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Cola en sucursal del Banco del Tesoro de Lechería |
Nuevamente partí
temprano a la calle. Desde primerísima hora el Banco del Tesoro de Lechería
tenía una fila que superaba las 45 almas. Cuando abrieron, informaron que sólo
atenderían a los 15 primeros. Luego de tantas restricciones, tantos atropellos
y tantas pérdidas económicas ocasionadas a los viajeros, limitan aún más las
condiciones para migrar a la banca pública.
Los bancos
privados aprovecharon el madrugonazo Cencoex para escurrir el bulto y salirse
del paquete. Han notificando que no aceptarán trámites para divisas, aunque la
norma establezca 30 días para que los usuarios que carecieran de cuentas en los
bancos del Estado pudieran hacer el cambio.
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Cola en oficina Corpoelec de Lechería |
Tuve que
partir a la oficina de Corpoelec de Lechería a los fines de solicitar la
impresión del recibo vigente que me exigen en el Banco Bicentenario para apertura
de cuentas. Ahí la cola para pagar era muchísimo más nutrida, superior al
bululú de Hidrocaribe que está justo en frente. Todo el mundo haciendo cola. Pagar
la electricidad por la página web de Corpoelec es utópico. El aire
acondicionado estaba dañado, no tenían Internet para el sistema integrado y la
impresora no funcionaba. Está prohibido hablar con algún supervisor porque en
la puerta de la zona de cubículos dice: “Restringido sólo personal autorizado”.
Mientras la fila avanzaba lentamente, el personal de atención al público se
fue.
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Cola en oficina de Hidrocaribe de Lechería |
En la espera
para cancelar el servicio, conversé unos 20 minutos con un trabajador petrolero
y una señora ama de casa que estaba en el sitio. Ambos narraron anécdotas de un
lugar común: “nos tienen a todos en las colas para que no hagamos más nada”. El
señor me contó de todos los inconvenientes que ha tenido en el Banco
Bicentenario. Desde el rígido proceso para retirar una cantidad en efectivo
mayor a diez mil bolívares, hasta las planillas de declaración para cualquier
depósito: “te preguntan todo. Que si de dónde sacaste la plata, que para dónde
vas a moverla, que por qué estás retirando tal cantidad. Así es en Pdvsa. En el
Criogénico (José Antonio Anzoátegui) para hacer cualquier diligencia es un
papelero. Pasamos todo el día sacando copias y entregando requisitos. Con eso
el gobierno nos tiene ocupados para que no inventemos nada que no les
convenga”.
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Cola para comprar alimentos en establecimiento Limpiatodo de Lechería |
Preocupada,
la señora asintió. Habló del viacrucis de conseguir los productos: “para
comprar detergente un día, para comprar aceite otro, para harina otro. Que si
el número de la cédula, que si hoy no nos toca, que si no se consiguen los
repuestos. Uno vive cansado de tanta vaina”.
Así pues,
pasó el día y no hubo nada que hacer. Recomendaron que fuera mañana a ver si me
podían hacer el “favor” de imprimir el recibo. Por otro lado, la sección para
citas del Banco de Venezuela sigue colgada. No hay manera de abrir una cuenta
en esa institución sin esa planilla.
El problema
nunca será el cupo, la banca pública o privada, los alimentos nacionales o
importados o las diligencias que haya que hacer. El epicentro del problema, de
esta gravísima situación que vivimos, es la entrega de nuestra libertad, ese
valor innegociable que se ha erosionado en el país bajo la mirada complaciente
de muchos que se han adaptado a la vida en carestía, precariedades, atraso y
miedo.
Ángel Arellano
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