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domingo, 17 de marzo de 2013

El humor de Francisco


           Errar es de humanos. Un error constituye una falta individual capaz de ser enmendada sólo por aquellos tocados con el bondadoso valor de la rectificación. También es de humanos reconocer nuestros malos actos y salir de ellos por la puerta principal, pasando la página y sonriendo al porvenir.
        Al tomar la palabra en frente de la multitud, ¿qué mejor herramienta para salvar un detalle que a través del humor? Una carismática corrección puede trascender mucho más allá en nuestros corazones que una rígida y drástica enmienda. Se replegará como chispa en la pradera si la función a desempeñar en el auditorio es de comunicador de masas, líder de líderes.
         La iglesia católica, en uno de sus momentos más críticos, con sus cruentas y deplorables debilidades mostradas por el poder de la globalización, ha tomado la sabia decisión de elevar como sucesor de San Pedro, a un suramericano que inició con paso firme un pontificado que sin duda será seguido por los ojos expectantes del mundo, con la esperanza de que esta turbulencia sea transitada en unidad cristiana.
            América está conmovida, emocionada, feliz. Jorge Mario Bergoglio, un papa de aquí, de nuestra pujante tierra bendita, es el representante de las más nobles añoranzas de una sociedad necesitada de orientación espiritual para afrontar retos y tempestades.
            “Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarme casi al fin del mundo”, fue su primera frase estelar en claro titular de proclamación al planeta: Latinoamérica, la región con mayor cantidad de católicos, había tenido el privilegio al fin de contar con su primer Papa. Dijo al cónclave que lo eligió: “Que Dios os perdone por lo que habéis hecho”. Posterior a eso, en un acto de reconocimiento de sus facultades, también a los cardenales: “Queridos hermanos, ¡fuerza! La mitad de nosotros estamos en la vejez”.
            Un humor muy fino, bien llevado, denota sabiduría. La humildad se ha desparramado en los senderos de Roma. Francisco le late al planeta entero como un hombre de unión, sencillez y bondad, basta ojear algunos resúmenes de su obra “Sobre el Cielo y la Tierra” (2010), escrita junto al rabino argentino Abraham Skorka.
            Usar el humor, exponer la felicidad, aparte de saludable para el cuerpo y mente, es alimento del inteligente. El intelecto se expresa mejor a través de la sonrisa que podamos lograr en el público. Su santidad Francisco nos ha dado una cátedra de cómo el humor, tan necesitado en tiempos donde el estrés y las tensiones son lo más cotidiano, ha sido en verdad su vínculo con la nueva responsabilidad que representa a la humanidad.
            Para enmendar las situaciones adversas que atraviesa la iglesia, el Santo Padre llama a los hijos de Dios a la oración y al reconocimiento de quienes peor pasan su estadía en este mundo, los más necesitados: “Queremos una iglesia pobre, para los pobres”.
El sumo pontífice ha cuidado las formas, pero en sus pocos días como autoridad eclesiástica mundial ya hecho varias apariciones en público, visitado cardenales, orado por su predecesor Benedicto XVI, subido el primer mensaje a Twitter, roto el protocolo y conquistado la mirada de los americanos con su primer mensaje en perfecto español a los periodistas del mundo que cubrieron su elección.
Humildad, carisma, inteligencia, reconocimiento, humor, oratoria, son las características que a priori notamos en el nuevo vicario de Cristo. Los jóvenes somos los más expectantes a las reformas de nuestra necesitada iglesia. Que vuelque el cariño y entrega a los pobres propio de la Compañía de Jesús, llene de esperanza al mundo, y enriquezca nuestro espíritu con amor al prójimo. Dios bendiga a la humanidad y al  nuevo papa Francisco.

Ángel Arellano
Twitter: @angelarellano
Email: asearellano@yahoo.es
www.angelarellano.com.ve 

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