Semanas luego del evento
electoral del 14A se planteó en el escenario político una bifurcación en la
corriente democrática. Una tendencia muy marcada por la lucha de calle insistió
en mantener organizada la protesta pacífica pero firme en Caracas y las
regiones del país, y otra, más conservadora y apegada a unos valores
institucionales inexistentes en la Patria del “sálvese quien pueda”, apeló por
plastificar en la opinión pública la acción del cacerolazo y dejar la pelea en
contra del ventajismo y el fraude disminuida a los espacios de las redes
sociales. La última ha sido la implementada como es evidente.
Las consecuencias fueron
cortoplacistas. Con el pasar de los días el gobiernito del ilegítimo “mientras
tanto” se convirtió en el formal gobierno de Maduro que sigue mandando en la
estropeada nación de Bolívar. Después de abril la caída de los niveles de
aceptación del hijo de Chávez y de su camada burocrática fue feroz. Cada
apagón, cada cola, cada motín en una cárcel o cada escándalo de corrupción
pasaba directo a la cuenta de Maduro quisiera la oposición o no. Comenzó a
develarse una pujante necesidad popular de culpar al mandatario y a su tren
ejecutivo de cuanta situación negativa se presentara en el país, cosa que no
pasó con Chávez porque los perdigones los recibía a duras penas “el entorno
malévolo”.
Así pues, mientras el
hombre del pajarito llevaba más palo que una gata ladrona, las tinieblas de
Miraflores tejían la compra masiva de medios de comunicación antagónicos a sus
intereses como prefacio a la “ofensiva económica”. Los boliburgueses,
bolichicos, pdveseros, cadiveros y enchufados en general, sacaron su poquito de
petróleo guardado y adquirieron empresas de la información que cual cochina en
dominó han puesto a la orden del Sibci y ahora también el Cesspa. Capriles
quedó sin micrófonos en sus conferencias y apeló por la prensa internacional y
el internet, aunque en Catia, La Charneca o Tronconal no sean asiduos lectores
de las notas de la AFP o usuarios de las plataformas streaming. Quedó la
oposición sin cañones mediáticos como Globovisión, que con una transmisión en
vivo desde un encendido mitin o una marcha caraqueña, le encendía la sangre a
todo aquel que quiere salir de esta pesadilla.
Dada esta situación
incómoda, de inestabilidad total para un régimen que no terminaba de cuajar
incluso en sus propias entrañas, la MUD abogó por desactivar la lucha en la
calle y preparase para una batalla electoral que ha sido, para no desojar la
margarita, la más repugnante, injusta y desigual de toda nuestra historia
democrática. He ahí cuando en su intento suicida de legitimación, el cartel de
Miraflores apuesta “all in” a sus cartas e introduce la “ofensiva económica”,
estrategia que dejó en exposición al mundo lo más bajo del ser venezolano:
votamos por una tv pantalla plasma, no por un mejor país.
Sin embargo, la Unidad
ha debido mantenerse en la calle en una sesión permanente de protesta, para de
participar en la elección local, llegar al 8D con un país encendido en descontento
de cabo a rabo. Sin duda el resultado
hubiese sido distinto, más catastrófico para los delincuentes del gobierno. Con
la participación el 8D se legitimó al CNE, por tanto era necesario que la MUD
barriera la elección con mayor número de alcaldías y no disfrazar lo obtenido
en un gran logro que quienes tenemos un centímetro de criterio sabemos que no
es así.
A nuestro parecer se
perdió la interpretación real de la coyuntura dando paso a un divorcio entre
contexto, estrategia y resultados. De nada vale pelear y pelear si tus ganancias
son similares o “un poco mejor”. Eso desmotiva, desmoviliza, apacigua la
llamarada. Un conocido luchador colocaba en Twitter hace un par de días:
diferencia PSUV-MUD en regionales 2008 fue de 9,8%; ahora en 2013 7,3%. ¿Eso
quiere decir que en 2017 se mejorará en las locales 4,5% y en el 2021 2%? Los
cálculos de la MUD no pueden ser una progresión aritmética, la nación amerita
de cambios tajantes como el resultado de septiembre de 2010 en la AN o el 14A.
Ganar y cobrar. Y como sabemos que la MUD puede ganar pero estos vándalos no
dejaran cobrar la victoria, como alternativa está la calle, para defender
constitución en mano la voluntad de la gente. Es la humilde reflexión de un
militante de la democracia. RENOVACIÓN, ahí una de tantas claves.
Ángel
Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.com.ve
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