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lunes, 11 de noviembre de 2013

Déficit municipal


          Para los próximos comicios electorales la disputa es clara entre un modelo corrompido y otro esperanzador que se presenta alterno al desastre en este episodio de la gerencia pública municipal contemporánea.
            Las alcaldías, con muchas más responsabilidades que en 1989 cuando inició el mayor avance en descentralización del Poder Ejecutivo, están atestadas de problemas, calamidades y crisis por resolver. Los recursos son pocos y el alcance de la corrupción en el nivel municipal es exorbitante.
            En 2014 del total presupuestado por el Gobierno Nacional (Bs. 552.633millones), el 72% está asignado a la Presidencia de la República y ministerios (Bs. 396.628 millones), y un 19% a los estados y municipios (Bs. 106.798 millones). El consuelo es muy pero muy poco para alcaldes y gobernadores pues el Consejo Federal de Gobierno, que pudiera aliviar la carga en grandes obras de infraestructura (por lo general las más costosas) a través del Fondo de Compensación Interterritorial (FCI), sólo tiene asignado un 5% del presupuesto total de la nación (Bs. 29.090 millones).
            Se oscurece el panorama aún más porque es bastante probable que tengamos durante el próximo año una Contraloría General de la República caldeada y seguramente matraquera. En 2013 se le asignó a este órgano vital de la democracia Bs. 798 millones y para 2014 tendrá sólo Bs. 478 millones, con la bicoca de que su nómina creció 4%.
            El barril de petróleo venezolano promedia en el mercado internacional $103. Maduro lo presupuesta en $60 para manejar la diferencia de $43 en los fondos paralelos que a discreción de Miraflores financian la protección de la especie humana, la felicidad cubana y el gendarme bolivariano. De manera que ese montón de dólares tampoco entrarán a los otros niveles de gobierno.


            Establecido este cuadro vemos que el margen de maniobra de los próximos alcaldes para desarrollar sus gestiones está flanqueado por la falta de recursos. Con una inflación del 50% en lo que va de año, y un 2014 que no luce mejor pónganlo como lo pongan, la recaudación tributaria, que pudiera ser el oxígeno dentro del quirófano de los 335 municipios, va palo abajo. ¿Por qué? Responde a razones exclusivamente económicas, de comportamiento del mercado y de la sostenida desindustrialización del país.
            Por ejemplo, en el municipio Urbaneja del estado Anzoátegui, donde tuve la oportunidad de laborar durante un par de años, la recaudación de impuestos representa poco más del 80% de los recursos que nutren el presupuesto municipal. Es una localidad pequeña (12km2), sin embargo, posee un pujante comercio que la hace la capital económica del eje metropolitano anzoatiguense.
Entre 2011 y 2012 más de 760 contribuyentes cerraron sus puertas en Urbaneja por la crisis económica nacional, lo que representa un duro golpe para la administración local. No importa sean pequeños, medianos, grandes, gigantes o empresarios de maletín. Todo aporte que clausure sus actividades no sólo representa inactividad y posterior informalidad para el Estado en su conjunto, sino un duro golpe para la economía municipal que depende, luego de exponer la realidad del presupuesto 2014, de la recaudación.
Municipios rurales, pequeños y parroquias alejadas tendrán peores realidades porque su dependencia al situado constitucional y FCI es en muchos casos hasta de un 98%. También, vale dejar claro que en el caso de Anzoátegui, el déficit entre gastos e ingresos ha volcado la balanza a honrar compromisos salariales y corrientes, dejando a un lado la inversión en bienes y servicios.
Con esta disertación esperamos llamar a la reflexión a los candidatos de la democracia para que comprendan que ofertar grandes inversiones, obras de miles de toneladas de asfalto o cientos de metros cúbicos de cemento, puede traer consecuencias perturbadores. El éxito en la gerencia municipal de los próximos años pasará por un trote acompasado entre la política fiscal, los acuerdos con los contribuyentes y una nómina que no exceda las capacidades de pago. La tormenta aún ventea muy fuerte, y para transición, más que corazón, hace falta cabeza fría.



Ángel Arellano
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.com.ve

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