Xenofobia: Miedo,
hostilidad, rechazo u odio al extranjero, con manifestaciones que van desde el
desprecio y las amenazas, hasta las agresiones y asesinatos.
Cuando Donald Trump, el
multimillonario convertido en candidato presidencial, emitió su declaración en
contra de la migración de mexicanos a Estados Unidos, Latinoamérica se sacudió
en cuestión de segundos. Las figuras más prominentes de la región, en todos los
órdenes, condenaron la reacción xenofóbica del magnate.
Sin embargo, mientras el mundo
se ha ocupado sin tregua de crucificar a uno de los hombres más ricos del
planeta, al Sur, en Venezuela, la xenofobia tiene un mes practicándose con el
silencio de todas las naciones del continente.
Tras el inicio de las Operaciones
de Liberación del Pueblo (OLP), Nicolás Maduro activó una política
comunicacional de condena al “bachaqueo” y al contrabando en el intento de
posicionar ambas actividades como las culpables de la escasez generalizada. La
línea de Maduro no ha levantado resultados positivos, toda vez que los estudios
de opinión, exceptuando los del siempre complaciente Oscar Schemel
(Hinterlaces), muestran el rechazo al gobierno en una relación de ocho contra
dos.
Las OLP se han ejecutado con un
alto componente xenofóbico. Miraflores le dio un receso a la controversia teatral con Guyana para
direccionar su artillería a la zona limítrofe más caliente del subcontinente.
La muerte de cuatro funcionarios
de la Guardia Nacional fue la cortina utilizada no sólo para bloquear el paso
fronterizo con Colombia, sino para accionar un peligroso dispositivo: el estado
de excepción. Cinco municipios del estado Táchira son los afectados por este
decreto que desmonta la legalidad y permite la arbitrariedad de la fuerza sin
regulaciones ni contemplaciones.
La razia de las OLP en el marco
de la “excepción” persigue sembrar miedo y desmotivar al público electoral, al
tiempo que incorpora un nuevo “culpable” de la crisis: los colombianos.
Ciudadano colombiano que sea
detenido en la frontera o en sus cercanías es deportado. ¡Sin chistar!
Recordemos que luego de la OLP
en la Cota 905 de Caracas, 32 ciudadanos colombianos fueron detenidos en
circunstancias no aclaradas. Igualmente, en Táchira, el gobernador chavista ha
encabezado las redadas que culminan con un considerable número de expulsados
del país.
El laboratorio de Twitter del
gobierno, a cargo de Jorge Rodríguez, el psiquiatra de la Revolución, posicionó
una etiqueta: “#YoApoyoElCierreDeLaFrontera”. A la par, se inundaban las redes
sociales con imágenes de supermercados en Cúcuta totalmente abastecidos (como
los de Venezuela hace unos cinco años) con frases del siguiente calibre: “En
Colombia no hacen colas porque se roban nuestra comida”. Esto fue presentado en
televisión por Rodríguez para justificar, con “el respaldo mayoritario” de la
atmósfera tuitera, el cierre que colapsa a la región andina y afecta a miles de
personas de ambas naciones.
No impresiona el accionar del
gobierno como sí lo hace el silencio de Latinoamérica, incluyendo al propio
presidente Santos quien no ha tenido una respuesta acorde a estos operativos
xenofóbicos con fines electorales que en cualquier momento se pueden salir del
control del chavismo, como suele suceder.
Alguien en Twitter comentó: “Si
Maduro creara campos de exterminio, algunos ‘políticos’ dirían: sólo es un
globo de ensayo, un trapo rojo, una distracción”. Incómoda verdad.
Ángel Arellano
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