El dos de febrero de 1999
uno de los líderes del golpe de estado del cuatro de febrero de 1992, Hugo
Chávez, era juramentado en el extinto Congreso Nacional, como Presidente
Constitucional de la República de Venezuela.
Allí, su discurso
acuñó la frase de “moribunda constitución”, antesala para la consecución de
hechos que llevarían a la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la
posterior promulgación de una nueva Carta Magna ese mismo año.
De inmediato los laureles
decoraron la escena política de Venezuela. Novedosa, moderna, adecuada,
superior y justa por donde se le viere, eran los calificativos que a priori
signaron el primer producto y victoria de la Revolución Bolivariana.
Se exhibía un
documento patrio ejemplo para América Latina y el mundo. Cátedra en áreas como
ambiente, igualdad, justicia, institucionalidad y descentralización de los
poderes nacionales. Sin embargo, 14 años después, poco reivindicada ha quedado
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) ante la misma
sociedad que la vio nacer y aplaudió hasta la saciedad.
Tres lustros no han
sido suficientes para burlar los preceptos de ley. Aún, luego de fallecer el
comandante, se sabotea a diestra y siniestra los mandamientos constitucionales
sorteando el futuro del país a la interpretación emocional de sus más altos
colaboradores.
Los periodos
presidenciales rojos rojitos volaron la cerca de límites establecidos por la
CRBV. ¿Estuvo este instrumento rector del Estado de Derecho moribundo también
durante los últimos 14 años?
Basta con mirarnos al espejo
acompañados de los agravantes números de corrupción que alarman a la comunidad
internacional, así como la persecución sistemática a la empresa privada,
prensa, dirigentes políticos opositores, niveles de inseguridad, destrucción
del aparato productivo petrolero y no petrolero, y la importación de hasta los
hisopos que entran en nuestros oídos.
La Constitución entró por la
puerta grande con una tarjeta de presentación que blindaría al sistema público
y lo convertiría en una máquina de desarrollo y bienestar social, pero nunca
fue implementada de tal manera porque la realidad tras la muerte del
comandante, es realmente otra.
Así como un político hace su
campaña con un panfleto prometiendo ideas, proyectos, sueños, ha sido nuestra
nuevamente moribunda CRBV. Y moribunda no por su vigencia, sino por lo violada
que ha estado durante todo este tiempo de zozobra nacional.
Ya ha comenzado a gobernar
formalmente la transición el chavismo sin Chávez. Inicia un nuevo episodio en
la vida republicada de Venezuela. Y la entrada de estos posibles sucesores, es
la intriga de quién asumirá el poder y bajo qué norma lo hará.
Nicolás Maduro firmó el
mismo 05/03/13 como presidente encargado, el decreto de duelo nacional. Sin ser
juramentado ni por lo menos informarlo a toda la sociedad expectante con
siquiera una fotografía en prensa. La Gaceta Oficial lo aguanta todo.
Luego de los actos fúnebres,
nos queda el mal sabor de una próxima campaña electoral desigual, carente en
ápices de equidad, lo cual aumenta la frustración venezolana de vivir en un
Estado forajido y no de derecho. Ya con la declaración del Ministro de Defensa
tenemos: “darle en la madre a los fascistas”. En ese tenor jamás se han
referido al hampa, pero sí a los mismos hermanos venezolanos. Pedimos reflexión
y paz.
Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.tk
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu nombre y correo electrónico.
.:Gracias por el comentario:.