Desde principios
del año pasado se aproximaron muchísimas personas al concierto de profecías de
que 2013 sería una catástrofe. Nos suscribimos a ese pensamiento bien temprano
y hoy estamos en primera fila observando el “desnalgue” del escenario
económico.
Jamás había escuchado tanto
a la gente en la calle hablando de “el dólar, devaluación, inflación,
especulación, desabastecimiento, cupos Cadivi, venta de dólares negros”. Menos
mal que con nuestro acostumbrado humor no salió una funeraria ocurrente a
inventarse un funeral simbólico para el Sitme, porque no hubiese encontrado alquilar
suficientes sillas para cuanto empresario dolido hay en esta nación con la
partida de ese sistema que era la única vía de escape para el importador.
Con tanto vendedor de
“lechugas verdes” terminaremos vegetarianos. La capacidad de acomodo del
venezolano es impresionante, aunque el bolsillo y el rostro de la gente están
severamente sentidos por las condiciones a las que estamos sometidos. Capaz el
que siempre vota rojo ahora sí sintió un poco más a fondo el proyecto
socialista directo en sus finanzas, con la creciente expectativa de que ahora
es que vienen ajustes difíciles porque toda la regaladera de dinero al
extranjero y el exorbitante gasto público, tendremos que pagarlo con intereses.
Los países que comprendieron
el mensaje cuando les dijeron que las materias primas de sus suelos eran para
sembrarla y garantizar la diversificación de nuestro mercado hacia el
extranjero, están hoy gozando de prestigio, desarrollo y altos índices de
calidad de vida.
América Economía Intelligence
publicó su rating de ministros de finanzas centrando su análisis en la fortaleza
institucional del ministerio, promoción de políticas, reformas y cambios que fomenten
el desarrollo y estabilización de la economía durante todo el año 2012.
La lista es encabezada por
segundo año consecutivo por el Perú, con el ministro Luís Miguel Castilla. El
avance de esta nación ha hecho de la explotación de minerales una actividad
prometedora que ha producido dividendos para robustecer otros motores de su
economía generando así estadísticas tan optimistas y admirables como un
estimado de 6,3% de crecimiento de su PIB para 2013 y un 2% de inflación
durante todo el año.
¿Asombroso? Es cierto. El
gobierno del Perú, desde el reciente período de Alan García y ahora con Oyanta
Humala, ha podido perseverar en el fortalecimiento institucional y en medidas
que crean confianza en el sector empresarial que sigue invirtiendo y generando
empleo.
En segundo lugar está Felipe
Larraín, ministro de finanzas de Chile, que con mejoras en el sistema de
recaudación tributaria y una alta disciplina fiscal, pudo mantener a su país
con un crecimiento “vigoroso” durante un año de muchas dificultades. En el
tercer escalón está el ex ministro colombiano Juan Carlos Echeverry, que con
una pujante reforma fiscal pudo incrementar los ingresos de la nación vecina.
Posterior a ellos, y en el
mismo orden descendente, están los ministros de México, Uruguay, Brasil,
Panamá, Bolivia, Paraguay, Costa Rica, República Dominicana, Nicaragua, El
Salvador, Ecuador, Honduras, Guatemala, VENEZUELA y Argentina.
¡Sí, catastrófica nuestra
posición! El super ministro Jorge Giordani, economista de la revolución, es el
número 17 de los 18 medidos. Únicamente fue superado nuestro representante por
el argentino.
¿Hay más palabras para
explicar la debacle sostenida que vive nuestra economía, o este estudio, por
demás reconocido, se muestra suficiente? No sólo Giordani es el segundo peor
ministro de finanzas de América Latina, sino que nuestra economía es su
acompañante. Venezuela: el penúltimo país de la región.
El abuso del control, la
persecución al empresariado, las restricciones cambiarias, el abismal gasto
público y la enemistad con el concepto de “estabilidad” nos han abierto el
camino a esta posición tan deprimente.
Seguirá la nación de luto
por el Sitme, los chavistas con su pase de factura interno en Cadivi, y los
pobres hablando en la calle del desabastecimiento y la inflación. Anexo,
recordemos que el PSUV votó en contra al aumento del salario en la Asamblea
Nacional. ¿Qué más le queda a este país para reaccionar? Tal vez cambiar la
carne y el pollo por las verdaderas lechugas verdes.
Ángel
Arellano
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