Oriente extiende su sol por los estados que lo comprenden y la Virgen del Valle llena esta semana de color y fervor religioso. Toda la zona costera dedica festivales, fiestas, misas, reuniones y procesiones. Los párrocos de las diferentes iglesias copan sus agendas por actividades que llenan de identidad nuestra región.
A pesar del desgobierno y los problemas diarios en la calle, y otros hasta en la misma casa de uno donde no se puede vivir seguro, la gente se moviliza a la celebración de Vallita. Marca pauta esta tierra tan rica pero mal administrada.
Por aquí sale el sol primero, y debería cambiar el país primero. No es difícil, complicado sólo es no querer echarle pichón. Para atrás sólo para coger impulso. La República está primero y merece nuestra condescendencia. Estos días de reflexión y devoción a la patrona de Oriente son idóneos para pensar sobre lo que debemos hacer los próximos días. Venezuela necesita un giro de 360 grados, pero hacia las mejoras. Madre, padre, adulto, representante, joven trabajador y estudiante, tú que lees y que imploras cambio, se parte de la transformación, pero sin tú granito de arena no podemos construir. El esfuerzo es colectivo, no abandonemos la libertad, porque sin ella ¿para qué vivir? Si no garantizamos el futuro de los muchachos y muchachas que crecen, nacen y están por nacer, ¿para qué dar a luz?
Seamos fieles a la creencia de que la educación y la cultura, hará que sembremos patria de verdad. Si destruimos las universidades, luego que fueron reflejo de desarrollo en América Latina, hace años, nos quedará una nación devastada al servicio de la ignorancia.
La Virgen del Valle nos invita a seguir luchando. Desde su dulce mirada emana la fuerza necesaria para continuar sin descanso. Llevemos bien en alto la dicha de ser bendecidos por la madre de Dios y pidamos a él la sabiduría como pueblo batallador y dado al bien.
Fe, tú que mueves a nuestra gente, llega a los corazones de los orientales y ayúdanos a crear conciencia, que nadie se quede callado y que podamos edificar un país donde quepamos todos porque para eso Dios nos bendijo con bastas extensiones de territorio rico.
Toda la costa está feliz, pero estaríamos más felices si el servicio eléctrico funcionara con normalidad, si los ríos y playas se usaran para abastecer el servicio hídrico, si la inseguridad bajara a niveles razonables de convivencia ciudadana, si la basura fuera reutilizada para algo provechoso y no para afear nuestras calles, si los huecos no existieran en la importante vialidad fundamento del desarrollo, y todas y cada una de las condiciones básicas para coexistir, fueran garantizadas.
Juventud para el futuro… Dios bendiga a todos y todas en esta semana cristiana.
Ángel Arellano
www.angelarellano.tk
martes, 7 de septiembre de 2010
Por aquí sale el sol primero
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