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domingo, 1 de mayo de 2011

Gestión de las comunicaciones

En la comunicación institucional se busca optimizar el clima organizacional a partir de planes que mejoren las comunicaciones internas y externas. Se hace una premisa exportar buenas noticias y datos que, aunado a una estrategia de acción por parte de la gerencia general, edifiquen una realidad positiva, con hechos y programas tangibles.

Leer, releer, conversar, escuchar, prestar atención, abrirse a la orientación, vale la pena si apuntamos los detalles que nos colaboren a formar una agenda comunicacional basada en tres ejes claves: construir una fuerte credibilidad, formar una imagen positiva y trabajar en base a realidades.

Desperdiciamos mucho tiempo dando la vuelta la verdad o buscando elementos alados por los cabellos para disfrazar la situación actual de la institución. Lo correcto es reforzar lo bueno, darle prioridad, publicitarlo y hacerlo un mensaje sólido e indestructible, mientras, las comunicaciones internas estimulan la arremetida a los aspectos negativos, que por más pequeños que sean, siempre existen.

Una fortaleza es tener la capacidad de ser precavidos con las matrices de opinión y mantener una línea de orden que emita uniformidad. De la misma manera, el permanente análisis de las debilidades se convierte a la larga, en un aliado inmediato.

Otro sinónimo de eficacia en gestión de las comunicaciones es contar con una cobertura total y oportuna de todos los acontecimientos que suceden en la organización: estructurar la oficina de comunicaciones de acuerdo a la realidad del entorno y contorno. Delimitar responsabilidades, trabajar con objetivos claros y comprometer al personal con el fiel desarrollo de las relaciones laborales, abonan un camino fértil hacia la eliminación de puntos negativos.

La sensación de orden no es sólo mostrar un equipo atento a las directrices, sino lograr que los esfuerzos por encaminar el posicionamiento positivo de la institución sean fines de todos y que los participantes caminen juntos con una misma dirección específica y bien visualizada.

Las relaciones con los medios de comunicación social representan en este esfuerzo de largo aliento, el corazón para el cual debemos bombear noticias atractivas, inéditas y con un alto sentido informativo que catapulten el incremento del centimetraje. Como diría un compañero periodista: “No solo es enviar la nota, el anuncio o el sonido, sino cerciorarse de que fue recibido y de que tendrá un espacio para el día siguiente”.

En este inclemente diluvio comunicacional vale acotar que las redes sociales y las plataformas en Internet de las instituciones se han vuelto respiraderos de interacción, necesaria y numerosa hoy en día. El flujo informativo debe pasearse por una oferta 2.0 interesante, que despierte las ganas del público por chequear e investigar y con una prioridad laboriosa de vida o muerte: innovar, ser creativos y actuales.

De los transeúntes, público en general, comunicadores de la fuente, expertos y analistas de la opinión cotidiana, sale toda la masa intelectual para armar el plan. De éste dependen nuestros objetivos, fines, estrategias, actividades y métodos que llevarán el mensaje a puerto seguro.

Ángel Arellano

www.angelarellano.tk

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