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martes, 21 de enero de 2014

A Dios gracias



         Cumplidos los 16 años me acomodé con mi banda de rock en un pequeño apartamento de la Av. Fuerzas Armadas de Caracas, con las suficientes ganas para probar suerte en la capital y llegar a grabar un primer trabajo discográfico. El objetivo fue poco a poco abriendo puertas, sin embargo, consideré que este aventurado grupo de adolescentes de Clarines necesitaba mantenerse en un segundo plano y me instalé en Barcelona a estudiar periodismo. De esas andanzas capitalinas en las que aprendí a vivir solo, independiente, o quizás, autosuficiente, comencé a tener una nocturna comunicación con Dios a través de mis oraciones.
            Desde ese momento no he pasado una noche sin pronunciar el Padre Nuestro, persignarme con la señal de la cruz y agregar varios Ave María y Credos que me ayudan a comprender la magnitud de nuestra misión en el mundo como ciudadanos. Soy católico, por nacimiento y creencia. No me he quedado en la exclusividad de la misa del domingo o en el tránsito persistente de los pasajes bíblicos. Siempre he llevado conmigo, como doctrina principal, que entender al cristianismo, aun cuando se profesen abiertas diferencias por todos los casos negativos y referencias históricas conocidas, es deber de la humanidad. Aplaudo la diversidad de religiones, amo el respeto entre hermanos así como la libertad de pensamiento pues todos tenemos un espacio en el Universo.
            Busqué en los pasadizos más recónditos de mi mente un concepto para mi texto de fin de año. Alguna historia que agregar al sumario de denuncias y reflexiones que hacemos como aporte a una sociedad necesitada de jóvenes luchadores. El último artículo de este atormentado 2013 colmado de tensiones y retos por demás pendientes para una jornada que ya sin comenzar se presenta como decisiva: el duro calvario de 2014.

Lo encontré (el concepto) luego de sufrir un accidente de tránsito este 29/12/2013, e inmediatamente, al salir de alta del centro hospitalario, quise escribirlo. Vaya paradoja, Ángel: ¿ha sido necesario una experiencia terrible para dedicar unos párrafos al Creador? Pues siempre me he mantenido en contacto con él. No sólo como instancia para drenar mis dimes y diretes propios de un febril joven que se forma en la causa democrática para ayudar a su necesitado país, sino como terreno de la consulta para obrar en el bien y en el mal, en lo terrenal y espiritual. Dios está contigo en todas partes. Dios te observa pero también está en las experiencias que acumulas, sean tristes o alegres, aleccionadoras o fatales.
Cruzando una curva en la bajada de San Agustín de Caripe, en la vía de la Cueva del Guácharo, en el estado Monagas, mi carro se coleó y cayó por un pequeño farallón de unos tres metros. 9:00am. Gracias a Dios y a la Divina Providencia no pasó a mayores. El saldo fue una cirugía de emergencia en Barcelona cuyo protagonista como paciente es quien les escribe, una compañera que por amor a la Virgen del Valle sólo sufrió unos moretones y un vehículo con algunas averías que se pueden resolver (con la paciencia que amerita encontrar los repuestos). A pocos metros de esa corta caída, los barrancos eran de unos cientos de metros. Debo agradecer enormemente al Señor que me permitió quedarme en este mundo para seguir aportando a nuestras luchas y encarrilarme aún más en el camino del bien y en el de la prédica del ejemplo, la única herramienta cultural con la que podemos ser cada día mejor sociedad.
En nuestro próximo artículo estaremos enviando una crónica, seguramente mejor explicativa, de este hecho que sin duda, ha marcado mi vida, la de mi familia y amigos. A Dios gracias por seguir aquí. A todos quienes estuvieron pendientes en esas horas de emergencia y angustia, saben que ya contaban con una silla en mi corazón y que se mantendrán ahí por siempre. No quise despedir este año sin enviar este texto, y aunque probablemente muchas redacciones estén de vacaciones o trabajando a media máquina, el compromiso es ser siempre una firma más por amor a Dios, Venezuela y todo nuestro pueblo. Amén.



Ángel Arellano
Twitter: @angelarellano

www.angelarellano.com.ve

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