Apenas
252 meses atrás, Venezuela vivía el único golpe de Estado en su historia que
tiempo después se ha tratado de vestir con atuendos de legalidad.
A
los que somos jóvenes y no comprendimos lo que sucedía en el país el 4 de
febrero de 1992, nos han querido construir desde el Gobierno actual una fábula
de heroísmo y corazones latentes por la Patria. Una lucha que se disputó en
contra de la democracia enferma que estaba destinada a muerte por la
incomprensión nacional de las medidas económicas emanadas durante el segundo
periodo de Pérez.
Los
chavistas hoy recopilan en extensa bibliografía la necesidad de ese fallido
atentado contra la democracia, alegando que las diversas situaciones en el
devenir del Golpe no colaboraron a tener en aquel momento el deseado gobierno
que hoy en ejercicio pleno se ha desarrollado durante 14 años ininterrumpidos.
Sin
embargo, sabemos que pese a no ser espectadores en primera fila de lo sucedido
hace 21 años, conocemos los principios alegados por los protagonistas de la
intentona: Rechazo a las políticas neoliberales de Pérez, la represión en el
Caracazo, la sumisión de las Fuerzas Armadas a un liderazgo político
incompetente, las bajas condiciones socioeconómicas de las tropas y la
corrupción en los altos cargos del poder público.
La
corrupción fue, en esencia, el leitmotiv de los alzados para justificar su
proceder. El desprecio hacia las “cúpulas podridas” fue el alegato más
constante en el desenvolvimiento de los hechos y en la etapa posterior.
Hoy
cuando Venezuela recuerda otro año más de este suceso en nuestra accidentada
democracia, el primero bajo la incertidumbre de la desaparición pública de
Chávez, la muy vigente corrupción oficialista hace un estrambótico alarde
internacional: un cheque no declarado de 300 millones de bolívares portado por
el ex ministro de finanzas de Irán, Tahmasb Mazaheri, fue interceptado en el
aeropuerto de Düsseldorf, Alemania.
Vergüenza
nacional. Otro escándalo de esa corrupción que tanto denunciaron quienes
atentaron contra el Estado de Derecho en el pasado. Aunque ya Miraflores trazó
un cuento de amores sobre esa “olla” montada por la oposición del incaute al
hasta 2008 miembro del gabinete de Mahmud Ahmadineyad, comienza la
investigación de la aduana alemana ante un factible hecho de lavado de dinero.
Es
pertinente dejar claro que el Estado Alemán no tiene nada que perder en esta
delicada situación. Un procedimiento de rutina dejó en exposición la capacidad
que tienen los aliados del PSUV para intentar burlar las fronteras del Mundo.
Ya
salieron alegatos al viento de que ese dinero era para construir unas 10.000 casas.
¿Cómo? si este señor Mazaheri ya no es funcionario en ejercicio del gobierno
iraní. La perorata trasciende entonces en que la Misión Vivienda Venezuela cancela compromisos en cheques
transatlánticos. ¿Cuántos pagos de este calibre, en manos tal vez de cubanos y
otros pares del chavismo, habrán cruzado las aduanas sin problemas?
A la
juventud de hoy, que lee, estudia y se forma para el futuro, le queda claro con
esta breve interpretación, que ninguno de los postulados que guiaron la puesta
en escena del Golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, han sido reivindicados.
Nuestra
hiperinflación se traga lo labrado en el día a día. Neoliberal el gobierno que
condena a su pueblo a la pobreza, y hoy lo vemos sin rumbo claro, ansiado aun
de controlar el poder. Somos la nación más corrupta de Latinoamérica, donde
como diría el Presidente de la Academia de Economía nacional, Pedro Palma: “lo
más barato después de la gasolina es el dólar a 4.30 Bs.”. Absurda e infausta,
pero realidad al fin.
Ángel Arellano
Email:
asearellano@yahoo.es
Twitter:
@angelarellano
www.angelarellano.tk
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