La siquiatría se
le fue de las manos al señor alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez. Un intento
por querer hipnotizar a la opinión pública y encender un polvorín falló
cabalmente.
Se salieron las
costuras de sus izquierdistas y trajinados harapos este pasado 03 de mayo
cuando anunció a la prensa, con toda la intención de que su noticia llegara a
ser una “sensación” de primera plana, que publicaría por Twitter las notas de
pregrado de Henrique Capriles si este mantenía “los insultos” contra Nicolás
Maduro.
Vaya burla para con
los comunicadores y la sociedad entera. Quien fuese un cuestionado rector del
CNE (posteriormente bien premiado) y protagonista de varios escándalos por
corrupción en el municipio Libertador, salió a la calle con la iniciativa de
querer desprestigiar a un político de carrera por un flanco bastante debilitado
en el chavismo: la formación académica de sus dirigentes.
Estamos frente a la
descomposición progresiva de un caudillo que no sabe manejar este papagayo y en
todos lados se le enreda la cola. Refería el estratega Juan José Rendón en
reciente entrevista, que Nicolás Maduro pierde 2,5% de popularidad cada tres
días, y que de haber en estos días elecciones presidenciales, Henrique Capriles
barrería con no menos de un 70% de apoyo popular. Rendón agregó que Capriles
“está haciendo lo que tiene que hacer”.
Empero, el señor
Rodríguez mal usando sus dotes de analista con chequera, ha formado parte de
esa lista de hechos ridículos destacados por el oficialismo en estos pocos días
de desgobierno. Venezuela sabe, al igual que el resto del mundo, que por más
esfuerzos en la incorporación de hechos cronológicos y del pasado de la vida de
Maduro, su hoja curricular se resume a escasos tres o cuatro párrafos.
No es precisamente el
Presidente del “mientras tanto” el ejemplo a seguir en rectitud académica. En
esa área no hay nada que mostrar. Jorge Rodríguez sufrió un tormentoso déjà vu.
De Maduro se desconocen detalles más allá de su egreso como bachiller de la República,
sólo destaca su incorporación al sindicato del Metro de Caracas y la militancia
en La Liga Socialista. Todo esto antes de ser diputado por el chavismo, formar
parte del hoy conocido clan de los “enchufados” y ya usted sabe el resto de la
historia.
Ante tanta
desorientación, los rojos se defienden en el seno de la jauría. Se mantienen
rodilla en tierra con los desmanes de Cabello, quien ha colocado a Pedro
Carreño a dirigir los “diálogos” de entendimiento con la oposición.
Las cadenas nacionales
son el único instrumento de la supuesta “gobernanza” de Maduro. Mucho show y
poca acción. Los únicos aspectos que se revisan en lo interno del gabinete son
los logísticos, para el montaje de sus faraónicos eventos que poco a poco
cuentan con menos asistencia de adeptos en nómina.
Ha quedado al
descubierto, por los deslices del régimen, que la oposición hace mucho más daño
tomando un vuelo al exterior, que marchando en las calles de Caracas. Apenas un
par de visitas a representantes de Estados vecinos y ya hasta Álvaro Uribe fue
acusado nuevamente de orquestar un magnicidio contra el huevo sin sal del
Presidente no electo.
Quien debe estar
gozando una y parte de otra, es el Sr. Cabello, maquiavélico pero cierto. Nadie
le quita su micrófono en la AN y desde ahí despotrica contra todo lo que afecte
a Maduro. Sinceramente, este militar-diputado ha mutado en un pequeño
diablillo.
En fin, Jorge
Rodríguez seguirá en el diván esperando que su planteamiento de mostrar en la
red social las notas de Capriles llegue a destacar en otra emisora que no sea
Radio Nacional de Venezuela, otro canal de televisión que no sea “el de todos
los venezolanos” y cualquier periódico distinto a Diario VEA, Ciudad Ccs o El
Correo del Orinoco. El hijo de Chávez no copió nada del padre, por eso el
papagayo no levanta.
Ángel
Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.com.ve
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