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martes, 10 de septiembre de 2013

Patria sin luz no existe



          Sin más que lágrimas y lamentos, el hermano de una treintañera asesinada en Puerto La Cruz grita “La Patria segura no existe, lo que existe es la muerte segura”. Su familiar, vendedora de perros calientes como muchas en todo el país, falleció en medio de una balacera protagonizada por bandas en el sector Chuparín Arriba.
Esta zona días atrás protestaba la falta de servicios públicos elementales y la escasa sanidad de sus calles. Torres de basura tienen hediondo el lugar, y aunque los vecinos han organizado sus operativos de limpieza para ampararse de las enfermedades que proliferan con los desechos regados por doquier, el aseo no ha dicho presente en las últimas cuatro semanas.
Agreguemos algo que es común, tan común que ya causa ruido repetirlo, pero nuestro trabajo como redactor no sólo debe ser el de la catarsis literaria, sino acompañar a las masas en sus dolores y penurias: muchas vías de Chuparín Arriba están apagadas, entregadas a la oscuridad. Los bancos de transformadores rechinan solicitando cambio o mantenimiento. Y los que no suenan, simplemente ya no dan más luz dejando desde hace tiempo a merced del hampa desbordada cual cauce sin represa, a la inocente ciudadanía que ya no soporta los nervios de vivir en esta sanguinaria realidad.
            La falta de alumbrado es en estos momentos el apoyo número uno que recibe la delincuencia a nivel nacional. Pareciera que todas las empresas públicas e instituciones del gobierno firmaron hace ya casi 15 años un pacto con el diablo para poner a Venezuela en el paredón de los fusilados.
            Muere nuestra población civil a manos de los sinvergüenzas mejor armados que cualquier guardia. Por ahí se publicó un video de una cuerda de Policías Nacionales malandros gastando balas en juegos de carajitos. Son esos mismos casquillos los que no se usan para defender gente como la perro calientera de Chuparín que pereció a causa de las organizaciones delictivas que dominan Puerto La Cruz y de los cuerpos de “inseguridad” rendidos a pies juntillas a las directrices de los pranes más bestias y enfermos.
            No será sorpresa que este pueblo estalle en llamas agotado de sus desgracias. El índice de conflictividad venezolano, medido por la cantidad de protestas, denuncias y reclamos de la sociedad para con sus autoridades, estalla en niveles alarmantes nunca antes vistos. La comunidad internacional exhibe a la República como la protagonista de la mayor inflación en el planeta.
            ¡Ni en Siria la cosa está más cara que aquí, echémosle bolas! Pero no falta un ministro o dirigente chavista que salga con un dossier de respuestas rebuscadas al mejor estilo de Jesse Chacón, al que se le apagaron 14 estados durante casi medio día aunque “la situación del servicio eléctrico está normalizada”.
            Maduro y su nerviosismo medido por las muletillas y trastadas al hablar. No controla ni el mensajero que lleva los periódicos a Miraflores. Por eso estamos como estamos, gente incapaz que no comprende ni atiende las gigantescas calamidades nacionales.
            La Carretera de la Costa se incendió en protesta hace pocos días. Gente alarmada por la creciente inseguridad en la zona oeste de Anzoátegui, donde no los ampara nadie y ni a las buenas de Dios ya se sienten porque son venezolanos que hasta la fe perdieron a punta de pistola.
            La Patria segura en tiempos del chavismo siempre ha sido un mito. El gobierno le teme a la rabia canalizada a través de votos, y hacia allá va la cosa. Por nuestros muertos, por nuestros servicios públicos fundamentales y por la papa que no llega a la mesa amén de esos precios exorbitantes. Unidad.



Ángel Arellano
Twitter: @angelarellano

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