Aquí encuentras mi opinión, lo que pienso sobre Venezuela y el momento que nos ha tocado vivir. Lecturas, crónicas, artículos, relatos y crítica... Bienvenidos.

lunes, 26 de mayo de 2014

El currículo del Ministro


         La revolución educativa finlandesa, uno de los fenómenos más estudiados recientemente en el mundo, logró con inmenso sacrificio sumar a toda la sociedad a una meta común para el progreso: educación de calidad. Finlandia desde hace varios años es el primer país del planeta en educación, mérito que lo posiciona extraordinariamente en ciencia, tecnología e innovación, generando a la vez altísimos índices de estabilidad social y crecimiento económico.
            En esa labor nacional tiene preponderancia el papel del Ministro de Educación como gerente de la cartera que direcciona la política educativa del Estado. Su trabajo es estratégico y decisivo. Los países de mayor trascendencia en educación e investigación destacan por colocar los mejores hombres y mujeres en tal importante espacio del gabinete ejecutivo.
En Finlandia, por ejemplo, la Ministra de Educación, Ciencia y Tecnología, Krista Kiuru, es una doctora en educación de la prestigiosa Universidad de Helsinki, con apenas 40 años de edad y una vasta experiencia en temas educativos. En su haber destacan conferencias mundiales sobre logros en igualdad de acceso a la educación en Finlandia, incremento de patentes comerciales y trabajos de investigación exitosos.
            Un poco más cerca, en Chile, el ministro de educación Nicolás Eyzaguirre, es ingeniero comercial mención economía de la Universidad de Chile con magíster en la misma casa de estudios y doctorado la Universidad de Harvard. Resalta como profesor de la Universidad de Santiago, Diego Portales, Central y Harvard. Fue consultor y director ejecutivo del FMI en Suramérica, asesor de la Cepal, Ministro de Hacienda y director del exitosísimo Consejo Nacional de la Innovación que produjo positivos cambios en la educación e investigación del país que rinde más homenaje a Don Andrés Bello. Chile hoy tiene el mejor nivel educativo de la región.
            Ahora bien, el nuestro, el venezolano. Héctor Rodríguez (32): abogado egresado de la UCV del cual se desconocen estudios posteriores distintos a los cursos de formación ideológica cubana. Ha pasado por toda una lista de espacios burocráticos luego de su irrupción en la palestra pública cuando en 2007 fue parte de un grupo de jóvenes que defendieron al chavismo en un improvisado debate estudiantil en la Asamblea Nacional.
            Rodríguez es el único joven en la Dirección Nacional del PSUV. En apenas siete años ha sido a la sazón Ministro del Despacho de la Presidencia, Viceministro de Políticas Estudiantiles en el Ministerio de Educación Superior, Vicerrector de la Unefa, asesor  de la Alcaldía de Libertador (Caracas), asesor jurídico de la Comisión de Deporte del Consejo Legislativo de Miranda en el gobierno de Diosdado Cabello, Ministro de Deporte y ahora de Educación.
            En el currículo del ministro de la dictadura destaca una amplia gama de denuncias por acoso laboral, corrupción y partidización de cada átomo del aparato deportivo y educativo. Fue nombrado por Maduro hace apenas cuatro meses para implementar el currículo Castro-Chavista en las escuelas de la nación. Su gestión está marcada por una frase que ha dado la vuelta al mundo: “No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarla a la clase media, para que después aspiren a ser escuálidos” (25-02-14).
            Así las cosas. El gobierno no cree en la excelencia académica como mecanismo de superación hacia el progreso. Coloca a un siervo del partido para que preserve “el legado”: la destrucción total del sistema educativo y el adoctrinamiento en todos los niveles.


            Ángel Arellano
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domingo, 18 de mayo de 2014

El delito estudiantil


         Juan de Dios es un muchacho sano, alto, agradable, educado desde la humildad del cultivo y la promesa de la cosecha en un pueblito de Guárico. Baila, canta, lee poesía y estudia sociología, una de esas ciencias raras que pretende comprender la incomprendida vida del tumulto. Se fue a la capital cargado de sueños, queriendo volver para traer el sustento a una familia que mucho necesita.
            Salió a protestar el día de la juventud. Al igual que sus compañeros de clases, la inseguridad le tocó muy de cerca. Apenas en enero le habían robado todo en un autobús y veía con estupor que mientras asesinaban a estudiantes dentro de sus propias casas de estudio, el pueblo se mantenía en colas interminables sufriendo por la escasez y el desabastecimiento.
            En la marcha se armó una trifulca, llegaron disociados armados y grupos antimotines. Los dos lados de la violencia: la oficial (GNB y policía) y la paramilitar (colectivos). Perdió el equilibrio, cayó al piso. Al levantarse sólo notó un destello blanco y un ardor insuperable en el rostro. Vuelve a caer, ahora sí inconsciente.
            Despierta en una camilla, no hay visión por el ojo izquierdo. El dolor es intenso. Está esposado. No sabe qué ocurre. Sin teléfono ni morral ni cartera. ¿A quién le comunica su desgracia? Llegan dos reservistas de las Fuerzas Armadas. Se lo llevan sin más.
Entiende su situación al pisar la celda, vendado, con la franela empapada en sangre y múltiples moretones. No le permiten hablar con nadie. No sabe de su madre, amigos y demás estudiantes. Lo mantienen ahí, a oscuras. 25 largos días. ¿Su delito? Emprender, estudiar, soñar, alzar su voz, gritar la verdad, caminar con un cartel exigiendo justicia y soluciones a la crisis venezolana.
Sale de prisión en medio de protestas. Al fin ve a su madre, la siente, llora, sufre con ella la desventura de ser una nueva víctima de la dictadura. Su padre no está, nunca estuvo. Se regresan en el primer autobús a Guárico, directo a casa del médico amigo de la familia. Es poca la esperanza, no tendrá más visión en ese ojo. La bomba lacrimógena destrozó nervios benditos.
Al pasar las semanas se mantiene desde casa colaborando con su causa. Escribe, diseña panfletos, organiza reuniones y asambleas populares. Juan de Dios es un activista, un hijo de la lucha por la democracia. Apenas 20 años. No se dará por vencido. Reiniciará clases el próximo semestre. Quiere ver su país mejor, quiere que toda la sociedad se vuelque a poner su granito de arena ante el desastre de la dictadura.
Dos meses después, Juan de Dios es uno de los millones de jóvenes que llora la caída de 42 personas en tres meses de protestas. Más de tres mil detenidos y setenta torturados. Quiebra fiscal del país, no hay dinero, alimentos, medicinas, repuestos. La calle, la participación, el acompañamiento de la gente, la protesta, es el único camino a la justicia, a la historia. Unidad real, esa deuda que nos tenemos pendiente.
En 2011 el periodista Ramón Hernández publicó “Contra el olvido”, un libro de conversaciones con el ilustre Simón Alberto Consalvi. En sus páginas comentaba mucho de lo que hoy sucede: “Cuando la resistencia sea fuerte, llegarán las torturas (…) Cuando haya una enérgica resistencia, la tortura y la muerte estarán presentes (…) En Cuba sólo existe lo que dejó Batista y los gobiernos anteriores. La revolución no construyó nada. Aquí se caerá el puente sobre el Lago de Maracaibo, se abandonará la infraestructura y el dinero del petróleo se usará para la sobrevivencia, para comprar alimentos y medicinas a las mafias internacionales”.


Ángel Arellano
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lunes, 12 de mayo de 2014

Política de la MUD


         Tengo como política, en estas aguas tan desconocidas y revueltas, no frecuentar el estrado de los análisis apocalípticos y aproximaciones catastróficas contra todo lo que tanto ha costado construir. La Unidad como alternativa a la dictadura de Venezuela, con sus altos y bajos, es un referente. Un punto de encuentro de toda la oposición. Todos tienen su representación ahí. Y aunque muchas veces no se esté de acuerdo, nadie dijo que fuera fácil luchar contra semejante banda de delincuentes apoderados del aparato estatal.
            Nuestro trabajo, el de toda aquella persona que se sienta identificada con la lucha contra la sangrienta dictadura de Nicolás Maduro, es proteger los nichos de democracia que resisten los embates de un régimen que usa la violencia, la fuerza y la justicia, en favor del terror y la barbarie. Ciertamente hay posiciones polémicas que han ocasionado debates pocos fructíferos. Otras, muy alejadas de la realidad, siquiera generaron un comentario bueno. Ambas necesitan reflexión y cambio.
            Por ejemplo, son muchas las declaraciones de dirigentes, parlamentarios y líderes de los partidos de la MUD que han resaltado una y otra vez que el caos económico de Maduro se debe rechazar con protesta ciudadana cívica, pacífica y en toda la Patria.
Incluso Henrique Capriles, el primer líder de la oposición, ha reiterado ese llamado incesante: hay que alejarse de la violencia “venga de donde venga” (expresión cuyas reservas he expuesto anteriormente) y dedicar todos los esfuerzos a protestar por las carencias que vive nuestra gente.
            Pues bien, ese es el tema. Esa la agenda: lucha social dura, irreverente y en la calle. Sublevarse constitucionalmente contra la opresión del castro-madurismo. Aun cuando la mesa de diálogo Gobierno-MUD siga “operando” desde Miraflores, no hay razones para detener la protesta. Ahora bien, ¿cuáles han sido las últimas convocatorias puntuales de la MUD? ¿Cuáles los escenarios para protestar organizados y articulados por esta importante instancia?
            Particularmente he decidido redactar estas líneas por una inminente preocupación: la MUD, con todo lo que debería estar haciendo en activismo político a lo largo y ancho de la nación, se ha dedicado exclusivamente a las apariciones en prensa, informaciones sobre a la mesa de diálogo y expresar apoyos sin un sustento real en la calle.
            Hay un trabajo extraordinario, vale decirlo, de muchos diputados y dirigentes que han ayudado en gran manera a la resistencia activa: el equipo de DDHH donde destacan Miguel Pizarro y Delsa Solórzano, equiparables al de otras ONG, instituciones y abogados independientes que han metido la mano para ayudar al Movimiento Estudiantil, principal agitador de masas y víctima de la represión gubernamental.
            Sin embargo, la lucha de hoy nos convoca a todos. Está muy bien declamar sobre nuestras desgracias y exhibirnos como alternativa real, pero es medular poner una agenda de actividades nacionales sobre el tapete. La MUD es un cuerpo político, conformado por partidos, y el trabajo de éstos es recorrer el territorio, organizar el rechazo al gobierno y consolidar esa mayoría que no quiere continuar viviendo en el desastre de Maduro. La política no sólo es preparación, campaña y elección. Ya sabemos lo que las esperas inactivas en la calle han traído como resultado al sector opositor. Hay que llegar a cualquier elección con la calle caliente, encendida. Para luego es tarde.

            Ángel Arellano
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lunes, 5 de mayo de 2014

Hablándole al espejo

          Maduro despierta, habla al espejo, discursea, junta frases, no reconoce el ton ni el son, nunca ha tenido ritmo entre tanto balbuceo. Desde las primeras horas del día y hasta bien tarde en la noche el presidente habla desafinado, como si la realidad nacional no empeorara ese escandaloso ruido que improvisa.
            Al igual que Maduro, toda la Revolución lleva 15 años hablando sola, hablando para sí misma, sin esperar respuesta alguna del público. Insulta, agrede, miente, grita, acusa, amenaza. El gobierno tiene tanto tiempo escuchando nada más su versión, su parte del relato, que se siente incómodo en la mesa con un acompañante que no viste de rojo.
            El Papa ora por el diálogo, Obama frena cualquier sanción esperando humo blanco, la Unión Europea igual, Latinoamérica quiere solución a la crisis pero todo parece irse al demonio. En la reunión los dos hablan pero quien puede solucionar los problemas no escucha. Uno cedió y entró a las fauces del lobo. Ya desde dentro, éste no responde, no cede. Muerde, aprieta y sigue causando dolor a la sociedad. Quiere ganar tiempo en el desastre.
            ¿Quién apuesta medio a la rectificación? ¿Quién cree que Miraflores comenzará a oír otras voces? Luego de aquél debate en cadena nacional el gobierno no ha cumplido con nadie. Maduro es culpable, no ha dado solución al caos.
79,5 % de los venezolanos están convencidos de que el país está muy mal. Súbita mayoría: 8 de cada 10. La oposición sigue movilizada, el chavismo desmoralizado y los no alineados también se quejan de la gran crisis nacional.
4680 homicidios contaron las cifras oficiales en los primeros cuatro meses de 2014. Todos los días en Venezuela mueren 39 compatriotas, 39 camaradas, 39 compañeros. La muerte no es excluyente. 15 años gritando en protestas, marchas y panfletos que la inseguridad nos arropa a todos y el Estado sigue danzando en la sangre.
La crisis nos une, mantiene al país en el mismo saco. Cada quien sufre su cola y revisa su bolsillo. La inflación ha carcomido la dignidad de la Patria. Un gobierno que a manos llenas regaló el dinero, se lo gastó completo, no tiene con qué pagar. Ahora juega con la educación mientras vuelven los apagones.
En su mensaje para sí mismo, Maduro dijo que el aumento salarial de 2014 sería proporcional al gasto inflacionario y traería felicidad a la gente. Sólo 30% fue el incremento, el espejo se mantuvo mudo, pero el pueblo sintió la traición. ¿Quién se alegró? La Cesta Básica Familiar está por encima de los 17 mil bolívares y apenas el sueldo llega a los cuatro mil “fuertes”.
Al momento de trazar estas líneas el transporte terrestre nacional aumentó en 100% sus tarifas, igual el aceite de motor PDV 60%, los repuestos otro tanto más y las medicinas culminaron su empinada subida a la cúspide de lo inaudito. No interesa al gobierno que no pueda trasladarse al trabajo o a la escuela, menos quien muere por falta de remedios e insumos. Chávez murió de cáncer y ni los hospitales dotaron para atender la tan común enfermedad.
Hay que luchar contra los sordos, contra quienes no escuchan. La dictadura tiene una sola voz, la democracia una multitud de ellas. La primera no posee oídos y la segunda goza de millones de ellos. Tiempo de quebrar el espejo, abrir los ojos y mantener la protesta. Dios salve a Venezuela. Ocupémonos pues, la libertad no se vende, pero tampoco es regalada.


Ángel Arellano
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