Vamos a decir algunas verdades más en esta columna, que ya desde hace rato debe estar tildada de golpista, pero sólo saca a la luz pública, problemas y denuncias que palpitan en calle de Anzoátegui y toda la nación.
El análisis detenido de las pocas fuentes de información oficial que exponen alguna que otra verdad sobre el acontecer económico, nos indica que el producto interno bruto (PIB) ha registrado en el primer trimestre del año en curso una disminución (contracción económica) del 5,8%. Esto debido por el declive de 5% de la industria petrolera (único motor productivo de Venezuela), descenso de 6% del sector privado y el 27,9% que bajaron las inversiones en el país. Esto sólo ha sido una mera lectura de la prensa nacional que reseña los informes del gobierno con respecto a su desastre de gestión.
La inflación haciendo de las suyas con un crecimiento de 30,4% mientras Chávez organiza los papeles de nuevos presupuestos en armas y despilfarro por doquier. El costo de la vida más elevado de la región suramericana se ve en Venezuela, donde la ley es flexible sólo con el gobiernito y el privilegio del poder está a su molde y acción.
Escondiendo el pánico por la contienda electoral próxima, en la que el sector opositor, poco a poco se ha ido solidificando mientras le quitan todos los días más herramientas a merced de una OEA dedicada al reality show de la politiquería, el Hugo dictador ataca a una de las empresas que es emblema de la industria criolla en el mundo, como Polar. Ataca en su condición de mandatario, pero su poder ha disminuido tanto que no puede contener el estupor social por sus errores garrafales que cuestan muchísimos petrodólares.
Veinte mil toneladas, ni más de menos, es esa la cantidad de alimentos podridos que fueron importados por el gobierno y que se perdieron a merced de la negligencia y los negocios no tan escondidos que los rojos rojitos elaboran sin disimular. Es más fácil caerle a palos a los pocos negocios privados que quedan en el país, que reconocer su desmedida virtud para aniquilar el estado de bienestar de hombres y mujeres hambrientos de transformación social.
El ala progresista del chavismo se dedica a estar en una sala situacional con los mayores lujos mientras piensan ser intelectuales de un pueblo que se olvidó de ellos porque no toman autobús sino costosos carros, y no compran comida en los mercados populares, porque gozan de amas de casas que hacen todo. Y en el otro ala, la cera de enfrente, la realidad circundante que apremia hombres valientes e inteligentes, las calles se inundan, la gente padece las desgracias de la insalubridad y los alimentos no llegan equitativamente porque solo mandan dinero para los centros electorales y no para las labores sociales.
Así esta esto, sigamos al frente, pregonando el cambio. Con hechos e ideología, para construir otro futuro.
Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es
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