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lunes, 25 de marzo de 2013

Subasta capitalista: devaluación improvisada


            Luego de haber desterrado del aparato económico nacional el tan recordado Sitme, el aun Ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, no se repone del sacudón que le significó la creación de un nuevo método para nutrir de dólares quizá a menos de un tercio del mercado nacional: Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad).
La subasta es un instrumento de la economía de mercado: CAPITALISMO. En las operaciones  del Sicad, el BCV y el Ministerio de Planificación y Finanzas decidirán quienes acceden al concurso y quiénes no. Sólo ganará la asignación mayor de dólares aquella empresa que ofrezca el monto más alto en bolívares por las divisas ofertadas: una nueva devaluación, HÍPER DEVALUACIÓN.
 A principio de año el gobierno elevó el costo del dólar oficial a 6,30Bs. Este es el precio base de la subasta. La naturaleza de esta operación requiere que suba el precio de cambio porque no es una tasa fija como la del Sitme, donde todas las transacciones eran a 5,30 Bs. Podrán subastarse en 9, 10, 11, 15, 18 bolívares, porque quien dé más, se lleva el trofeo.
Es bueno aclarar, que los individuos como usted y yo, estudiantes, organizaciones educativas, remesas, entre otros entes no prioritarios para el gobierno, no podrán entrar en el sistema de subasta hasta nuevo aviso. Deberemos seguir haciendo la gigantesca cola en Cadivi. ¿Tiene el Gobierno Nacional idea de cuantos estudiantes en el extranjero están esperando meses y meses por dólares? No colaboran con la educación a nivel interno y menos a los que estudian afuera.
El ministro Giordani, peleado y discutido en el seno del alto gobierno por sus medidas de la prehistoria comunista, se ahoga en los lamentos de explicaciones incoherentes de cómo frenar las importaciones en un país que no produce otra cosa que no sea petróleo, y que incluso en la OPEP, defiende que la producción de hidrocarburos no se incremente para que el costo del barril se mantenga en más de 100$.
Según la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), se han realizado 1188 actos de expropiación e intervención, desde 2005 hasta febrero de 2013, al sector productivo privado nacional. El pico más alto fue en 2011 cuando el gobierno expropió 499 empresas. ¿Con estos números se va a lograr producción nacional? Jamás vamos a tener alimentos, materiales de construcción, medicinas, vehículos y precios bajos, con la visión retrógrada del Gobierno Nacional. Es necesario un cambio.
El Sicad no solventa los difíciles problemas de abastecimiento en el mercado venezolano. La exclusión y discrecionalidad encabezada por el Ministerio de Finanzas y el BCV, pasa por toda una burocracia diseñada para minimizar el acceso a los dólares oficiales.
Las empresas deben estar inscritas en el Registro de Usuarios del Sistema de Administración de Divisas (Rusad). El papeleo que esto exige contempla entre otras cosas el certificado de no producción que emite el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (duración aproximada de tres meses), y la solvencia  laboral (un mes de trámite usando gestores). Luego de la inscripción usted debe esperar el llamado a subasta (desconocemos cuando inicien), llevar sus propuestas de compra, ganar la subasta, que el BCV pague al proveedor en el extranjero (no sabemos cuánto tiempo dure). Sume también el tiempo que dura el embarque de la mercancía (un par de semanas), traslado (uno a dos meses), lidiar con las mafias de los puertos nacionales (un mes), sacar la mercancía (una o dos semanas), elaborar inventario y colocar en los estantes (a determinar por el transporte interno).
Todos esos meses ¿qué haremos? La falta de productos será crítica, inaguantable. En estos días ni siquiera se han visto los pañitos de agua tibia con importaciones grandes, porque el gobierno no está solvente con el tesoro patrio. Seguiremos observando la proliferación de buhoneros y mercaderes ilegales de comida en la calle.
La economía está extraordinariamente dolarizada. El bolívar no es más que un puente para acceder a la divisa, pero su valor para la sociedad venezolana es irrelevante. Nunca hemos dependido tanto de una moneda extranjera como hoy. Estamos arrodillados no al Gobierno de Obama, pero sí a su moneda. Y así ha sido desde que inició la Revolución Bolivariana, atacamos a EEUU pero no dejamos de venderle petróleo.
La sumisión a la moneda gringa fue reconocida y afirmada por Nicolás Maduro, quien informó que la nación tenía todos los dólares que necesitase, producto de la actividad petrolera. Reiteramos que son 200 mil barriles de petróleo que importamos a diario de EEUU (“chin chin” y a precio internacional) para satisfacer la demanda interna. ¿Revolución socialista dolarizada? Nuevos paquetazos. Piense usted.


Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
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