Que más podemos escribir sobre este tema tan largo, tan polémico, que ha perdido respeto y que solo ha sido utilizado para publicidad de gobiernos populistas y con fuertes indicios de totalitarismo. Considero pertinente replantear el debate sobre nuestra ideología. Podrá decirse que es algo ya dicho por muchos, pero seguramente el sector juvenil no ha tomado la parte que históricamente ha ejercido sobre los conceptos doctrinarios revolucionarios que nos definen con tanta sinceridad, pero en eso, incluso en ese particular principio que tiene a la revolución como el paso que debemos dar para transformación social, hay que implantarle con mucha tenacidad e inteligencia, la premisa de los cambios proporcionales y graduales para que el reino de la justicia y la paz, deje de ser una utopía antigua.
Dirán los chavistas, fidelistas y demás “izquierdistas” ricos: “mayor barbarie la de no alabar a la revolución como el mayor proceso político nacido en el mundo”. Pero es así, las revoluciones destructoras de sociedades, divisoras y pasadoras de factura, han sido una practica de desproporción y desigualdad. Los ricos son los del gobierno, y los pobres son los demás. Que lance la primera piedra el dictador que no ha sido un ladrón del erario público. No es un comentario conservador, ni tildemos de derechas a quien lo pregona, pero en la realidad, la cruda realidad que ve a la gente pasar las penurias en el mundo, es esa.
Un desprestigio inigualable a nivel mundial el de los caudillos “zurdos”. Chávez se levanta en América como el próximo dictador si en las legislativas generales de septiembre la oposición no pone freno a la destrucción de la democracia y Fidel Castro continua siendo el mayor patrono de esclavos resignados a vivir en la pobreza desde hace mas de 50 anos, ahora con la cuerdita tomada por su hermano.
Que ejemplo se le da a la juventud en estos hechos antidemocráticos que tienen muchos anos llevándose a cabo. Llamemos a los verdaderos camaradas de la izquierda renovadora y constructiva a perseguir los pasos de la deliberación y los cambios graduales, logrados con mucha capacidad política, sin ejercer el mando a la fuerza. Sin tiranos ni autócratas, se coloca el ladrillo para el mundo que queremos. Democracia de calidad, sustanciada en libertades y respuestas oportunas es lo que quiere el trabajador, el estudiante, la ama de casa, el empresario, los profesionales, los miembros de la iglesia y el ciudadano de a pie. Educación, cultura, empleo, respeto, oportunidades y mas derechos son los valores de la izquierda que la juventud debe plantear en el hoy y mañana.
Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es
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