La espada de Bolívar sólo es un suvenir que se le entrega a cuanto dictador visita Venezuela, porque el significado de defensa de nuestra patria no existe. El ápice de seguridad que tuvo por doce millonarios años el Ejecutivo central para fortalecer y relanzar las instituciones policiales y de investigación criminal a las calles de la nación, en aras de recobrar la confianza del ciudadano con su país, se perdió a carta cabal.
Hoy tenemos la labor de, más allá de las fronteras políticas que tienen años dividiendo a esta República, amén del mensaje destructivo y bélico de Miraflores, solidarizarnos con el pueblo chavista, porque ellos son tan venezolanos como nosotros, aunque sus líderes quieran acabar con el sentir criollo por un fantoche revolucionario que se convirtió en propiciador de un narcoestado, corrupto y despilfarrador.
La inseguridad nos está acabando. Por más que el gobiernito finja demencia ante los problemas, y se oculte en dar soluciones de papel para mantener el status quo internacional que lo pueda defender ante una posible situación de inestabilidad política auto provocada. Todo esto en el tapete con los números formidables que la oposición maneja de cara a sus primarias en febrero.
Domingo 15 de mayo, la familia anzoatiguense en casa. Faltaba poco para las nueve de la noche cuando estalla a través de la red social Twitter, la noticia de que el alcalde Stalin Fuentes había recibido un atentado en el sector Boyacá I de Barcelona. En el sitio en el que se encontraba reunido con otros compañeros del oficialismo, dentro de los cuales destacan el alcalde Guanta y Anaco, cae tiroteado un escolta de su equipo de seguridad personal asignado por la Policía Municipal de Sotillo, y resulta herido su chofer.
Consternado por los acontecimientos, Fuentes debe declarar ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas de la capital del estado y luego dar la cara a la opinión pública sobre el lamentable hecho ocurrido.
Sin duda llama a la reflexión esta crónica en miniatura que duró escasos minutos para captar la atención de Venezuela en Twitter. La familia del agente Nelson Estanga (38) cae rendida observando la trágica manera en la que perdió la vida un padre, y la sociedad confundida no sabe qué más esperar para que las autoridades reaccionen con fuerza y uniformidad ante el drama social por demás denunciado, llamado inseguridad.
La Policía Nacional continúa en la parroquia Sucre del municipio capitalino Libertador, investigaciones de parlamentarios sobre saltan la palestra pública cuando el debelador dato de que 80% de las balas encontradas en hechos delictivos, por lo menos en el centro del país, son fabricadas en la única industria abalada por el gobierno, ubicada en Aragua. Es evidente que los esfuerzos por depurar los entes de seguridad pública, se han quedado en gavetas y estantes.
Ahora llegó Makled a Venezuela y pare usted de contar. Se alerta a la comunidad como siempre, no hay que dejar de hacerlo porque la patria es una y todos cabemos en ella. Muchas tendencias en el PSUV Anzoátegui cambiarán, sin duda este atentado es un hecho sin precedentes que marcará el cambio que este estado ha decidido tener porque todos estamos contra la pared y nunca aparece un culpable tras el gatillo.
Ángel Arellano
www.angelarellano.tk
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