Primeramente hay que destacar que en un sistema de gobierno moderno, la participación ciudadana es el capítulo inicial por el que debemos partir, construyendo una conexión entre el gobierno, como representantes del Estado, y la comunidad, que son los soberanos mismos de ese Estado.
Venezuela, dio un giro en su concepción del modelo democrático, al proclamarlo como participativo. La representación en los espacios de poder se abría camino para ver la evolución de la libertad en nuevos campos donde el ciudadano podía opinar y aportar bajo sus propias normas: gran avance.
Nunca contamos con que el gobierno venezolano se iba a volcar a meter preso a todo aquel que opinara distinto y, asimismo, usara su poder para dividir a la sociedad sin resolver los gravísimos problemas de vivienda, salud, servicios básicos y calidad de vida que reclama el criollo de a pie. Menos contamos con que el estudiantado y las universidades representaran tanto temor para la cada vez más moribunda aceptación del lujoso Presidente que nos gastamos, persiguiendo a jóvenes compañeros y aprobando leyes sin preguntar si es bueno o es malo.
Pero ese paso que se dio con la incorporación de la participación ciudadana a través de los reformados Consejos Locales de Planificación Pública (CLPP), y los Consejos Comunales (CC), se ha ido desnaturalizando por causa de un gabinete de gerentes ineficientes que dedican su tiempo en corrupción y persecución política.
El chavismo se caracteriza por tener a unos CLPP de rodillas a los alcaldes, igualmente en su sentido regional y nacional. Y, de los CC ni se hable. Los compran centavo tras centavo. Muchos usan los recursos para enriquecer a sus familias mientras las viviendas se caen y el agua colapsa en las tuberías. Otros, sí que le echan pichón, mucho. Se ocupan de hacer lo que el gobierno en el recto uso de la palabra negligencia, olvida. Admiro la labor de muchísimos CC que reivindican a su sector y a sus vecinos, pero no todos son así, y eso el gobierno lo sabe, pero no le hace frente por sus intereses. Intereses que tienen a Venezuela como un destino muy inseguro para el extranjero y con un gasto increíble en armas, mientras Pdvsa se cae a pedazos.
Por ejemplo: el CC José Antonio Anzoátegui número uno de Clarines, que es mi sector, resolverá un problemón que hay con tres postes de electricidad, de los varios que están por caerse en el barrio. Sólo los sostienen las guallas. Es grato ver que el CC tome esa iniciativa importante ante tal urgencia, pero ¿dónde está la compañía de electricidad recién nacionalizada? Esos recursos se pueden aprovechar donando uniformes deportivos o ayudando a vecinos con escasos recursos, pero dolorosamente hay que tapar la falta de las empresas públicas ineficientes. ¿Trabajando pa´ lapa?
Felicito a muchos CC que con gallardía han asumido el reto de cambiar el rostro de sus sectores, pero despertemos ante la injerencia y la necesidad de este gobierno que decidió estar en contra de todos los ciudadanos y sus necesidades.
Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es
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