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sábado, 30 de mayo de 2015

Nos vemos en democracia: RCTV


Ocho años atrás, una masa de estudiantes se encontraba en las calles de toda Venezuela. El cierre técnico de RCTV bajo directrices del difunto Chávez, fue un episodio lamentable, que le dolió a la mayoría de la población. La otra parte del país, el remanente que aplaudía la medida, se encontraba hipnotizado por la retórica populista. En cierta forma, la sociedad sabía que le quitaban un bien muy preciado, pero no sería el primero, ni tampoco el último.
La agenda del autoritarismo arreció con la profundización de su proyecto político suprimiendo límites que antes habían sido preciados y protegidos por el sistema. Desde ese momento la relación entre el Estado y la prensa, pero además entre el gobierno y la ciudadanía, no sería la misma.
En su primer intento por consolidar el proyecto “socialista”, la revolución apagó la señal de la principal televisora del país. De ahí en adelante, la historia sería diferente. Los estudiantes decidimos salir a protestar no para proteger los intereses de una empresa privada (tal absurdo provino de la propaganda diseñada en la sala situacional de Miraflores), sino por el derecho a disentir. RCTV fue el símbolo de una causa cuyas bases estaban ancladas en la defensa de la libertad.
El programa de movilizaciones en toda la nación fue acompañado de un importante ingrediente filosófico: preservar la libertad de expresión es cuidar la democracia. Ese insumo bastó para que el escenario político tuviese un giro drástico. Recuerdo que en Anzoátegui la avenida Intercomunal y la Vía Alterna fueron escenarios de movilizaciones impresionantes que congregaron a miles de jóvenes del norte del estado. En el resto de la geografía destacaron concentraciones en El Tigre, Anaco y Puerto Píritu. Un hecho sin precedentes. La juventud de nuestra región salió a las calles al unísono.
A partir de ahí se construyó un liderazgo importante en todo el estado. Cientos de jóvenes ingresaron a diversos partidos políticos y otros permanecieron independientes en organizaciones que los formaron como dirigentes sociales. Muchos de ellos siguen en las calles con la misma emoción de hace ocho años, inspirados por el deseo de cambio.
Durante todo 2007 los partidos políticos no acapararon los titulares. El Movimiento Estudiantil, repleto de una dirigencia joven, inexperta, arriesgada e irreverente, estaba atestado de compromiso y valentía. Lo demostraba en sus posiciones desafiantes ante el poder, y por eso, ese año y el siguiente, la sociedad apoyó el liderazgo colectivo con el que los universitarios habíamos organizado los planes de activismo a los fines de permanecer enérgicos en contra del régimen chavista.
De inmediato, el Ejecutivo propuso la Reforma Constitucional y el CNE resolvió convocar su consulta en tiempo récord. La campaña fue veloz. El Movimiento Estudiantil con su escaso potencial logístico pero con una firme decisión de pelear contra el planteamiento dictatorial del gobierno, se impuso por encima de todo el aparato estatal que no escatimó en recursos económicos, amedrentamiento, abusos electorales y siembra de miedo para coaccionar a los votantes.
RCTV fue un antes y un después. En la víspera de su cierre nadie creyó que el verbo encendido de Chávez fuera a materializarse clausurando un medio tan relevante. Luego de ello, Venezuela pudo observar que el estreno del “Socialismo del Siglo XXI” era una representación a escala de todo lo que sería en el futuro inmediato: expropiaciones, confiscaciones, mal proceder, descomposición en todos los órdenes, ilegalidades y abusos.
Años después, nos hemos dado cuenta de que para bajarnos de este carrusel hacen falta muchas vueltas. Más valentía y más compromiso. Aun el chofer sigue un rumbo incierto. Y los pasajeros, aunque algunos saltaron al exterior a probar suerte, presionan desesperados el botón de emergencia que debería frenar las ruedas. La velocidad no disminuye y la próxima parada es el precipicio.
Para detener la hecatombe que se avecina, hay que juntar las manos, sumar, empujar. Orientar el esfuerzo. El cambio no cae del Cielo ni llega por la invocación de la palabra sagrada. El cambio somos nosotros y nuestras ganas de vivir en una sociedad segura, habitable y civilizada. Si no nos activamos con coherencia, determinación y audacia, no hay nada que nos indique que las cosas van a cambiar. Movilízate, el país quiere verse en democracia.


Ángel Arellano

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