Como última
bocanada ante una enfermedad que no mejora, Miraflores ha decretado subastar
los cachivaches que quedan en el estante ante la opinión pública a través de
cadenas nacionales que llaman al saqueo y a la guerra pueblo/comerciantes. A
punta de pistola Maduro aspira bajar los precios de manera estrepitosa para
llegar a orillas inciertas el 8 de diciembre. La mal herida economía de la “Patria
querida” sigue a la gestión del hombre del pajarito en sus finales suspiros
antes del quiebre final.
A lo largo de estos 15
años en revolución, los economistas se han paseado por diferentes escenarios y
todos calificados como “el peor momento” que vive el país. Vale preguntar ¿es
este en verdad el peor momento? De 1999 para acá con el radicalismo político,
la constituyente, nueva distribución de fuerzas partidistas, mayoría
oficialista en el parlamento en 2005, barril del petróleo por el cielo, reelección
de Chávez en 2006, crisis alimentaria de 2009, crisis eléctrica de 2010, crisis
penitenciaria 2010-2011-2012, y pare usted de contar, hasta llegar a la muerte
de Chávez y acontecimientos actuales; Venezuela siempre ha podido estar peor.
Algunos expertos
refieren que la economía nunca muere. Siempre existirá una chispa de oferta y
demanda que avive el motor productivo y sea ceniza para la resurrección del ave
fénix. ¿Estamos ahora sí cerca de esa última chispa? ¿Es la carta suicida de
Maduro de acabar con los pocos inventarios que mantiene abastecidos al país la
gota que derramó el vaso para iniciar un 2014 atestado de conflictos sociales?
El gobierno ríe en sus
aposentos porque se encuentra Habilitado para afincarse en las medidas que
generan empatía en los sectores más desposeídos de la nación. Capaz marzo,
puede que abril, lo cierto es que en el segundo semestre del próximo año no
habrá nada que comprar. Las únicas inversiones que se moverán como pez en el
agua son la de los buhoneros que andan de cola en cola amaneciendo para adquirir
electrodomésticos. Iniciando 2014 en vez de ir a un supermercado o una tienda
común y corriente, el negocio será en los tarantines: “vendo harina pan, harina
de trigo, aceite, leche, mantequilla, también tengo aires acondicionados,
televisores, neveras, cocinas”. Hacia allá vamos.
¿Quiénes compran en
las colas de la borrachera del consumo? Los que aprovechan. Siempre hay miles
de hombres y mujeres dispuestos a pasar dos o tres días en colas para hacerse
con algunos productos que seguramente no son de primera necesidad. El
ausentismo laboral tocó el 28%. ¿Es esa la gente que marcará la diferencia en
las elecciones municipales y votará agradecida por el gobierno? No. La
situación económica del pobre es una ola que se ha elevado un poco al comprar
algo muy barato pero que rompe estrepitosamente al regresar a casa y encontrar
los precios volando por las nubes en la bodega junto al pasaje del transporte
público, la ropa y el Niño Jesús.
Al país le ha hecho
mucho daño la mafia del cemento, la cabilla, el aluminio, las autopartes y todo
lo que se importa en los “bolipuertos” (nombre correctamente acuñado). Los
únicos que festejan el banquete de desgracias que tiene Venezuela es el grupo
de enchufados que sacan desesperados sus fortunas en dólares a otras latitudes
porque saben que el juicio final les viene pronto.
El diputado 99 resultó ser,
como estaba previsto, el TSJ. A nadie sorprendió, por eso el ilegítimo reina en
el desierto con una popularidad mediocre y un gobierno que se le cae a pedazos.
Sacan de la jugada a varios opositores claves, porque en esta cruzada suicida,
el PSUV sabe que saldrá bastante golpeado. Como lo ha dicho Henrique Capriles y
Leopoldo López: “luego del 8D vamos por ti Maduro, con la Constitución en la
mano”.
Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.com.ve
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