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martes, 28 de julio de 2015

Las vacaciones de Manuel

 
-¿Cómo te llamas?- le dije al muchacho que colocaba los alimentos en bolsas plásticas luego de rodar por la bandeja del cajero en el pequeño abasto en el que encontré (¡por fin!) el botellón de agua que buscaba.
-Manuel. Gracias por su compra y no deje de visitarnos, señor- respondió alegre. Era su coletilla de cierre. La usa para todos los clientes que tras aceptarle las bolsas con las compras, le dejan propina.
-Gracias chamo, no soy señor. Supongo que aún no. Soy otro chamo, solo que un poquito más grande que tú. ¿Qué estudias?
-Sexto grado… bueno, ya estoy en primer año.
-¿En dónde?
-En el (Liceo) Calatrava de Lechería.
-Ya. Qué bueno. Rayaste las franelas blancas porque pasaste a ser camisa azul, me imagino.
-No señor. Las dejé para que mis hermanos estudien.
-¿Cuántos son en tu casa?
-Cinco. Mi mamá, mi papá, mis dos hermanos y yo. Les daré las franelas a ellos porque todavía estudian en la escuela y no tenemos para comprar más.

Por curiosidad, quise indagar más.
-¿Y estudias mucho? ¿Por qué estás aquí trabajando?, pregunté.
-Estudio en las mañanas y trabajo en las tardes. Ahorita aprovecho para trabajar todo el día porque ando de vacaciones. Estoy reuniendo para comprar el uniforme. Mañana voy a Puerto La Cruz con mi papá a buscarlo.
-¿Cuántos años tienes Manuel?
-Doce, señor. Soy el mayor en mi casa. Después de mi papá, obviamente.
-¿Y cuánto debes reunir para comprar lo que necesitas?
-Bueno, bastante señor. La semana pasada fuimos a ver unos zapatos más o menos. Estaban en 1800 Bs. Hoy me dijeron que subieron y están en 2000 Bs. Mañana voy a ver si puedo comprarlos.
-¿Y qué más te hace falta?
-Bueno, de todo. Usted sabe: cuadernos, franelas, lápices, reglas, compás… El morral se me rompió el lapso pasado. Lo usaba desde primer grado. Demasiada pela le di. Ahora llevo los cuadernos en la mano porque no tenemos para uno nuevo.
-¿Y con lo que ganas aquí puedes reunir lo suficiente?
-No, claro que no. Bueno, no creo. Yo aquí me siento en este banquito de acá, ayudo a revisar los botellones de agua a ver si no están rotos, embolso las cosas y la gente me ayuda con algo. El turco me da permiso de estar aquí sentado y como soy un niño nadie se mete conmigo.
-Manuel, pero no eres un niño. Eres un hombre, con responsabilidades de hombre y estás asumiendo un compromiso con tu familia y con tu futuro al ser tan disciplinado. Trabajar es algo importante.
-No sé, señor. Lo que uno se gana aquí sí es verdad que no alcanza para nada. Ya el año escolar va a comenzar otra vez y yo necesito comprar mis cosas para seguir estudiando. Estas son mis vacaciones.
-¿Qué otra cosa te gustaría hacer?
-Jugar claro y pasear. Yo antes jugaba pelota pero me sacaron. Uno no puede hacer más nada señor. Todos los días sube todo. Me lo dice mi mamá. Si yo compré un Doritos hoy en 80 Bs. y la semana pasada lo compraba en 50 Bs. En estos días se enfermó mi hermanito que tiene siete años y mi papá me dijo que no había remedio para la fiebre. Entonces uno tiene que trabajar. Toque el bolso, vea, tóquelo- me indicó, llevando mi mano al pequeño morral que tenía terciado en el pecho. Estaba lleno de monedas de un bolívar, billetes de baja denominación y uno que otro caramelo de menta, de esos que utilizan los cajeros para redondear el vuelto de una cuenta.

Esto sucedió hoy. El reloj marcaba las siete de la noche en Lechería. Buscaba algún comercio que vendiera botellones de agua pues ahora están algo escasos. Sería extraño que no fuera así.
El diálogo duró unos minutos. En ese corto tiempo escuché las palabras de este muchacho que apenas cuenta 12 años y trabaja para colaborar con su humilde familia, de precarios ingresos y mucha necesidad. Así miles en toda Venezuela. Así millones en el mundo. Paradójico que el socialismo prometiera un apoyo cuantioso al estudio de los niños y jóvenes del país al tiempo que destruía cualquier posibilidad de desarrollo en los planes de asistencia al estudiante.
Escuchando a Manuel recordé los pantalones y las camisas de la beca, o “bequeras”, como decíamos en la escuela. Estudié en una escuela pública, al igual que él, pero en aquel tiempo, el preámbulo al desmantelamiento de la democracia, aun subsistían algunos programas que ayudaban a los estudiantes de bajos recursos. Como mi sitio de estudio era un pueblo en el que las mayorías de las instituciones académicas estaban calificadas como rurales, la totalidad de la matrícula recibía la dotación. No olvido los morrales azules oscuros con las iniciales “ME” alusivas al Ministerio de Educación. Cuadernos, lápices y libros, servían de apoyo y estímulo para seguir estudiando.
            En contraste, un estudiante sin comodidades económicas, en el corazón de la metrópoli de Anzoátegui, solo cuenta con el olvido del rentismo. El abandono del presupuesto nacional. Su poquito de petróleo no llegó, así como las “canaimitas” que en algún momento le prometieron pero que nunca entregaron. Así miles. Así millones.


Ángel Arellano

sábado, 10 de enero de 2015

15 años de la Constitución de 1999


         Como bien sabemos, el país ha tenido 26 constituciones, trajes a la medida del momento. La mayoría no aportaron a la edificación de un sistema de instituciones sólidas y útiles. Fueron instrumentos de dominio del caudillo de moda. De todas, la más duradera y que en mayor medida colaboró no sólo con modernizar a Venezuela, sino proveyendo de libertades democráticas y garantías republicanas a la ciudadanía, fue la de 1961, luego derogada por el aluvión revolucionario que dio paso a la vigente, hoy quinceañera.

¿De qué ha servido a Venezuela su última Constitución?
        
         Para establecer comparaciones puntuales, usaremos los datos que aporta la compilación que ha hecho el Dr. José Curiel en el libro “Del pacto de Punto Fijo al Pacto de La Habana”. Veamos algunas diferencias entre la República Civil (Constitución 1961 vigente hasta 1998) y la República Bolivariana (Constitución 1999 aún vigente):

1.      Ingresos totales. República Civil: 427.393. República Bolivariana: 1.295.000. (En millones de dólares hasta 2011).
2.    Precio promedio del barril de petróleo. República Civil: 13,08$. República Bolivariana: 51,80$. (Hasta 2012).
3.     Deuda pública. República Civil: 32.809$. República Bolivariana: 215.000. (En millones de dólares hasta 2012).
4.    Homicidios por cada 100 mil habitantes. República Civil: 9. República Bolivariana: 275. (Hasta 2012).
5.     Camas hospitalarias por cada 100 mil habitantes. República Civil: 25,32. República Bolivariana: 17,01. (Hasta 2012).
6.    Reducción de 6.772 industria entre 1999 y 2007.
7.     Alumnos inscritos en primer grado: 657.448 (1997-8), 590.235 (2011-12).
8.    Embalses de agua potable, riego, generación eléctrica y control de crecientes. República Civil: 83. República Bolivariana: 2.
9.    Kilómetros de autopistas. República Civil: 2.059. República Bolivariana: 402.
10.           Aeropuertos construidos. República Civil: 63. República Bolivariana: 0.


Luego de 15 años de la nueva Constitución, revolucionaria, bolivariana, ¿hay mejores resultados? ¿Cambió para bien o para mal el rumbo de Venezuela? ¿La solución es una nueva Constitución Nacional o restablecer el sistema institucional de libertades democráticas y garantías republicanas perdidos?

Ángel Arellano

lunes, 3 de febrero de 2014

Grilletes en la educación


        Este año 27% de los niños en edad de preescolar no están en clases y 15% de los jóvenes en edad para el bachillerato no se inscribieron. Un millón de estudiantes de bachillerato han desertado en los últimos 10 años de Revolución Bolivariana y 800 mil no ingresaron nunca. Números reconocidos por el gobierno. ¿Las causas? Pobreza, falta de dinero para comprar uniformes, cuadernos, libros, transporte, carencia de instituciones educativas cerca de casa, inseguridad, falta de políticas educativas que eleven la calidad de docentes y estudiantes, infraestructura deteriorada y muchos otros ingredientes que se desprenden de lo antes mencionado.
La masificación de los barrios en epicentros urbanos y zonas rurales, además de significar un amplísimo desorden de servicios ha traído consigo una inmensa población en edad escolar que no está asistiendo a clases. Gran parte de estas barriadas donde se concentra la abrumadora mayoría poblacional no cuentan con instituciones educativas, y en los campos del país, la subdesarrollada y desasistida ruralidad, los niños y adolescentes deben caminar kilómetros, tomar un aventón o coger bus un par de horas para asistir a clases en las mismas escuelas y liceos de hace 45 ó 35 años.
Añadimos un elemento de análisis fundamental: las cifras oficiales son inexactas. Se manejan muchas cantidades pero la calidad está denigrada del ojo del Estado. Los números que se exhiben parten más del timbal rimbombante que anuncia “8 millones de alumnos arrancaron este año escolar”, la grosera cifra que pudiera atontar a los crédulos acólitos del oficialismo, que de una realidad bien estudiada.
¿En qué condiciones están viendo clases esos niños?, ¿quiénes son sus docentes?, ¿qué resultados estamos obteniendo?, ¿qué rentabilidad tiene para el Estado la educación que se imparte? Respuestas que tendríamos de un gobierno que se toma en serio el tema, pero no de quien coloca como Ministro a un abogado inexperto que inició su gestión hablando de que su misión estaba “más allá de la escuela”. Un pichón de galáctico.
La realidad muestra una Venezuela cada vez menos competitiva, con inmensas crisis en el área social, económica, política y que, de no hacer los correctivos concretos de inmediato, vivirá bajo la impronta de generaciones en la que los hombres y mujeres que no deserten del aula, tendrán un bajo nivel educativo y por ende menos acceso al mercado laboral. No sólo seguiría la importación de todos los productos que consume el venezolano, sino a largo plazo significaría una importación en desbandada de mano de obra calificada para cubrir las necesidades del mercado.
Un trágico problema nacional es nuestra poca preocupación por los temas educativos. En la cultura Patria está el béisbol, no nuestros académicos e intelectuales. En agenda siempre las horas se van en hablar de política y de economía, pero la formación de los niños y jóvenes queda rezagada para un próximo episodio. Mientras los países con mayor estabilidad y crecimiento económico de Asia, Europa y Norteamérica tienen la educación como primer punto de debate público, en Venezuela seguimos sumidos en el atraso con un gobierno cuyo Presidente de dudosa nacionalidad no es egresado de una casa de estudios superiores.
No es del azar que dos de los implicados en el asesinato de la Miss Venezuela Mónica Spear era menores de edad. Obviamente no han sido muchachos atraídos por los beneficios de la escuela, entregados a merced del hampa y no al de los cuadernos y libros. Es la mejor muestra del fracaso de la Revolución, todo un aparato dedicado a la promoción de la rencilla, venganza, revancha, confrontación política y no a los valores educativos y culturales necesarios para insertarnos en el primer mundo. La generación formada al calor del chavismo sale a las calles a asesinar sin ningún remordimiento, no conoce las bondades del estudio y del trabajo gratificante porque su ejemplo son maestros que ganan menos que los buhoneros.


Ángel Arellano
Twitter: @angelarellano

www.angelarellano.com.ve

martes, 8 de noviembre de 2011

El PAE Anzoátegui

El pasado mes de mayo los distintos gremios que aglomeran al magisterio regional, se pronunciaron en contra de la falta de comida a un 80% de instituciones de educación básica, media y diversificada. Organizaciones de padres y representantes, sociedad civil y el Bloque Parlamentario de la Unidad por Anzoátegui, expresaron su repudio ante una situación que atentaba gravemente con las condiciones necesarias para que los jóvenes recibieran educación.

Luego de ser desmantelado el Programa de Alimentación Escolar (PAE) en la región, por mafias e irregularidades en la distribución de la mercancía, cuantiosas deudas a las cooperativas que llevaban los alimentos a los municipios, y una mala gerencia y coordinación de las finanzas en todo el estado; la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval), dedicada a la venta de alimentos subsidiados por la estatal Pdvsa, asume la entrega de los mismos a lo largo y ancho de Anzoátegui.

Son 225 escuelas y 87.818 estudiantes los que quedan a cargo de Pdval para recibir su desayuno y almuerzo. Pero esta vez es otra la desgracia por la que pasa el sistema educativo para recibir los vitales rubros y cumplir con la comida de niños y niñas: el aparato de distribución utilizado para llevar los alimentos hasta las instituciones es deficiente, sin red de transporte ni responsables que puedan ir hasta la escuela o liceo y entregar los productos.

Pdval ubicó varios puntos en el estado para que la directiva de las instituciones se acerque y hagan el mercado. Probablemente sea un modus operandi cubano bien copiado porque no acelera el proceso e inclusive los docentes deben permanecer hasta la madrugada esperando el turno para tomar lo necesario y llevarlo a su escuela.

Si de desaciertos se habla, este fue uno y muy grande. El deteriorado bolsillo de los educadores debe costear el transporte para los alimentos. Son muchas las oportunidades en las que el pedido está incompleto porque se atienden a muchas instituciones en un sitio pequeño, sin las mejores condiciones de salubridad y esto conlleva a la preocupación de quienes tienen a su cargo la responsabilidad de formar menores de edad.

¿De Dónde saca un maestro, que sin duda es uno de los profesionales que peor gana esta nación, para pagar una camioneta que lo lleve hasta el centro de acopio dispuesto por Pdval? En el caso del oeste, Carvajal, Bruzual, Píritu y Peñalver, deben buscar los rubros en el sector piriteño El Tejar. Docentes de todos esos caseríos y pueblos tienen que encontrar manera de asistir y luego llegar de madrugada a sus instituciones donde aguardan los cocineros y madres procesadoras en vigilia porque nuestras escuelas públicas no cuentan con vigilantes.

A veces hay que trasladarse en carro prestado, o pedir apoyo a la alcaldía del municipio, que no cuentan con vehículos apropiados. Es parte de la desidia que vive el sector educativo y tiene que ser atendida urgentemente.

Nuestra voz siempre estará presta a denunciar estos hechos que hacen retroceder a esta Venezuela que estuvo en franco desarrollo, pero que pasa por un mal momento gracias a la dirección de un militar en Miraflores. En octubre de 2013 cambiará este país para bien, con gente nueva y gerencia fresca y exitosa. Esta historia que hoy relatamos sobre el PAE en Anzoátegui será prioridad para el Cambio Popular y su proyecto.

Ángel Arellano

www.angelarellano.tk