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martes, 23 de junio de 2015

La fecha: CNE “cooperante”

 
            Seis de diciembre. Al fin las elecciones parlamentarias tienen fecha.
            Una parte del país celebra el fin de la incertidumbre. Me temo que esa parte es apenas un fragmento. Quienes mantenemos permanente ansia por la noticia política somos unos, no todos. La otra parte, la más grande, permanece expectante en la cola: quiere atajar una oferta, aspira comprar a “precio justo”.
            Algún hombre comentaba en Facebook que la mayor parte de la nación ha estado distraída por el futbol, el espectáculo o la catástrofe en la que se convirtió la carrera de nuestro piloto en la Fórmula 1. A diferencia de los políticos de oficio, Pastor Maldonado se equivoca cuantas veces puede (o quiere). Sus errores son financiados por la bondadosa chequera de Pdvsa. Pastor absorbió en un par de años más petrodólares que algunas entidades federales de nuestra República. Sus divisas son preferenciales. A él nadie se las niega, pero a las clínicas, laboratorios y farmacias, sí.
            Mientras terminábamos de almorzar, Tibisay Lucena apareció en televisión. La memoria nacional guarda para ella un oscuro rincón en el que pocos se encuentran. En su introducción, aprovechó para subrayar la imparcialidad del árbitro. Desconozco qué perseguía. Desde hace un par de años ella sabe, al igual que nosotros, que el desprecio hacia el CNE va en ascenso, aun cuando exista un importante 76% de mayores de edad dispuestos a votar.
            No dio detalles sobre auditorías, depuración del Registro Electoral o abusos del Ejecutivo en los eventos electorales. Apenas sus papeles le recordaron que mencionara que esta vez los candidatos sólo tendrán veinte días de campaña oficial.
La presentación del calendario fue muy turbia. Trasnochada luego de tanta falta de sueño de los titiriteros. “El CNE no trabaja bajo presión”. Trascendió el descontento de las cúpulas del chavismo. No en balde unos dirigentes y no todos se pronunciaron inmediatamente. Maduro hizo catarsis en Cadena Nacional. Amenazó, anunció sangre, revueltas, muerte, violencia. Se alejó de la noticia que daba el siempre leal CNE “cooperante”.
            La campaña del chavismo estará montada en los inestables andamios del recuerdo de difunto. La fecha, por demás emblemática para el oficialismo, rememora el ascenso al poder del hombre que desmanteló el sistema político democrático. El seis de diciembre de 1998 Hugo Chávez triunfaba en las presidenciales prometiendo un cambio radical y profundo. En su discurso dedicó gran extensión a los pobres, los marginados, los nadies. 16 años después vemos los resultados del proyecto.
            Se transformó la estructura del Estado, su funcionalidad y método. En el papel, el verso sostenía que pasábamos de la representación a la participación (en realidad, de la democracia a la autocracia). La “quinta república” fue un espejismo que la mayoría pobre, aplastada por una crisis que el país creyó eterna e insoportable, compró sin remiendos. Ahora, con una catástrofe infinitamente peor, los pobres, sector en el que se incluye toda la nación pues solo existe un pequeño grupo de privilegiados amparados por el gobierno, tendrán la oportunidad de arrancarle a la autocracia el Poder Legislativo para iniciar el desmantelamiento del régimen más corrupto, mafioso y vergonzoso del que se conserve registro en las páginas de nuestra historia.

Ángel Arellano

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