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lunes, 3 de junio de 2013

¿Quién mató a la economía?



El jefe del “mientras tanto” salió a la calle con una nueva iniciativa por demás frustrada y disparatada. Al señor Maduro le encanta tener a la opinión pública criticando su falta de formación como gerente nacional. Es el mejor ejemplo de todo lo que no se debe hacer una vez se accede al poder.
            Nicolás informó que para resucitar la economía, se mantienen implementando nuevos planes que ayudarán a superar el desabastecimiento y la inflación. Si la economía debe resucitar como indica Maduro, es porque estaba muerta. ¿Quién la mató?, ¿cuándo murió?, ¿las economías mueren?
            En 14 años, la pujante sociedad venezolana ha reiterado que los esfuerzos gubernamentales por mantenerse en el poder, han estado sostenidos en la bonanza petrolera sin precedentes que llenó de dólares las arcas nacionales y que sirvió para comprar conciencias dentro y fuera del país.
            Instituciones completas se han convertido en destacadas mafias internacionales que nada tienen que envidiarle a los carteles colombianos y mexicanos. Las nuevas pandillas de cuello blanco en América Latina están abaladas por el chavismo. Visten de jueces, sindicalistas, intendentes, fiscales, ministros, policías, militares, dirigentes políticos, altos jerarcas de la gallina de los huevos de oro: Pdvsa. No en balde Transparencia Internacional nos posicionó el año pasado como la nación más corrupta de la región y pareciera que creciéramos en ese indicador para 2013.
            Las economías no son seres vivos: no lloran, no sufren, no sienten, tampoco se reproducen. Fenómenos negativos como Hugo Chávez han manejado la economía bajo el instinto de un depredador que elimina del Estado a la empresa privada para instaurar el régimen de conglomerados públicos disfuncionales e insolventes. Manejar la economía de un país bajo el impulso visceral de un caudillo nunca tuvo un ápice de racionalidad. He ahí el fallecimiento del que habla Maduro, no sólo murió Chávez el año pasado, con él se fue al foso el sistema económico que convalecía por tres lustros.
            Fue el chavismo el victimario. A sangre fría degollaron capitales, apuñalearon industrias y sepultaron la confianza de propios y extranjeros en la inversión. Murió desde el primer momento en el que se terminó el diálogo con las cámaras empresariales, cuando el control cambiario se convirtió en ABC del caudillo y este militar populacho se subió al trono del poder para suicidarse con él.
            Antepasados vieron como territorios en guerra recuperaron lo más importante en sus terruños: la confianza. Las economías no mueren. No se doblegan a decretos y caprichos presidenciales, se mueven al compás del mercado, respiran con él. Y hoy, estimado lector, el mercado se ha convertido en el todo. Incluso para los boliburgueses, más conocidos por sus escandalosos negocios corruptos, en estas y otras latitudes, que por sus aportes a la Patria.
            La ignorancia es atrevida, no respeta credos ni palestras. El chipote chillón golpeó una vez más la silla de Miraflores para dejar salir otro infeliz comentario. Paz a sus restos.
Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano

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