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jueves, 7 de marzo de 2013

Chávez: la Constitución como panfleto



El dos de febrero de 1999 uno de los líderes del golpe de estado del cuatro de febrero de 1992, Hugo Chávez, era juramentado en el extinto Congreso Nacional, como Presidente Constitucional de la República de Venezuela.
            Allí, su discurso acuñó la frase de “moribunda constitución”, antesala para la consecución de hechos que llevarían a la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la posterior promulgación de una nueva Carta Magna ese mismo año.
            De inmediato los laureles decoraron la escena política de Venezuela. Novedosa, moderna, adecuada, superior y justa por donde se le viere, eran los calificativos que a priori signaron el primer producto y victoria de la Revolución Bolivariana.
            Se exhibía un documento patrio ejemplo para América Latina y el mundo. Cátedra en áreas como ambiente, igualdad, justicia, institucionalidad y descentralización de los poderes nacionales. Sin embargo, 14 años después, poco reivindicada ha quedado la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) ante la misma sociedad que la vio nacer y aplaudió hasta la saciedad.
            Tres lustros no han sido suficientes para burlar los preceptos de ley. Aún, luego de fallecer el comandante, se sabotea a diestra y siniestra los mandamientos constitucionales sorteando el futuro del país a la interpretación emocional de sus más altos colaboradores.
            Los periodos presidenciales rojos rojitos volaron la cerca de límites establecidos por la CRBV. ¿Estuvo este instrumento rector del Estado de Derecho moribundo también durante los últimos 14 años?
Basta con mirarnos al espejo acompañados de los agravantes números de corrupción que alarman a la comunidad internacional, así como la persecución sistemática a la empresa privada, prensa, dirigentes políticos opositores, niveles de inseguridad, destrucción del aparato productivo petrolero y no petrolero, y la importación de hasta los hisopos que entran en nuestros oídos.
La Constitución entró por la puerta grande con una tarjeta de presentación que blindaría al sistema público y lo convertiría en una máquina de desarrollo y bienestar social, pero nunca fue implementada de tal manera porque la realidad tras la muerte del comandante, es realmente otra.
Así como un político hace su campaña con un panfleto prometiendo ideas, proyectos, sueños, ha sido nuestra nuevamente moribunda CRBV. Y moribunda no por su vigencia, sino por lo violada que ha estado durante todo este tiempo de zozobra nacional.
Ya ha comenzado a gobernar formalmente la transición el chavismo sin Chávez. Inicia un nuevo episodio en la vida republicada de Venezuela. Y la entrada de estos posibles sucesores, es la intriga de quién asumirá el poder y bajo qué norma lo hará.
Nicolás Maduro firmó el mismo 05/03/13 como presidente encargado, el decreto de duelo nacional. Sin ser juramentado ni por lo menos informarlo a toda la sociedad expectante con siquiera una fotografía en prensa. La Gaceta Oficial lo aguanta todo.
Luego de los actos fúnebres, nos queda el mal sabor de una próxima campaña electoral desigual, carente en ápices de equidad, lo cual aumenta la frustración venezolana de vivir en un Estado forajido y no de derecho. Ya con la declaración del Ministro de Defensa tenemos: “darle en la madre a los fascistas”. En ese tenor jamás se han referido al hampa, pero sí a los mismos hermanos venezolanos. Pedimos reflexión y paz.



Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
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