El gobierno ha sido fiel a
su estrategia: la implementación del modelo fracasado cueste lo que cueste. Es
lo que sabe hacer, con eso se siente cómodo y no dejará de hacerlo. Nunca ha
desviado el rumbo en quince años.
Está planteada la venta de Citgo,
único activo importante del país en el extranjero; el aumento de la gasolina;
la incorporación de captahuellas en las ventas de alimentos y medicinas; el
masivo operativo contra el “bachaqueo” con más de 18 mil militares en la
frontera con Colombia; y la nueva Ley de Comunicación que propone dar la
estocada a los resquicios de prensa libre que aún hormiguean en el país.
Además de lo antes expresado, el aparato de
propaganda del partido de gobierno, en conjunto con el sistema nacional de
medios públicos y privados (con especial énfasis en los nuevos amigos:
Globovisión, Cadena Capriles y El Universal), están dedicados las 24 horas a
posicionar temas de distracción para el diarismo que colapsan los escasos espacios
que aun sirven de desahogo para la denuncia vecinal: novelas tras bastidores
del III Congreso del PSUV, lucha sin cuartel contra el “cadivismo”,
individualidades de la oposición que plantean la tercera, cuarta o quinta vía,
entre otros. Todos temas llenos de fantasmas, inconclusos y necios que tienen
la exclusiva finalidad de entretener.
Sin embargo, este chaparrón de tópicos incorporados a
la opinión pública no responde a un desmembramiento de la política del
gobierno, sino a una estrategia diseñada para distraer a los voceros de las
diversas fuerzas vivas y evitar hablar de los problemas más cercanos a la
gente. El verdadero “sacudón” no está tras la renuncia de los ministros, sino
en las medidas que poco eco han tenido y son las que más descontento crean en
el pueblo raso.
Mientras chavistas, opositores y “desalineados” hablaban
furiosos sobre la venta de Citgo, el gobierno aumentó las tarifas de Conferry e
Hidroven. Mientras se hicieron todos los esfuerzos por acaparar los titulares
con el posible aumento de la gasolina, que cada vez se ve más lejos, y el mega
operativo contra el contrabando en la frontera, Pdval y Mercal dejaron de
vender la carne al precio regulado de 27 Bs. el kilo, para comenzar a
facturarla en 90 Bs. Mientras desplegaban cobertura al diminuto gajo de
empresas que están jurungando por haberse cogido unas migajas de la torta de
Cadivi, la factura de Corpoelec subió un espectacular 300% (en el más modesto
de los casos)…
Cada tema posicionado por el gobierno, al mejor
estilo de un “reality show” gringo, está confeccionado para ocupar y ganar tiempo.
Por ejemplo: cuando anunciaban que el Ejército había recuperado algunos
cargamentos pequeños de alimentos y unas cuantas pimpinas de gasolina en la
frontera del Táchira, más de 80 toneladas de pollo, 30 de carne, 18 de
hortalizas, 6 de queso y otros rubros, se pudrieron en la cola del terminal de
Conferry de Puerto La Cruz producto del colapso de esta empresa expropiada por Chávez
hace menos de tres años.
Decía Guaicaipuro Lameda en días pasados que en 2001
durante una entrevista con Fidel Castro, le preguntó al dictador cubano por qué
en su país hacían un día cola para las papas, otro día para los tomates y otros
días para otros alimentos. Castro respondió: “para tener a la gente ocupada. Si
están buscando comida todos los días no tienen tiempo para otras cosas, y así
los vigilamos”. Si la oposición prioriza la discusión sobre unos temas
olvidando la acción sobre los más cercanos a la masa, pierde conexión y tiempo.
Los problemas más sentidos por el pueblo deben copar la agenda porque en ellos
el gobierno es débil y tiene poca capacidad de respuesta.
Ángel Arellano