Muere
en el sector Nueva Barcelona, Francisco Gómez de 21 años, estudiante de
Administración de la Universidad Santa María, quien no quiso entregar su
automóvil a maleantes de la zona y por pisar el acelerador recibió un disparo
en la cabeza.
De
igual manera falleció gracias a un gatillo alegre el hijo del afamado pelotero
Horacio Estrada, Horacio Daniel Estrada Martínez, de 22 años de edad.
Dos
jóvenes venezolanos: todos pagan el precio de vivir en una nación sin Estado de
Derecho, insegura y con escazas garantías de vida.
Estos
ejemplos muy recientes son un fiel termómetro de la situación actual en
Venezuela. El hampa es quien nos comanda y no podemos dejar de denunciar estos
hechos que destrozan a nuestras familias. Diplomáticos, militares, deportistas,
artistas, estudiantes, jóvenes, todos a raya por la delincuencia que es quien
gobierna en una nación donde el pánico se apoderó de la gente hace muchos años.
Para
refrescar nuestra memoria, apreciados lectores, recordamos que a inicios de
febrero del presente año el estrella ministro de interior y justicia, Tareck El
Aissami, ofreció su balance del mes de enero con una increíble cifra de 1347
homicidios y 37 secuestros en el territorio nacional. Son las estadísticas
oficiales que vieron la luz sin incluir los cientos de fallecidos que no
aparecen o no son denunciados ante los entes de seguridad, bajo el aura de la
impunidad.
En
promedio, el resumen de enero de El Aissami, arroja 43 muertos diarios, lo cual
se puede fácilmente contrastar con el conflicto en el Estado Islámico de Libia,
que en un sangriento combate el 22 de abril del corriente, registra la agencia
internacional de noticias EFE, murieron apenas cuatro personas.
Estos
números, por más interpretación que busquen los factores amigos del Poder
Central, muestran una clara realidad.
A
nuestro parecer no hay una nación con mayor conflicto social que Venezuela,
donde los caídos en hechos violentos dejaron de ser noticia por lo cotidiano de
las seguidillas de cadáveres en las morgues.
El
91% de los homicidios en Venezuela, según el Cicpc en 2012, son por armas de
fuego y un 5% producto del uso de armas blancas. Estamos a merced de los
ajustes de cuentas, balas perdidas y pequeños rateros que cubren de luto a
nuestro país permanentemente.
Sin
embargo, y más allá del drama judicial que vivimos hoy por los trapitos al sol
que aparecieron con el nuevo sapo del Gobierno (Aponte Aponte), Miraflores
traza una política comunicacional estratégica para distorsionar el problema de
la inseguridad: el capitalismo, la desigualdad de clases, el imperio, y los
gobernadores y alcaldes opositores al régimen, son los reales culpables de que
en no tengamos seguridad y derecho a la vida.
Ángel Arellano
Twitter:
@angelarellano
asearellano@yahoo.es
www.angelarellano.tk
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