cada día siempre de lado de la imparcialidad, aunque esta posición sea otro mito en nuestra sociedad. Se conoce como imparcial a aquél periodista o medio de comunicación que defienda los derechos sociales y colabore con la comunidad: con una sola mano se pueden contar los medios que realizan esta labor.
El periodismo se ha transformado en el trabajo de hacer propaganda a un sector político o económico: la división social en Venezuela, por razones políticas, es total. Un oficialista y un opositor no se pueden ver las caras sin insultarse o mirarse mal. Y el primer defensor de la división en Venezuela y la continuidad de ésta, es el propio gobierno nacional descarado y vulgar que busca la fragmentación más que la reconciliación dentro de los habitantes.
Aunado a esto, el entorno social en Venezuela sufre diariamente modificaciones malignas: la cultura padece cambios cada año que muere: las costumbres indígenas que se incrustaron en nuestra rebelde historia se van perdiendo por la adaptación de culturas extranjeras atractivas en nuestro entorno. El venezolano que compra pan con jamón y queso o el que simplemente no tiene ni para eso, observa las poesías dictadas por el mandatario nacional sobre la revalorización de la cultura nacional. Pero, al mismo tiempo, se ven en las calles los nuevos autos de lujo que compra su comitiva (a la que tanto defiende y apoya) con el dinero del “estado” o las grandes casas, terrenos, yates, etc. en todo el país. Entonces el enojado profesional u obrero que se encuentra tras el periódico se pregunta el por qué de ello. ¿Dónde está el orgullo que representa la cultura nacional? ¿En las Hummers, en las quintas en urbanizaciones privadas o en los caminos de tierra y en la gente digna? Esa pregunta deberían insertarla en un derecho de palabra en la Asamblea Nacional: son ellos quienes manipulan al venezolano humilde para seguir llenando sus cuentas bancarias.
Es en la Asamblea Nacional, el palacio de Miraflores, gobernaciones y alcaldías, donde, según ellos, laboran diariamente los “académicos” que forjan el futuro de la nación con sus directrices e ideas progresistas y “revolucionarias”. Y, son éstas mismas instituciones, las que han dedicado su existencia en deformar la palabra revolución e izquierda revolucionaria. Se nombran a sí mismos como revolucionarios y como intelectuales sin ser en verdad una pizca de ni lo uno ni lo otro. Sus espacios se adornan con los utensilios más costosos y arrojan a su público al ardiente sol para que los alaben por una simple beca o mísera ayuda. ¿Qué de socialismo puede tener las comodidades para grupos pequeños y nada para la gran mayoría? ¿Existe un socialismo sin igualdad, sin libertades de criterios? Si se analizan las líricas presidenciales se puede observar que su práctica es todo lo contrario a la teoría que explica. En los barrios y calles alumbran y trabajan subterráneamente los verdaderos focos de izquierda, la verdadera revolución se cocina es ahí, con la sazón del pueblo. Esta “revolución” es sólo un proyecto enfermizo de poder y de represión a gran escala que se vendrá desglosando año tras año.
La enfermedad del poder trae como síntomas la perpetuidad en él, la arbitrariedad en las decisiones gubernamentales, el despilfarro a manos llenas del dinero nacional, el silencio de las voces disidentes, la centralización de todo lo conocido y, trae como consecuencia la destrucción del país. La elaboración de una nueva “carta magna” que aplauda la posteridad del mandato de una sola persona es todo lo contrario a los principios de libertad de un ser vivo.
En la trinchera del régimen se citan muchas veces procesos políticos y movimientos sociales históricos fracasados que esbozaban ideales de libertad, cooperación e igualdad pero que culminaron en dictaduras devastadoras. Se realizan exposiciones de criterios de filósofos de siglos pasados queriendo implantar estos sistemas de gobiernos o administración del estado con una cucharada de historia latinoamericana, denominando así al gobierno de Venezuela como “revolucionario” y a Venezuela como madre de la “Revolución Bolivariana”.
El ejecutivo nacional se burla, a través de todas sus instituciones, del habitante venezolano. La autonomía de las instituciones se suma a la lista de mitos. En años anteriores un muy diminuto número de entes estadales se podían considerar autónomas en sus decisiones y acciones (fueran o no corruptas, fueran o no imparciales políticamente). Ahora, hasta la más remota decisión y modificación viene recetada directamente de la presidencia de la república, sin dejar atrás la batalla que da el “caudillo bolivariano” para extirpar la autonomía de las universidades y colegios. El adoctrinamiento se encuentra cerca de aquella persona que no moldee un criterio de pensamiento propio (una ideología individual y singular concepto del significado de libertad… sin eso solo se puede ser un exclavo).
Comprando el desayuno en las calles de Venezuela se escuchan discusiones y pequeños debates por personas que defienden al oficialismo, personas que defienden el colectivo de “la oposición” y personas que se consideran opuestas a las dos caras de la moneda. Las conversaciones políticas en las esquinas venezolanas han aumentado muy considerablemente y ahora son tan o más normales que una arepa por la mañana: el venezolano de calle discute y defiende su manera de pensar todos los días.
A veces, en la humildad de una casa de familia sencilla (las cuales cosechan la mayor sabiduría del pueblo) o en la cotidianidad de un transporte público, retumban pequeños “encontronazos” por los que defienden a Chávez y los que están en desacuerdo a él. Pero, sin darse cuenta y, mirando desde otra perspectiva la problemática por la que se discute, uno como observador concluye en que la finalidad es la misma: las dos personas quieren soluciones a sus problemas, quieren estabilidad económica y social, y quieren vivir en armonía como un ciudadano que haga honor a su nombre. ¿Acaso los oficialistas y los de “la oposición” nunca recapacitarán en saber que no hay que defender los intereses de nadie para poder abogar por su comunidad que es lo primordial?
Los oficialistas (rojos rojitos) sostienen la necesidad de la construcción del “socialismo bolivariano” y boliburgués para el progreso de Venezuela y América Latina y, los de “la oposición”, fundamentan la necesidad de los negocios con Estados Unidos e ilustran falsas ilusiones de desarrollo en los sectores pobres. Sin darse cuenta los dos eliminan la chispa de credibilidad en el pueblo para esos verdaderos movimientos revolucionarios que sí consideran necesario un cambio, apartándose del lucro y de la acumulación de riquezas materiales, que son los que pudieran solventar las discrepancias de poder entre el caudillo bolivariano y los abogados del imperio y extinguirlos de la faz política de Venezuela. La oportunidad la debería dar el pueblo a esos movimientos sociales independientes que lejos de ser militares y millonarios buscan el progreso para su comunidad. El progreso más aceptable debería ser respetando a los disidentes de los ideales y tomando muy en cuenta sus opiniones sin acallar su grito, colaborando con la naturaleza y proyectando cada vez más la educación en el pueblo para lograr el respeto, la cooperación y la ayuda mutua. Los integrantes de esos movimientos están ahí en los barrios, en los cerros, en los pueblos, en las universidades, en los sindicatos, en las poblaciones indígenas… no en las grandes y destructivas empresas ni en los cuarteles militares.
Millones de veces diarias se oye en la calle “si yo viera a Chávez le dijera que…”: el núcleo del caudillo se nutre en no dejar hablar a sus críticos. Enorgullece al “máximo líder de la revolución” el que un periodista sea linchado o un dirigente sindical o vecinal contrario a sus dogmas reciba diatribas y vulgaridades al pasar por un territorio de tolda roja. Le excita también, que su tren ejecutivo desfalque la economía venezolana y que sus políticas públicas decaigan más para así parecerse cada segundo, minuto y hora a la Cuba de Castro que cuenta sus días en la más vil represión comunista y asesina que en el mundo pueda existir.
En un extremo del país está el chavista millonario (boliburgués) que gasta el dinero (perteneciente a todos los venezolanos: otro mito de nuestro país) en lo que cree conveniente para él y para los suyos sin mirar los más desfavorecidos que viven en condiciones infrahumanas y que basa su existencia en las limosnas más humillantes que hay. Se cepilla los dientes con aires de “académico de izquierda radical, reaccionaria y revolucionaria” y no es más que la suela del zapato de la derecha ya conocida en el planeta. Es ésta la más brillante cara de la “revolución bolivariana”.
Y, en otro lado, está el venezolano que camina, el que suda la gota gorda para llegar a su trabajo, el que pasa más de una hora esperando transporte para estar parado y acalorado en colas infinitas porque el “virtuoso” gobierno no ha podido designar un mendrugo de petróleo para mejorar las avenidas y calles, el que mira con infinito dolor los muertos en sus calles, el que pasa las mil y una para ser atendido en un hospital de manera deplorable, el que duerme en el más feroz calor porque a su casa no llega luz eléctrica, el que se desayuna, almuerza y cena en los comedores populares, el que compra en bodegas y no en costosos supermercados, el que muere preso en el sistema penitenciario de patanes que tenemos, el que es echo preso por un malentendido con los arbitrarios policías, el que no consta con recursos para costear sus estudios gracias al pequeño sistema educativo que existe, el que lucha contra la imposición de reglas…
La sociedad venezolana requiere un cambio. Se han visto suficientes luciérnagas disidentes en el país como para considerar los diferentes criterios y entablar una lucha contra la corrupción, los problemas sociales, el adoctrinamiento y la imposición de un sistema de gobierno único que no respete las libertades y no considere las opiniones y evaluaciones. La transformación debe ser echa por gente que trabaje para la comunidad y no para una empresa o falso profeta en particular: sin la valoración de un exclusivo líder que guíe el destino del país. Las grandes mayorías deberían abrir los ojos y darse al camino de la verdadera cooperación y ayuda entre ciudadanos, colaborando con el ambiente que los rodea y que es su techo mientras estén vivos.
El venezolano de clase media y baja, el venezolano pobre, el estudioso que echa “pa` lante”, que ayuda a su comunidad, sigue y seguirá siendo la “gente buena” que conseguirá el cambio que necesita la sociedad para lograr un progreso digno.
Aún en lo inseguro de un barrio o en la incomodidad de un cerro se consiguen conclusiones como ésta: el camino a la libertad es largo, tan largo que no se sabe cuando llegaremos… seguiremos en marcha a él hasta la muerte y después de ella.
La necesidad de una verdadera izquierda, echa por el pueblo, nos llama a disentir contra todo traidor y ladrón. Siempre existirán los tiempos de revolución. La libertad es para con el pueblo y no para con los gobernantes. Nuestras lagrimas, por ver cada vez más destruida una comunidad, nunca nublaran la visión de cambio y humanidad que llevamos por nacimiento. Amplificaremos siempre los lemas de ayuda mutua y cooperativismo. Será un eterno orgullo el declinar a favor de la libertad y no de los partidos políticos. Somos más revolucionarios por creer en la libertad que por otra cosa…
Emana resistencia antiautoritaria... Los sectores más “bajos” de la sociedad deberían considerarse los más altos por su humildad y sencillez. La distinción de clases, creada desde la génesis del planeta, por la ambición destructiva del ser humano, colocará fecha al fin de nuestra raza. Terminaremos por extinguir la última planta y el último ser vivo existente en La Tierra. La historia mal empleada se ha encargado de implantar en el cerebro de muchos las ganas por acabar con sus iguales. Las enfermedades sociales se hacen virus que corren a lo largo de los continentes. Por los mares se ve pasar la maldad y el odio cual paloma mensajera fuera. Alguien alguna vez dijo: “¡Hablad del cielo, vosotros que deshonráis la tierra!” La calamidad era cierta: todos los días la humanidad acaba con su patrimonio más vital: La Tierra.
Ángel Arellano
CI: 19.841.865
asearellano@yahoo.es

¿QUIENES SON DE BRÚJULA ZURDA?

Desde los tiempos de la conquista de América se observó que ésta preciosa tierra de gracia, estaba preñada de hombres dados al ideal libertario y revolucionario. La historia nos da su febril testimonio de los diferentes procesos políticos y movimientos sociales vividos en nuestro continente quienes han sido para honra americana, los de más grande magnitud y simbolismo en el mundo aunque esto en su gran mayoría, no nos llene de orgullo por sus actuales resultados.

América ha sido, luego del secuestro de sus tierras y plagio de sus riquezas, víctima de acontecimientos revolucionarios erróneos: la ambición del enfermizo poder de algunos gobernantes y la delictiva posesión de jugosos dividendos, causaron y siguen causando la quiebra y endeudamiento económico de naciones americanas. Pero la fracción americana que festeja el desarrollo de la mundialización (Estados Unidos, Canadá, la burguesía y el gobierno mexicano; adictos a la limosna gringa) no se ve afectada por estas deformaciones revolucionarias, gracias a la división creada hace un tiempo atrás: no todos los países del continente americano pueden llamarse “países americanos”: sólo Norteamérica es considerada como América, mientras que a Centroamérica y Suramérica suele llamársele Latinoamérica. En síntesis los del norte son americanos y los del centro y sur son latinos.

Los Siglos XIX y XX trajeron consigo numerosos brotes “revolucionarios e izquierdistas” que catapultaron al mandato de los países latinoamericanos a sanguinarios dictadores que deslumbraban a sus seguidores con discursos donde se apostaba al mandato ejercido por el movimiento proletario, etc. En sus consignas el modelo socialista de gobierno se escuchaba intrínseco múltiples veces. La igualdad social y la libertad plena para los pueblos era vendida como eslogan publicitario. Y la verdad, es que, tras estos gobiernos represores y ladrones, estuvo la corrupción dejando a estas naciones en la inopia, y la ruina económica; además de la mala utilización de los medios de producción por parte de los gerentes del estado y para toda la sociedad, en general: hambre, maltrato y represión. Las consecuencias que dejaban los supuestos procesos de “izquierdizántes revolucionarios” defendían más los intereses imperialistas que los del país víctima.

Todavía a éstas alturas del año 2007, ya en el Siglo XXI, se observa la aparición de “revoluciones” que alaban al movimiento de izquierda radical y popular, pero que en su interior, solo buscan otorgar poder a una figura (la mayoría de las veces militar) que ejerza “el liderazgo” ante sus súbditos para establecer una dictadura comunista. La Cuba castrista de ayer; y aún y todavía derrama gota por gota sus espejismos de libertad. Y en Venezuela se enfilan doctrinas para seguir el paso de Fidel; y otros fideles que pudiesen aparecer.

Por otra parte, los “líderes de izquierda” de ayer y hoy se hacen llamar “zurdos”, por su pasado militante. Para ejemplo tenemos el caso de Luís Ignacio Lula Da Silva, presidente de Brasil quien se define como izquierdista y socialista gracias a su trabajo sindical en la nación amazónica. También Néstor Kirchner, líder argentino de igual modo se titula como izquierdista por su ideología peronista. Estos dos dirigentes sociales, sostienen acuerdos de “integración” con el “líder revolucionario” Hugo Chávez de Venezuela. Pero a su vez, defienden los conceptos de mundialización y suscriben acuerdos de libre comercio que encaminan la pobreza de los países más desguarnecidos de nuestra América Latina. Entonces, ¿son de izquierda o son de derecha?Tampoco se defiende ni explica el concepto de izquierda que pueda poseer Chávez, cuyo discurso narra las virtudes de la teoría marxista y lo pretende practicar en su gobierno, lo que es igual a todo lo contrario.

¿Cómo se puede catalogar a un gobierno que unifique los criterios dogmáticos de uno sólo, que extorsiona y busca la eliminación de la libre organización sindical; que pretende acallar la protesta popular; que juegua con el ingreso fiscal generando altos índices de pobreza, inseguridad y desempleo y, aparte de eso, que colabora con la explotación asesina y la contaminación ambiental que nos borrará del planeta Tierra si en contrario no se toman precauciones? ¿Es esto izquierda o derecha?

Los gobiernos neoliberales o neosocialistas historicamente han seguido el mismo patrón del pasado latinoamericano: dictadura y represión a gran escala. Solo buscan vender imagen de forma atractiva, con pactos económicos para sumar seguidores y luego de fijar su perpetuación en el poder, pasar a la otra parte de la novela, que no es otra cosa que su verdadera cara tan o más hostil que la mostrada en la historia.

El verdadero militante de izquierda no colabora con estos procesos destructores. Su oposición es rotunda tanto para el imperialismo y la burguesía que protagoniza la derecha como para estas falsas “revoluciones” que empañan el nombre de ser de “horizonte zurdo”. El revolucionario de izquierda; sí, busca la verdadera cooperación dentro de la sociedad y no escatima su ayuda para colaborar con la preservación del medio ambiente; este es un individuo dado al diálogo y a la ayuda mutua que cree en la eliminación del modelo capitalista en el mundo y considera rotundamente necesaria, la no división de clases para llegar a lograr la armonía social. De igual modo, no considera necesaria las fronteras porque conoce que éstas dividen al mundo. Así también, defiende su doctrina lo cual es "paz, libertad e igualdad".

Un revolucionario de izquierda no se preocupa en acumular riquezas, ni en explotar a sus iguales, ni en tener más que los demás, ni en seguir órdenes de un falso profeta o líder, se preocupa sí, en formar una sociedad distinta donde todos y cada uno de sus componentes, puedan expresarse a sus anchas sin ser perseguidos por nadie. Porque es una sociedad así, la que busca un verdadero revolucionario de izquierda. Porque secillamente él es, quien aboga por la vida y no por la muerte.

Ángel Arellano

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asearellano@yahoo.es

jueves, 7 de junio de 2007

REVOLUCIÓN

Concepto.

Pasando las hojas de un diccionario, encontramos conceptualizada la palabra revolución como: transformación radical dada en las bases, con respecto al pasado inmediato. Los campos en los que se puede objetar una revolución son infinitos, entre los más conocidos están: la economía, cultura, política, sociedad, militar, religión, etc. Pero para que una revolución se de en uno de estos ambientes, debe pasar primero por la trasformación ideológica, es decir: el cambio de conciencia que se tenga sobre ese aspecto en determinado. Aunque dejando a un lado la teoría, nos preguntamos: ¿puede en verdad definirse el término revolución? Sí, pero a lo que identifique, no. En verdad, el contenido de una verdadera revolución, no puede trabajarse teóricamente.

La sed de cambio que experimenta un humano, cuando siente que algo necesita ser modificado para bien, es indescriptible. Una revolución es un sentimiento que nos induce a construir una verdad o una mejor forma para algo, o por lo menos lo es así, una revolución real. Con el término revolución no se debe jugar. Basta con ver las revoluciones erradas que han causado tanto daño al mundo.

Primero brotes revolucionarios. Primeros revolucionarios. Primeros teóricos de la revolución.

Ya la República de Platón y, otros ideólogos de su época, suponía una revolución política y social: de utópica, fue denominada años después. Pero para acercarnos a la modernidad de los siglos, nos situamos en la Edad Contemporánea. La Revolución Burguesa (revolución económica, que al tiempo después, sería, política) fue basada en la Ilustración y coloco el poder económico que antes representaban las monarquías en los nobles y los cleros. Hizo incrementar las burguesías en toda Europa y América.

Y, sobresalta como tema de relevancia, la Revolución Francesa, que fue considerada como una Revolución Liberal, por la sustitución del poder político monárquico, para ese tiempo, por uno más liberal. La Revolución Francesa sería punzante ejemplo ideológico y táctico para las futuras sublevaciones americanas, entre las cuales no se escapa, la venezolana. La Revolución Industrial transformó todo el modelo económico a finales de la Edad Moderna incorporando maquinaria y nuevas técnicas de producción. Considerados estos tres ejemplos de revoluciones por su cantidad de muertes y significado a la evolución de la sociedad humana.

Karl Marx, Martin Luther King, Mijail Bakunin, Tomás Moro, Henry David Thoreau, Mahatma Gandhi, Pierre-Joseph Proudhon, entre otros muchos, deben ser considerados revolucionarios. Numerosos fueron las vertientes revolucionarias que se hicieron paso el mundo, con la esperanza de cambio: Revolución Argentina al independizarse de los reyes Borbones de España en 1810-20; en 1848, fueron desbordadas cientos de revoluciones en toda Europa; la fracasada revolución alemana de 1919; la Revolución Bolchevique de Rusia que conformara la URSS en, 1917; Revolución Española de carácter libertario contra la legalidad republicana en 1936; Revolución Húngara encabezada por el proletariado contra el gobierno comunista, suprimida por el ejército soviético en, 1956; en 1966, Revolución Cultural, Movimiento Maoísta en la República Popular de China; Revolución Sandinista en Nicaragua encabezada por los campesinos en, 1979; Revolución Talibán en Afganistán conformada por un movimiento extremista islámico en, 1996. Estos son pocos ejemplos de muchos que se han visto en todo el globo terráqueo, aunque no todos pueden considerarse revoluciones. Dentro de las doctrinas revolucionarias e insurgentes, están: El Renacimiento, Revolución Científica, Sexual, La Ilustración, Revolución Agrícola, Revolución Neolítica, Verde, etc.

Tipos de revoluciones conocidas.

Dicho anteriormente, son infinitas las revoluciones conocidas y no conocidas. Para concretar una revolución solo se hace falta la iniciativa de cambio expresada por un individuo o por un colectivo. Se pueden nombrar varias corrientes revolucionarias, como lo son:
Revoluciones Socialistas, Liberales, anti-soviéticas, Dictatoriales, Marxistas, Leninistas, Islámicas, Filosóficas, Tecnológicas, etc.


Revolución y utopía. Capitalismo e insurgencia revolucionaria.

Moro en 1516, según indica la historia, crea el término utopía. La palabra utopía ha dado más vueltas al mundo que cualquier gobernante explotador y adinerado. La creación de una sociedad perfecta, igualitaria, humanitaria y ambientalista, ha causado más dolores de cabeza de lo expresado en todas las fórmulas matemáticas conocidas. Muchos han sido los personajes que aportaron, y siguen aportando, ensayos de estructuras sociales dadas a la práctica, pero, la dominación de la ambición por el poder y el egoísmo, no deja salir al gigante llamado igualdad, de su caja de cristal. Muchas actividades revolucionarias, sobre todo las artísticas, políticas, culturales y sociales, llevan como bandera la utopía. Esta última es la razón ideológica por la que se encarrilan los individuos que esperar un mejoramiento para el mundo. Una utopía que expresa ser real, fue la liberación española de 1931-1933: el ideal ácrata realizaba múltiples reformas en todo el territorio español, mientras que, la derecha los derrotó. Eso nos indica que la utopía puede ser un sueño alcanzable.

Una revolución real, siempre conserva con anhelo excesivo en su ceno, la fortuita posibilidad de la paz para todo el colectivo. La utopía y la revolución creen febrilmente en la necesidad de la justicia social. No se debe considerar de utópico, pero sí de revolucionario, el querer globalizar la paz, la hermandad y la igualdad. Luchando siempre contra otra globalización…

Es extensa la lista de revolucionarios que consideran la exterminación del capitalismo para lograr la igualdad en una comunidad. Nunca jamás, podrán llevarse de la mano la revolución y el capitalismo. Las explosiones revolucionarias en todos lados condenan al capitalismo como principal protagonista de la desgracia en la que viven los pueblos: incluso el más rico no podrá vivir en felicidad por su condición de exclavo al dinero y al poder. Las riquezas capitales logran la muerte y desdicha de la gran mayoría de humanos. Las revoluciones luchan por las mayorías (que en general son pobres) y no por el pequeño grupo de explotadores que es acertadamente llamado capitalismo.

Deformaciones revolucionarias.

Una revolución debe estar abierta inmediata y permanentemente al debate. Su condición la obliga a escuchar a todas las voces que la integran y a tomar en consideración todas las ideas que reaccionan en su territorio (aunque una revolución no respeta fronteras por ser estas las que dividen y clasifican a las personas) y no oprimir las gargantas de los demás.

Entre las revoluciones mal aplicadas y destructivas en la sociedad, están:

Las dictaduras comunistas:
En 1917, el conocido lema Leninista de “paz y tierra” de vio en la reacción bolchevique liderizada por él. En 1924, después de la muerte de Lenin, Stalin controla el poder ruso e instaura en Rusia un régimen autoritario y extremamente represivo que acabó con numerosas vidas. También se ubica la represión comunista en la República Popular de China. Sin dejar atrás de este ejemplo, la actual represión comunista vivida en Cuba.
El Nacional-Socialismo:
Buscaba la neutralización de todos aquellos que el régimen nazi consideraba traidores para la Gran Alemania de Hitler. Entre 1933 y 1945 la tasa de mortalidad europea se incrementó espantosamente gracias a la expansión nazi.

Estos son ejemplos muy conocidos que difieren, completamente, del verdadero concepto de revolución social.

Movimientos de izquierda. Actualidad revolucionaria.

Todo el tiempo existirá y se manifestará una izquierda que se encuentre en desacuerdo con un gobierno o autoridad. La eliminación de una autoridad que reprima la voz crítica de una comunidad es necesaria dentro de un movimiento de izquierda. La izquierda siempre se ha caracterizado por enaltecer los derechos de aquellos que viven en un rincón que no puede ser llamado social: alejados de la sociedad gracias a que la ayuda necesitada es explotada vilmente por otros. La prioridad de la izquierda es disentir contra una imposición o régimen respaldado por unos pocos adinerados.

La actualidad revolucionaria se encuentra, por lo menos en América, distante de las bases de una revolución. Se habla de partidos de izquierda (comunistas disfrazados de liberales) que llegan al poder y proponen una nueva política de gobierno: ¿Puede una estructura de poder, ser liberal? La jerarquía en un gobierno solo nos lleva a más jerarquía y, por lo tanto, a más sed de poder. Estos mismos partidos de izquierda se olvidan de aquellas personas que carecen de los servicios básicos para la vida. Y, la represión para con aquellos que se atreven a pensar y expresarse de otra forma, es total.

Importancia y permanencia revolucionaria.

La permanencia de una revolución dentro de una sociedad es imperante. Nunca se podrá apagar el afán de cambio que gritan las personas que son pisoteadas. En las calles del mundo se cocinan pensamientos que aspiran mejoras en la humanidad, en la cultura, en la ideología de un pueblo. Mientras unos se enriquecen, otros se empobrecen, y ese ciclo sigue sucediéndose hasta que una reacción haga explotar las masas para globalizar la paz y el humanismo que existe en otro lado de nuestro cerebro. Ese lado que todavía por muchos no ha sido explorado, se llama, revolución.

Ángel Arellano.

miércoles, 6 de junio de 2007

REPRESIÓN ESTUDIANTIL

La historia venezolana nos ha enseñado a mirar bien de cerca las diferentes manifestaciones que se suceden una tras otra. Es imposible el no ver las protestas echas por trabajadores, civiles y estudiantes. El pasar de los años también nos ha enseñado a integrarnos a estas masivas expresiones de descontento por una acción, decisión, medida tomada, ley aprobada, regla arbitraria o atropello, que, normalmente, es causado por los “gerentes” del estado. Venezuela ha sido, y sigue siendo, madre de muchas generaciones que han dedicado su existencia en el planeta en exponer su desacuerdo. Una larga trayectoria crítica escribe las páginas de la historia en este país (aunque, dolorosamente, estas páginas se encuentren empapadas de líquido rojizo derramado, inocentemente, por personas que hicieron valer su derecho de disentir, y que de alguna manera, fueron apagados aberrantemente, hasta morir).

Es el gobierno quien ha masacrado a miles y miles en los diferentes sucesos de represión masiva en Venezuela. Se mantiene en su trinchera a esperar que los integrantes de los estratos más “bajos” de la sociedad (que en verdad serán bajos por su condición económica, pero ricos de conocimiento y cultura) salgan a elevar su bandera y puño (los de la llamada “clase baja” son la mayoría en las protestas, los adinerados no se molestan en apoyar una causa popular), para acabar con su integridad física y moral, o en consecuencia, privarlos de su libertad mientras son torturados: los presos que son “pobres” no son presos políticos, sólo eso: presos (la gran mayoría de presos políticos son elogiados y conceptualizados como valientes, mientras que los que injustamente entran a la cárcel, y que no tienen ninguna convicción política, quedan excluidos de ese grupo de “gloriosos”).

Dentro del colectivo de individuos que es reprimido inocentemente, por manifestar pacífica o violentamente (casi la totalidad de las veces es pacífica la protesta. La fuerza policial es quien la transforma en violenta. Y, aunque comenzara violento el manifiesto colectivo, éste último debe tener sus razones, aunque se diga que la violencia no lleva a nada: el odio y la represión si lleva a algo: la furiosa explosión popular.) existe el caso peculiar de la represión estudiantil. El estudiante, por su condición de aprendiz, es de alta relevancia cuando se habla de víctimas. Desde que Venezuela tiene un espacio en La Tierra, se han conocido las represiones estudiantiles: si somos un poco críticos en historia, vemos la participación del colectivo estudiantil, en muchas ocasiones. Ha sido y será decisiva la participación de los alumnos en cualquier decisión que afecte o modifique la sociedad. Los gobiernos tienen como costumbre, obviar este sector muy numeroso de la matrícula social, para después actuar represiva y asesinamente contra ellos y, acto seguido, huir cobardemente.

El estado venezolano, como todo estado “democrático y justo”, posee una estructura de “seguridad y protección” conformada por un cuerpo policial en cada municipio o distrito del país, un cuerpo policial estadal (en cada estado de Venezuela), cuerpos policiales metropolitanos, servicios policiales de inteligencia (nacional y estadal), guardia nacional, fuerza armada nacional, etc. Todos ellos bajo el mando de un “yo el líder”, quien tiene la batuta en el concierto represivo. Y, como es de esperarse, todos los cuerpos mencionados se usan en la “protección y seguridad” del estudiante. Esta “protección y seguridad” se caracteriza por el acto de presencia, que hacen los cuerpos policiales, en todas las manifestaciones echas por el estudiantado. Su cometido es acabar con esa manifestación utilizando armas, sustancias químicas y tóxicas, escudos, fuerza bruta, violencia y más violencia, sin saber a quien hagan daño o, en última instancia, a quien le acaben la vida.

Para un policía, lo único importante en su cometido, es cumplir la orden emitida desde la garra dictadora del gobierno: las órdenes policiales van desde reprimir al menor de edad y encarcelarlo, hasta el homicidio en masas. Una orden no puede ser desviada o cambiada por nada (a menos que ocurra un golpe de estado en el momento: los policías cobardes se alejan dentro de su desentendimiento de la situación nacional). En las protestas estudiantiles siempre existe la esperanza de conseguir un nexo de entendimiento para no llegar a la violencia, pero este nexo, es destruido segundos después con las acciones criminales cometidas hacia los manifestantes.

El estudiante es blanco de guerra para estos homicidas que solo se preocupan por su sueldo. No sienten vergüenza ni dolor al ver pisoteados a futuros intelectuales de la sociedad. El policía no obtuvo la dosis de sentimientos al nacer. Una lágrima solo significa placer para él. El pedir clemencia y un perdón que no se merece, lo excita. Utiliza armas contra un colectivo indefenso que cree en la justicia social. Pero en verdad no existe tal justicia en Venezuela. Se reprime al estudiante como a cualquier asesino o delincuente.

Mientras los policías se distraen en estupideces, los estudiantes son robados en sus propias casas de estudio. Solo se les ve cuando se toman las calles de forma pacífica para amedrentar con bombas y armas. Es muy doloroso saber que caen estudiantes muertos, abatidos por fuerza policial, y por su Dios: el gobierno. A una dictadura y un absolutismo es lo que conlleva el no salir a protestar ni a manifestarse. La libertad de expresarse como al individuo le venga en gana es una virtud de la libertad, no de un régimen. Da mucho dolor saber que mueren estudiantes en Venezuela mientras se lucha por una causa justa. Pero el pie firme del estudiante sigue así… firme.

Seguirá la lucha hasta alcanzar el anhelado objetivo: la libertad.

Ángel Arellano.
CI: 19.841.865
asearellano@yahoo.es

ESBIRROS Y PROTESTAS

En todos lados se consiguen personas creyentes en la organización vertical. Los gobiernos, como en todos los tiempos, y por su concepción, se caracterizan por una estructura abstracta basada en jerarquías. Las personas comunes y corrientes que sufren y ven pasar los años sin mejorar su calidad de vida, prefieren no meterse en estos problemas de quien es más o menos dentro de la sociedad. No saben en realidad que la solución a sus problemas no es vivir bajo órdenes de personas que tienen poder y los marginan y degradan, sino que es posible el construir una sociedad justa, bajo la participación grupal y asambleísta. Las jerarquías se pueden eliminar de la faz de la tierra, y, sobre todo, su más fiel servidor: el agente policial.

Un individuo que habite este territorio llamado Venezuela, está en la obligación de saber que tiene derechos y que los debe hacer cumplir, o dejarse pisotear por aquellos que dicen tener la “razón”. Llámese razón, lo dicho en pro de la justicia, moral ciudadana y paz. ¿Alguna vez una fuerza represiva y asesina, podrá tener la razón?, ¿Una persona entrenada para matar a sus iguales puede hacer sonar por sus cuerdas vocales el significado de la verdad?, ¿Aquél que use un uniforme para apalear y callar a otros por una orden de sus “mayores” puede reflejar respeto?, ¿Una persona ignorante y carente de cualquier cultura puede defender el honor de otros?

El agente policial: individuo elaborado a base de mentiras y doctrinas que llaman claramente al control de la población por las vías de la violencia y el asesinato: “justicia democrática y social”. El por qué ofrecer respeto a una persona que fue instruida durante un tiempo exacto para aplicar la fuerza cuando “sea necesaria” a favor de la tan mentada justicia, es algo inaudito. Jamás se ha sabido de un policía del planeta tierra con los calzoncillos puestos como Superman para salvar al mundo o algo por el estilo. Nunca se conocerá un agente policial capaz de ayudar, sinceramente, a otra persona. Su condición de homicida no se lo permite. Al policía no le “tiembla la mano pa` dispararle al inocente”. El inocente, que normalmente es la persona pobre, humilde, sencilla y común de nuestro entorno, no le da tiempo ver la bala que lo matará.

Una función característica de los agentes policiales es la represión de masas: estrangular, acallar, sofocar voces de descontento, voces que nos hacen disentir, voces que nos hacen reflexionar sobre lo que es la verdad y lo que es la razón. Reprimen manifestaciones populares echas por trabajadores, estudiantes, civiles en general, que buscan respuestas de este gobierno ladrón, para con sus objetivos: personas que todavía creen en que los “líderes” del estado venezolano pueden colaborarles a su causa (porque se crea en el estado o no, no debe significar explicación para no protestar y manifestarse libremente: es necesario alzar el grito para ser escuchados). La labor policial debería ser, o por lo menos lo que dice en el poema llamado Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, proteger a la comunidad de alguna actividad que represente peligro para su integridad social, moral, física y ciudadana, sea extranjera o no, la amenaza. Y, también, colaborar con el desarrollo social de manera imparcial (políticamente) y objetiva (cosa que jamás lo fue y, ahora, mucho menos). La represión de masas siempre será la imagen que presente un policía al perfilarse.

Una manifestación, sea violenta dado el caso o no, no puede eliminarse con más violencia. La violencia lleva a muertes, las muertes a dolor. El dolor elimina el sentimiento de progreso de un pueblo y cuando no hay progreso el pueblo no camina. El no caminar nos hace no estar en concordancia con las ideas presentadas por el gobierno, y vuelve la manifestación. El ciclo que vivimos al expresarnos libremente, ha sido, el noventa y nueve por ciento de las veces, inocentemente, la brocha que marca con sangre nuestra historia. Es momento de modificar ese ciclo de desgracia por uno objetivo y eficaz: la protesta pacífica sin ver hacia atrás es el camino a seguir para lograr un cambio y conseguir nuestros sueños reprimidos. El paso amistoso pero sólido es una solución a tanto dolor que han dejado los alzamientos observados en Venezuela.

Ángel Arellano
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jueves, 31 de mayo de 2007

Posición de El Libertario sobre caso RCTV

En materia de RCTV más vale ser crystal clear, como diría un político inglés. Entre 1960 y 2000, el duopolio televisivo de los Canales 2 y 4 no estuvo a la altura (es lo menos que puede decirse) del gran despegue democrático y educativo-cultural del país.Se extralimitó en programas norteamericanos, cartelizó el mercado publicitario, hostigó proyectos reformistas e impidió que la radiotelevisión pública, la cenicienta de nuestro entorno mediático, llegara a ser - como hubiese podido - lo que el Sistema de Bibliotecas, con Virginia Betancourt, o la música, con José Antonio Abreu. En el año 1998 puso en ridículo el sistema parlamentario y en abril 2002 aupó y estragó, con su Carmona en la manga, una victoriosa jornada democrática, para terminar jorobando en la Coordinadora.De todo esto hay que guardar buena memoria.Sin embargo, el daño democrático que la autocracia infiere hoy al país al arrebatarle una concesión de 53 años a RCTV -a un lustro de los hechos citados y sin haber mediado acción jurídica alguna, justo para volarse manu militari la voz más estentórea de la disidencia- convierte aquellos viejos y endémicos males, sin excusarlos, en algo finalmente más leve que su mortal remedio.Pese a que Chávez lo niegue con sospechosa insistencia, ese arrebatón persigue fines de clara inspiración cubana: hacer del Estado el emisor padrote del país, rodeado (es la variante criolla) de eunucos políticos para una ficción de pluralismo.Su estrategia hegemónica se soporta en el sobredimensionado aparato mediático gubernamental totalmente entregado a la intoxicación ideológica, el odio de clase y la demonización de la oposición con, en la cúspide, el mismo autócrata (un caso único de priapismo comunicacional) predicándole la pauta al país por más de dos horas diarias. Incluye, paralelamente, un debilitamiento progresivo de la libertad de comunicar de la oposición vía amenazas, ley resorte, bozal publicitario, compras, multas, retiros de concesión, una lluvia de violaciones a la libertad de expresión (150 al año), espadas de Damocles fiscales y policíacas inductoras de autocensura y aquiescencias.El cierre de RCTV representa casi la coronación de esa escalada demoledora, amputa despóticamente una porción demasiado grande de la libertad de disentir ("un derecho que la ley misma no puede prohibir" decía la Constitución de Angostura de 1819) generando una peligrosa merma de pluralismo y circulación de opiniones encontradas; un daño irreparable a la democracia imperfecta que queremos proteger de una dictadura perfecta. Chávez logra con ello su objetivo primario: eliminar el más fuerte competidor a su prepotencia mediática como voz del amo única, reservándose por si acaso un rol plenipotenciario sobre la sucesora y gubernamental Teves, (podrá suprimirla de un ademán) cuya dirección confía a un ex funcionario de Radio Habana y denomina "de servicio público" por mera estafa semántica. RCTV no fue un dechado de virtudes republicanas, ni su estilo opositor del agrado de toda la disidencia, pero merecía sobrevivir por otra razón de peso que un enemigo de alguna hidalguía le hubiese reconocido: coherencia de su antichavismo - magnificada por la repugnante voltereta de su exsocio de duopolio - que le había devuelto un aura de credibilidad, decencia y democraticidad digna de reconocerse.Pero el militarismo es una peste política. Nada sabe de fair play, sólo cavila cómo matar al rival. Chávez, el amnistiado que nunca concede amnistías, sale de este episodio muy mal parado como estadista y como persona. A partir de mañana habrá más dictadura en los medios y demás esferas del poder.

viernes, 25 de mayo de 2007

USURPACIÓN ASESINA

Se debería considerar superfluo y absurdo el apoyar este “proceso de cambio” que vivimos en Venezuela. No se necesitan muchos conocimientos para describir nuestro entorno cada vez más degradado y humillado por los que están arriba. Y el decir “los que están arriba”, no comprende (nunca comprendería), a personas que han dedicado su vida y trabajo en construir la igualdad en su comunidad, y mucho menos, en laborar por un futuro progreso de ésta. Sino, a vulgares ambriadores adulantes disfrazados de izquierdistas que roban la riqueza negra y todo lo producido y explotado en el país, para saciar su sed de “riqueza” capitalista.

¿Por qué considerar revolucionarios a los farsantes lacayos del gobierno?

Desde que los corruptos y ladrones de Miraflores tomaron posesión de mando, han querido plasmar en Venezuela una imagen sumamente falsa de “revolución”. Para ellos, que viven en una extrema comodidad y hacen de su vida una pereza formidable, la concepción de revolución se ve desde las trincheras militares y las insurrecciones políticas. El discurso de los lacayos del “máximo líder”, expresa, realmente, inminente ignorancia y desprestigio para los humanos que creen en una posible revolución. No se pueden llamar revolucionarios a esos servidores “indirectos” del imperialismo y la destrucción. Sus proyectos de “unión y hermandad” latinoamericana proponen la desaparición de territorios, y por ende, de gente. Sin dejar atrás la violencia y el desconcierto bélico que ocasionan sus “victoriosos” discursos. Prefieren matar de hambre a los fieles de un cambio real y sincero en la repulsiva estructura que han ido tejiendo para atraparnos y exprimirnos hasta morir.

Mentirosas frases que llaman a la igualdad llenan el vocabulario del tren ejecutivo presidencial, gubernamental y municipal. Sus fonemas enamoran a pobres que cada vez más caen poco a poco en la desdicha de pertenecer a la ideología del color rojo, sin saber que una hojilla corta sus gargantas para eliminarles la virtud de disentir. Son muchos inocentes los que buscan una respuesta a su estómago en la “revolución bolivariana”. Otros, considerados reptiles magnicidas y ladrones, acaban con una lógica libertad que habita en nuestro cerebro. Inocentes: creen escuchar respuestas a sus plegarias de ansia y progreso para con los suyos: con lentes de acero “los revolucionarios” cubren sus ojos ocultando la verdadera discordia que se vive en las calles.

Revolucionarios aquellos que hagan la paz. Es importante saber, y tener bien claro, como se conoce, que el gobierno distorsiona la concepción de revolución y libertad: la imagen que muestra de la revolución cubana y haitiana, por citar unos ejemplos, es totalmente opuesta a la realidad. Su tópico de igualdad debe ser denunciado hasta morir. El emblema de “patria, socialismo o muerte” busca la guerra civil en tierras venezolanas. El “máximo líder”, déspota, creyente de una hegemonía en todo campo, lleva la batuta para teñir de sangre nuestras calles.

Los personeros adulantes del caudillo centralista, opresor y ladrón, no pueden ser denominados revolucionarios, jamás. Un término más correcto, para estos servidores del vandalismo y la explotación, es: basura. Sí, basura, sólo eso puede llamarse alguien que predique la matanza de pueblos y cultive las enseñanzas de un militar que se ha encargado de empobrecer hasta la desgracia a un pueblo tan valioso como el de Venezuela.

Pronto se irá planteando, dentro del marco ideológico del “Socialismo del Siglo XXI”, la necesidad de eliminar individuos que no protagonicen, ni militen, en su gran cueva de asesinos y cóleras de la sociedad (llamados así por su “patriótica” acción a la hora de eliminar sangre que esté en desacuerdo): PSUV.

Nuevos y verdaderos revolucionarios, que creen en la unión de las masas y la igualdad dentro de ellas, están con el puño en alto para detener esta usurpación del término revolución. Mientras que otros, rápidamente, están naciendo para construir un mundo nuevo creyente de la libertad.

Ángel Arellano.
CI: 19.841.865
asearellano@yahoo.es

miércoles, 16 de mayo de 2007

La imprenta, la máquina de escribir y el periódico en la sociedad


La imprenta

Desde la invención del papel, fechada en el año 105 D.C., ocurrida en el continente asiático, las diferentes técnicas para elaborar una mejor impresión en este, y hacerlo más fácil para nosotros, los humanos, nos ha llevado tiempo de reflexión y, por consecuencia, experimentar con muchos métodos insurgentes de la capacidad creativa del hombre.

Hecha realidad la imprenta, con la genial idea de Gutemberg (utilizando una prensa de uvas para su cometido), siguieron anexándole atributos para facilitar su manejo y, gracias al rápido avance del “periodismo” en la época, su modernización se hacía cada vez más necesaria.

Por supuesto que los avances tecnológicos fueron el factor clave dentro de esta evolución. A principios del año 1800, nace la imprenta echa en hierro. Y, ya en el siglo XIX se observa el surgimiento de la imprenta a vapor. A finales de éste último, se comienza a multiplicar la velocidad con la que se imprimían los periódicos y libros, lo que llevó a un gran avance en materia impresa.

Para la década del 50, en el siglo XX, se adhiere a la imprenta, la fotografía. La evolución de la imprenta y los ordenadores coloca la velocidad de reproducción de materiales impresos por un nivel mucho mayor al que llegaron a esperar jamás los inventores de la imprenta.


La máquina de escribir

Unida a la creación del papel y la imprenta, se encuentra la máquina de escribir. Rudimentaria como todo artefacto experimental, la máquina de escribir fue tomando forma tras los años para poder llegar a lo que fuera en tiempos modernos, antes de que entrara en desuso.

La llamada “The Writing Ball”, fue uno de los aparatos para la escritura mecanizada más populares en los tiempos de la insurgencia de la máquina de escribir. Años más tarde, después de muchas modificaciones, sale del laboratorio lo que se conoce como la “máquina de escribir moderna”.

Para suplantar y esquivar el efecto tecnológico causado por la máquina de escribir y, darle una nueva dimensión a la onda de avances que se hacían ver en el siglo XX, surge la primera computadora del mundo: ocupó 13 habitaciones en su comienzo, hasta reducirse a lo que hoy se conoce como “laptops o computadoras portátiles”. Los “ordenadores” (así llamados en Europa), pueden reproducir múltiples formatos de información y almacenarla en pocos centímetros de espacio físico.

El computador ha aumentado muy considerablemente la velocidad de las imprentas y de la comunicación escrita: gracias a su velocidad para procesar datos, es grande el tiempo ahorrado a la hora de imprimir un documento.

Las impresoras individuales modernas muestran muchas variaciones en sus diseños y estilos. La tecnología las ha hecho trotar dentro del campo de la globalización y las actualizaciones científicas. El más reciente avance de las impresoras personalizadas, es la adaptación de un sistema láser en vez de rodillos que propicien la inyección de tinta. Esto las hace más pequeñas y compactas, lo que crea, a su vez, un estilo más llamativo de dichos aparatos de reproducción impresa.


Los periódicos

La necesidad de repartir equitativamente la información dentro y fuera de una comunidad, a mí parecer, conjuga el nacimiento del periódico: publicación impresa que tiene como objetivo comunicar una información, valga la redundancia. Los periódicos pioneros en materia de publicación impresa, destinaban su contenido a las necesidades más inmediatas de la comunidad o del “Estado”: mercado, campo militar, guerra, chismes, etc. Después del nacimiento de la imprenta, como aparato reproductor del material impreso, nacen, también, otros modelos de periódicos. El antiguo “modelo estándar”, todavía usado, es un periódico de gran resolución, que se considera, “muy completo” por su espacio para albergar contenido.

Como era de esperarse, con todos los adelantos consignados por la imprenta, el periódico, también creció en calidad, pero no en tamaño. El surgimiento de los “periódicos tabloides” proponía un adelanto en cuanto a formato y comodidad de uso para el lector. El comercio y la disposición mercantil que vio crecer al periódico, lo hizo mutar en una forma más simpática. El periódico tabloide revolucionó el ámbito impreso del planeta, aunque solo fuese, un mero cambio longitudinal (estatura) en la publicación.

Varias décadas surcan el tiempo y, con la aparición del computador y la Internet, se manifiesta el periódico digital. Ofrece una actualización muy oportuna de la información, y su competencia para con el público es más dinámica e interactiva, por hacerse a través de la Internet.

Con el transitar del paso de la globalización, surge el “blog”, como medio de interacción en la red para las personas que deseen expresar opiniones y comunicados a otros. El blog, como otros servicios en la Internet, es en su mayoría gratis y de fácil acceso.

Es acentuado recalcar que en la actualidad, el blog y el periódico digital suponen una relevación para el periódico impreso.


El periódico y su participación en la evolución de la sociedad

Desde que el público leyó por primera vez noticias impresas en papel, que eran de fácil llegada y, puntuaban intereses colectivos (o no tan colectivos como los de el “Estado”), la fama del periódico, como medio de comunicación, estalló. Sus primeras ediciones estaban llenas de respuestas a incógnitas para pobladores. Las noticias de mercado y negocios, tierras, guerras, chismes en general, etc. Fueron creciendo mediante el agrandamiento de la sociedad y, por consecuencia, de los medios.

La publicidad, desde el principio, que a la final sería, un principio sin fin, se tomó de la mano con el periódico. El mercado adoptó como base fundamental de su estructura, la publicidad. Los avances tecnológicos causaron mejoras en la creación de medios publicitarios y técnicas para crear a esta.

Mientras la publicidad y el mercado progresaban, la noticia, sin quedarse atrás, también. La primera plana se hizo angustia para todo el mundo. Hoy día, la primera plana representa el llamado “tubazo” de los profesionales de la comunicación. Es cotidiano el ver noticias que causen conmoción en la sociedad, en la primera plana.

Las noticias de la farándula o la vida de los artistas, gracias a los incrementos tecnológicos en los artefactos para plasmarla (cámaras de video o fotográficas, grabadoras digitales, micrófonos de reducido tamaño, etc.), hace gran peso. Común es ver fotos que están reservadas por derecho legal, publicadas en la red o en otros sitios de manera “arbitraria”. Gracias a que los “individuos” que la capturan, poseen instrumentos aptos, para este fin.

En fin, la noticia, la publicidad y el comercio, se encuentran (siempre han estado) unidas, que es lo que se conoce como “marketing” o publicidad y mercadeo.

Los avances tecnológicos han generado una revolución impresionante en el mundo, la revolución de la información.

Ángel Arellano

jueves, 10 de mayo de 2007

¿Celuperiodismo?

A través de la historia de la humanidad, el hombre ha utilizado diferentes formas de comunicarse, desde la comunicación con señas, hasta la comunicación a distancia por medio de dispositivos tecnológicos avanzados. Los avances logrados en el área de las telecomunicaciones han permitido que el comunicador se desempeñe de una manera más eficiente, y es esta eficiencia lo que en gran medida, ha motivado, a nuevas empresas que día a día exigen mayores retos a quienes lo desarrollan. De esta forma, se ha llegado a alternativas de gran impacto a través del tiempo como son: internet (correo electrónico), cables de comunicación (ejemplo: fibra óptica), telefonía celular, televisión por cable, etc. El mundo de la información es, tal vez, uno de los ámbitos que ha sufrido cambios más veloces en el mundo actual.
Nos encontramos en el surgimiento de lo que se conoce como “Periodismo Participativo” o “Periodismo ciudadano”. Es decir, en poco tiempo se verán en todos lados noticias echas netamente con el uso de un equipo telefónico o cámara digital con acceso a internet de donde se enviaran fotos o videos a televisoras mostrando sucesos al instante. Se podrán elaborar, entonces, informes multimedia como los de la web, para que el usuario del teléfono observe en los momentos que tenga libre. Aunque la calidad del material multimedia es inferior al de la computadora (por el tamaño de la pantalla y el sistema de audio del celular), seguramente estos “informes multimedia móviles” se verán mucho más que los de la web. El celular se utiliza, generalmente, cuando uno está fuera del hogar o la oficina, y allí es mucho más el tiempo libre obligado que se presenta que frente a la pantalla de la computadora. Otro gran desafío para el periodismo. La velocidad de las noticias se duplicaran y la competencia entre estas, también. Con lo cual, lo acontecido recientemente puede llegar prácticamente en el mismo momento en el que se produce.
Las compañías que se encargan de la comunicación social (televisoras, periódicos, etc.) se verán afectadas en gran parte con el desuso de su servicio por parte del público. El desplazar a estas entes solo beneficia a un solo medio: internet. La red se encuentra de primera en cuanto a medio para adquirir información (de cualquier tipo) se habla. El uso de la internet crea cambios en las escuelas destinadas a formar comunicadores y demás profesionales. Ahora para ejercer cualquier trabajo se necesitan conocimientos básicos del computador y por consecuencia, de la red.
Para enviar la noticia rápidamente el comunicador debe poseer artefactos actualizados (celulares, palms, cámaras digitales, etc.) en lo que a envío de información multimedia (fotos, videos, audio) se refiere. Estos aparatos serán el medio para capturar la información al instante, y enviarla a su oficina de edición, para su previa publicación con más velocidad que en tiempos anteriores donde el comunicador tenía que llevar la información personalmente o dirigirse a un computador para enviarla al sitio donde será editada para su difusión por los medios de comunicación. Por consiguiente: los avances ofrecidos por la tecnología nos permite una información más reciente e inédita.

La creciente demanda de novedosos artefactos que tienen funciones que permiten la cómoda interacción y participación de la gente se verá multiplicada, gracias a la necesidad de las personas por estar comunicadas rápidamente y estar actualizados cada vez más. Esperemos que para el 2021 no existan periodistas con cables USB integrados, porque sino...
Ángel Arellano
CI: 19.841.865
asearellano@yahoo.es

DETRÁS DE UN RICO EXISTEN MUCHOS POBRES

“La explotación del hombre por el hombre”, termino referido por numerosos autores y, hasta por el supremo “líder” venezolano. Esta frase conjuga uno de los temas olvidado por muchos, y recordado por pocos. Cuando de exprimir la última gota de sudor del trabajador se habla, aparecen los grandes dueños de empresas y protagonistas políticos, para unirse al debate de falsedades. Defienden, incluso, sobre su voluntad religiosa, el supuesto deber que ellos han de cumplir para con sus trabajadores y el desarrollo de su organización. Sin dejar atrás, su “obligación moral” dentro de la sociedad en la que se ubica dicha empresa, colaborando con atenciones y vienes materiales al pueblo.

En este saco de desangradores, se encuentran, jefes, directores, presidentes y gerentes de empresas y compañías privadas y nacionales (entiéndase nacionales por, empresas del estado) que ejecutan sus labores de trabajos en pro de sus beneficios, y se olvidan de aquél que no ha pagado la luz en su casa o que no consigue nada en la nevera: la clase baja, etc. En el caso de las empresas privadas, los patriarcas tienen la facultad, de no encarar al trabajador e incumplir con sus obligaciones salariales. Sólo existe un beneficio para ellos: el crecimiento de la imagen empresarial y el aumento de capital en los bolsillos de los grandes “emprendedores” (empresarios de gran envergadura). Muchas transnacionales y empresas privadas, que hoy siguen desarrollándose en el terreno económico de Venezuela, no ofrecen un salario digno a sus empleados, y solo cancelan los requisitos básicos para no ser sacados del mercado. Sin embargo, pintan de un agradable color las oficinas de recursos humanos para aquél que quiera ingresar a esta “academia de la esclavitud”. Desde el descubrimiento de América, el capital privado ha sido el culpable de la sangre injustamente derramada por tantos pueblos indígenas que habitaban en éste espacio geográfico. La historia desenmascara al capital privado y lo arroja hacia nosotros como el responsable de la agrandada tasa de mortalidad y pobreza vivida en el mundo.

Las empresas nacionales: son las comprometidas en sostener la economía de un país. Es un enigma para el cerebro humano el hecho de la malversación de fondos: cada empresa e institución venezolana presenta mínimo un caso de mal uso de los recursos recibidos por el gobierno (y otros, que la miseria que se les suministra, para un futuro “progreso”, se esfuma). En Venezuela, las organizaciones y empresas que preside el estado, han evolucionado en un criadero de adulantes. Para poder ingresar y trabajar pacíficamente en un ente gubernamental, actualmente, debes pertenecer a un partido político que represente los intereses del “líder revolucionario”, o sino, por lo menos, hablar bien de él (no vaya a ocurrir que te pongan de patitas en la calle). Aunado a esto, hallamos el ego y el despotismo que ilustran la personalidad de los encargados. Hablar mal de la organización o de la gente que se encuentra “al frente” de esta, puede ser equivocado. No considero que algún chavista, gerente de una empresa del estado venezolano, le tiemble la mano para tachar de la nómina al individuo que se atreva a manchar la “reputación” de un adepto al régimen. Y a todas estas, ¿cuál reputación? Las personas que se encargan de las trincheras del gobierno, capaz y saben escribir (sin discriminación, pero es la verdad): uno cada día se asombra más al saber de la incompetencia de los dirigentes que apoyan la ideología “marxista-bolivariana” (con una que otra excepción). Docentes, médicos, la gran clase obrera, entre otros trabajadores públicos, se ubican en situación de pobreza y no ven por ningún lado la presencia del popular “bono salarial”, o un aumento. Estas personas que siguen cumpliendo con su labor son los que merecen un aplauso por su moral y ayuda social.
Tanto las grandes élites del sector privado (internacional o no), como el sector económico representado por el estado, colaboran agarrados de manos al empobrecimiento de Venezuela. Los bien alimentados y satisfechos empresarios y gerentes, solo pronuncian al pueblo la conocida frase “estamos trabando”, para callar un poco la protesta que se ve cotidianamente en las calles, y tratar de continuar con su extorsión y atropello a la estabilidad económica del trabajador honrado. No se puede dejar de comentar la expresión que concede el régimen autócrata para con su masa de adulantes cuando estos se alzan: “Si se paran están botados”. ¡Qué muestra de patriotismo!

El camino, para aquellos que no quieran pertenecer a esta jauría de explotadores en la que se han convertido los productores y encargados de capitales privados y estadales, es: la independencia. Para no vivir de nadie a la hora de hacerse en el terreno laboral: no recibir insultos ni limosnas de salarios. La oferta de una faena libre, y sin decisiones tomada por otros, es la mejor opción dentro del campo de las cosas por hacer: el trabajo.

Ángel Arellano.
CI: 19.841.865.
asearellano@yahoo.es