Crecí entre la calle San Antonio y el barrio José Antonio Anzoátegui, donde resido en Clarines. Pasaba casi todos los días por el frente de la casa de mi amigo “Vallito” en la calle Bolívar. Él, padre de un gran compadre que la vida me dio, Marcos Santamaría, vio irse al cielo hace pocos días a quien fuera su esposa, y para mí, persona ejemplar que tenía el cariño de mucha gente en el pueblo, la señora Fidelina de Santamaría. Falleció una gran mujer en Bruzual.
Uno de los días del primer trimestre del año en curso, venía caminando por el casco central de Clarines, y en una paradita de costumbre para saludar, conversé con “Fide” sobre la situación del país y del municipio. Caminando uno palpa la verdad innegable, la realidad circundante, lo ocurrido y por ocurrir, pues el ciudadano de a pie es muy sabio y conoce de todo un poco. Recoge las anécdotas importantes para la comunidad y percibe los hechos, porque es un protagonista más y no un analista de oficina.
No se puede ser más acertado en el diagnóstico del acontecimiento, que la visión del propio personaje; y en la obra que vivimos en Venezuela, todos estamos claros que debemos cambiar, pero muchos no sabemos cómo, y otros, peor aún, no entienden para qué. Entonces hablaba de eso con Fide: de la gente que no comprende de mejoras para el pueblo y de más transparencias en las labores públicas.
Vivienda, seguridad y bienestar
Conversando sobre diversos temas en común, gracias a que en la zona hay mucha gente que lee esta humilde columna, Fide consideraba que el crecimiento de Bruzual era desproporcionado, cosa que comparto profundamente y que no es secreto para nadie. Ejemplo: El Paraíso, un sector relativamente nuevo que tiene en Clarines apenas unos pocos años, ya cuenta con mucha población y con la envestidura de ser una de las zonas más grandes de la comunidad. También, una de las más peligrosas, reflejo de la realidad nacional insegura y carente de condiciones para el bienestar.
La negligencia gubernamental otorgó el precinto del desconocimiento y la planificación nunca ha llegado (por ahora) a El Paraíso, que lucha por lograr urbanismo amén del esfuerzo de los consejos comunales y la sociedad organizada, no por el conocimiento de una municipalidad capaz y comprometida.
Si fijamos la atención en ese aspecto, vemos como tres elementos (vivienda, seguridad y bienestar), causan revuelo en personas que no precisamente son críticos políticos, pero sí cultas por demás. Si los dos factores que pelean por el poder en Venezuela, unos por quedarse más de lo que deben, y otros por querer llegar carentes de sustancia, revisaran estos conocimientos de la sociedad que los rodea, pudiéramos avanzar.
Pero gracias a Dios no estamos solos, y gente como Fide, quien aflojó las merecidas lágrimas de bastante gente en Clarines, son el pensamiento que debemos llevar en alto, nosotros, los jóvenes, para recuperar los valores perdidos y dar un buen papel en la nueva sociedad que queremos.
Ángel Arellano
www.angelarellano.tk
En tu reino hay personas muy humanas que están llenos de esperanza.
ResponderEliminarEl mundo cambiará justo cuando sus habitantes empiecen a darle valor a sus convicciones y a hacer cumplir su palabra (Si yo digo esto, yo hago esto, sin ver obstáculos)
Nos leemos PdC =9