Aquí encuentras mi opinión, lo que pienso sobre Venezuela y el momento que nos ha tocado vivir. Lecturas, crónicas, artículos, relatos y crítica... Bienvenidos.

lunes, 11 de julio de 2016

Venezuela: ¿cuándo termina este episodio?

Más de 35.000 venezolanos cruzó la frontera con Colombia para abastecerse de alimentos 10.07.2016

 La pregunta que zanja cualquier conversación en el país nos deja inhabilitados para elaborar respuestas que puedan llegar a puerto seguro. Citamos en el criollo más preciso: “¿Cuándo se acabará esta vaina?”.
                Angustia y desesperanza son los dos componentes que controlan la psiquis de la población. El hambre no da tregua, los enfermos y víctimas de la violencia siguen muriendo en cantidades que no conocen registro.
                Los que siguen comiendo tres veces al día son muy pocos, apenas una pequeña minoría que ha podido sortear los embates de la miseria. “El país está en una situación tan crítica que dentro de poco nos vamos a estar comiendo entre nosotros mismos”, me dijo un primo cuando hablábamos de los precios de las verduras, los tubérculos, las frutas y las especias, alimentos que antes tenían un precio relativamente bajo con respecto al resto de la canasta alimentaria, y que hoy repuntaron hasta convertirse en un lujo.
                ¿Cuánto tiempo le queda a este sufrimiento? ¿Cuánto puede soportar la población? Si bien el gobierno vigente se desmantela a una velocidad asombrosa, lo cierto es que todavía controla la economía, la justicia, los trámites y los pocos recursos que reposan en las ruinosas arcas del Estado. Hay, sí, por supuesto, un tejido de conspiraciones que cubre desde lo más alto de la cúpula hasta lo más bajo del aparato. Es notorio. No obstante, los poderosos de todas las esferas y de todos los niveles, se aferran a un mando sin pueblo.
                La caída del chavismo es un capítulo que inicia con la muerte del caudillo. Tras ese imprevisto, el PSUV perdió un importante número de votantes. Luego, por esas contradicciones que colman nuestra historia, el electorado opositor se desmotivó permitiéndole al oficialismo mantener el control de la mayoría de los gobiernos regionales y municipales. Sin embargo, el descontento siguió creciendo hasta materializar un profundo revés al chavismo en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. Éste ha sido el acto más valeroso de la sociedad venezolana en los últimos tres lustros. En adelante, cada día transcurrido desde la instalación de la nueva Asamblea Nacional ha estado repleto de tropiezos para Maduro. El país ve cómo la metástasis asfixia sus últimas fuerzas.
                Volvemos: ¿cuándo se acaba esto? ¿Cuándo llega a su fin?
                Hemos dicho que el colapso de la sociedad venezolana inició con el ascenso de Chávez al poder. Hemos dicho que el chavismo vino a cerrar el ciclo de la República Civil para implementar el caos “socialista” como la guinda que hacía falta en el pastel del episodio democrático venezolano. Hemos dicho también que esta experiencia no es extraña en un país con más tradición militarista que civilista. Y hemos dicho desde luego que para recuperar la democracia y sus libertades inherentes, es necesario dar paso a un gobierno de civiles donde el poder militar esté, más que subordinado, excluido de la militancia política. Pero retomemos: ¿cuándo termina este episodio? ¿Cuándo concluye el colapso o por lo menos cuándo cambian los actores para administrar el colapso y con suerte salir de él?
                No hay respuesta cierta, por tanto no podemos ensayar aproximaciones, y por tanto no podemos ser portadores de una explicación rimbombante en el papel, pero pobre en la práctica. Sólo podemos decir que el colapso del sistema actual en Venezuela culmina, eso creemos, con la sustitución del régimen vigente por otro de orden democrático, plural, civil y que se apegue profundamente al respeto de la institucionalidad constitucional y la división de los poderes públicos. El colapso, o lo que entendemos por colapso, puede encontrar fin si el antídoto tiene un componente democrático y otro que opere como estabilizador de un sistema que, una vez instalado, tras la salida del chavismo, pueda soportar, mediante acuerdo, pactos, concesiones, o conciliación de élites, los embates futuros.
Concluyendo: capaz el colapso no termina con nuevos actores, pero sí conseguirá otro rumbo que nos puede ayudar, con suerte, a salir de él.

Ángel Arellano

jueves, 7 de julio de 2016

El adiós a Brenda Briceño


De Brenda Briceño decían que estaba loca. ¡Loca de bola! Y sí. Tan loca que le declaró la guerra al cáncer e hizo que un montón de gente la siguiera. Tan loca que inspiró a miles. Tan loca que luchó contra el régimen de Chávez, contra el de Maduro y contra la enfermedad más popular de estos tiempos. Fue una luchadora y se fue luchando. Se fue viviendo.
         Por otro lado, ¿en verdad estaba loca Brenda? No. Los que decían eso lo hacían jodiendo. Brenda era inteligente y con un espíritu activo. Hiperactiva quizá. La conocí en Caracas en una de las cientos de marchas del Movimiento Estudiantil en contra de Chávez, cuando hablar por el chat de Blackberry era el último grito de la moda y en las universidades de todo el país se tejió una red gigantesca para movilizar el descontento de la juventud. Durante varios meses, tal vez años, mantuvimos contacto. A los que han pasado por movimientos estudiantiles saben de los amigos, hermanos, panas, conocidos, compinches y aliados que se ganan en esa etapa tan fecunda de la vida.
         Desde que Brenda anunció que era víctima del cáncer sensibilizó a muchos con su causa, por su forma de abordar la enfermedad, su manía de hacer de la desgracia una oportunidad para mostrarle a la gente cómo siempre se podía estar dispuesto en echar para adelante.
         Llevó a cabo una campaña en redes sociales que llegó a muchos sitios, buscando recursos, clamando medicinas para el tratamiento y hablando de cómo afrontarlo, de cómo hacer de la vida una fiesta.
         Hace cinco días, Brenda colocó en su Twitter, enlazado con su Instagram: “Hoy caminamossssss!! Sí, después de casi 10 días acostada hoy me paré con el apoyo de mi papi…”. Fue una grata noticia. Hace tres días, el mensaje preocupó: “Estoy entre ustedes. Gracias por sus oraciones”. Y hoy, luego de una larga batalla, ya no nos acompaña.
         Dejó en la Tierra, a un niño, a su familia y a nosotros, los venezolanos, que siempre la recordaremos con cariño y simpatía. Subió buscando a Dios, quien la recibirá con amor. Que en paz descanse.

         Aquí el último post del blog de Brenda: http://brendabriceno.blogspot.com.uy/2015/11/venezuela-quiere-que-tu-cambies.html

Ángel Arellano

martes, 5 de julio de 2016

El colapso y los 200 años de la República


El colapso de Venezuela en lo económico, en lo político y por tanto en lo social, no está comenzando, ni está por comenzar. El colapso de Venezuela inició en el momento en que un régimen autoritario y populista como el chavista asumió el control del poder. Y este colapso ganó notoriedad cuando el régimen se consolidó en el gobierno, para poner en marcha con holgura y comodidad su proyecto que, apoyado durante años por la mayoría de la población hipnotizada con la retórica del difunto caudillo y exorcizada con el derroche de la bonanza, resultó en una profunda involución de la sociedad venezolana, deteriorándola al punto de sumergirla en una crisis humanitaria sin precedentes.
            La democracia “participativa” y “protagónica” del Socialismo del Siglo XXI escribió un nuevo capítulo de la ficción predominante en los doscientos años del Estado venezolano, ficción contra la que luchó la sociedad por un lapso de cuarenta años para mantener a raya la negación de la realidad y el uso sistemático de la represión como mecanismos de mantener la farsa en el poder.
            Para la magnitud del caos que vive Venezuela, con los muertos por hambre y falta de medicinas, los saqueos e índices de violencia, es todavía sorprendente, cuando no espeluznante, que un 23% de la población apoye la gestión de Maduro. Empero, es a la vez impresionante que ya no sea sólo la gestión de Maduro lo que ha descendido estrepitosamente, sino además la popularidad del chavismo, del PSUV y del propio Chávez, como han referido actuales estudios de opinión de las encuestadoras más serias del país como la firma Datanálisis.
Es decir, incluso el ícono del proceso revolucionario, el redentor y uno de los protagonistas de la ficción, también se esfuma, siguiendo la tradición de los dos siglos de Estado independiente. A rey muerto, rey puesto. Pasó con la desaparición de Colombia y la supremacía de Páez. Con el descenso de Páez y el empoderamiento de Monagas. Con la salida de Monagas y los caudillos que hicieron posible la Guerra Federal. Con el fin de la Guerra y el gobierno de Falcón. Con la expulsión de Falcón y la llegada de Guzmán. Con la restauración de Castro. Con el jaque mate de Gómez. En aquellos tiempos el líder de turno imponía sus formas. Refundaba la Patria. ¡Doscientos años de historia y 26 constituciones nacionales! Lo demás que buscara su acomodo en el recuerdo, hasta que llegara un nuevo líder y repitiera la práctica. Sólo la República Civil encendió vela a todos los santos permitiendo que cada cabeza y cada espada figuraran en los libros de la historia, o que por lo menos existiese la libertad de contar el relato completo. Sólo los civiles hicieron justicia a la memoria nacional.
            Pues así como hemos afirmado cuando hablamos de la conclusión de otro capítulo, sucedió con Chávez y sucederá después de él. El chavismo llevó al país a cumplir con un ciclo necesario, un ciclo de muerte, hambre, desesperación, angustia, masacre, anarquía. El ciclo del colapso. Nos puso ante el espejo para que miremos la ficción vivida todo este tiempo. Ahora el chavismo desaparecerá y otro episodio iniciará pronto, sin embargo, para que no exista una repetición o un capítulo peor, sólo hay una garantía que el pueblo puede dar al sistema para que a su vez el sistema dé garantías al pueblo. Hay sólo una manera para que la democracia deje de llevar apellidos y los militares dejen de hacer del Poder Ejecutivo su cuartel general: el gobierno de los civiles. La República Civil. La democracia real. La democracia moderna. Con sus imperfecciones, con sus problemas, con sus crisis y lamentos, con sus debilidades y fortalezas. La democracia es el único camino.
La población hoy, también impresionantemente, apoya en un 77% el cambio de gobierno, para abrir una ventana que nos salve de la asfixia. La población hoy, apoya una salida constitucional, pacífica, cívica, democrática y electoral. La población hoy quiere salvarse. La población hoy quiere despedirse de la ficción.

Ángel Arellano