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lunes, 5 de mayo de 2014

Hablándole al espejo

          Maduro despierta, habla al espejo, discursea, junta frases, no reconoce el ton ni el son, nunca ha tenido ritmo entre tanto balbuceo. Desde las primeras horas del día y hasta bien tarde en la noche el presidente habla desafinado, como si la realidad nacional no empeorara ese escandaloso ruido que improvisa.
            Al igual que Maduro, toda la Revolución lleva 15 años hablando sola, hablando para sí misma, sin esperar respuesta alguna del público. Insulta, agrede, miente, grita, acusa, amenaza. El gobierno tiene tanto tiempo escuchando nada más su versión, su parte del relato, que se siente incómodo en la mesa con un acompañante que no viste de rojo.
            El Papa ora por el diálogo, Obama frena cualquier sanción esperando humo blanco, la Unión Europea igual, Latinoamérica quiere solución a la crisis pero todo parece irse al demonio. En la reunión los dos hablan pero quien puede solucionar los problemas no escucha. Uno cedió y entró a las fauces del lobo. Ya desde dentro, éste no responde, no cede. Muerde, aprieta y sigue causando dolor a la sociedad. Quiere ganar tiempo en el desastre.
            ¿Quién apuesta medio a la rectificación? ¿Quién cree que Miraflores comenzará a oír otras voces? Luego de aquél debate en cadena nacional el gobierno no ha cumplido con nadie. Maduro es culpable, no ha dado solución al caos.
79,5 % de los venezolanos están convencidos de que el país está muy mal. Súbita mayoría: 8 de cada 10. La oposición sigue movilizada, el chavismo desmoralizado y los no alineados también se quejan de la gran crisis nacional.
4680 homicidios contaron las cifras oficiales en los primeros cuatro meses de 2014. Todos los días en Venezuela mueren 39 compatriotas, 39 camaradas, 39 compañeros. La muerte no es excluyente. 15 años gritando en protestas, marchas y panfletos que la inseguridad nos arropa a todos y el Estado sigue danzando en la sangre.
La crisis nos une, mantiene al país en el mismo saco. Cada quien sufre su cola y revisa su bolsillo. La inflación ha carcomido la dignidad de la Patria. Un gobierno que a manos llenas regaló el dinero, se lo gastó completo, no tiene con qué pagar. Ahora juega con la educación mientras vuelven los apagones.
En su mensaje para sí mismo, Maduro dijo que el aumento salarial de 2014 sería proporcional al gasto inflacionario y traería felicidad a la gente. Sólo 30% fue el incremento, el espejo se mantuvo mudo, pero el pueblo sintió la traición. ¿Quién se alegró? La Cesta Básica Familiar está por encima de los 17 mil bolívares y apenas el sueldo llega a los cuatro mil “fuertes”.
Al momento de trazar estas líneas el transporte terrestre nacional aumentó en 100% sus tarifas, igual el aceite de motor PDV 60%, los repuestos otro tanto más y las medicinas culminaron su empinada subida a la cúspide de lo inaudito. No interesa al gobierno que no pueda trasladarse al trabajo o a la escuela, menos quien muere por falta de remedios e insumos. Chávez murió de cáncer y ni los hospitales dotaron para atender la tan común enfermedad.
Hay que luchar contra los sordos, contra quienes no escuchan. La dictadura tiene una sola voz, la democracia una multitud de ellas. La primera no posee oídos y la segunda goza de millones de ellos. Tiempo de quebrar el espejo, abrir los ojos y mantener la protesta. Dios salve a Venezuela. Ocupémonos pues, la libertad no se vende, pero tampoco es regalada.


Ángel Arellano
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.com.ve

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