Entendemos la
participación ciudadana como un hecho en el que la comunidad se manifiesta e
integra por un tema en común al entorno político, reconociendo a este último,
como la instancia donde se toman las decisiones que democraticamente dirigen
los destinos de una sociedad.
La
participación ciudadana, por ser el eje que permite que la voz del individuo
tenga validez ante cualquier situación que lo afecte, es en sí misma una
herramienta suprema para la discusión y consenso sobre cuanto tema interesa a
la colectividad. El aporte de la comunidad es siempre necesario para generar
consensos, soluciones a problemas puntuales y evitar alguna situación que pueda
generar presión social a los entes encargados de administrar el poder político
del país, región o localidad.
Los
espacios de participación son diversos y variopintos en una sociedad
democrática. Existen las organizaciones no gubernamentales, partidos políticos,
asociaciones civiles, organizaciones vecinales, movimientos independientes y
consejos comunales. Estos espacios nacen de la necesidad de individualidades o
colectivos ciudadanos sobre algún tópico determinado que para ellos sea
relevante.
Los
escenarios de participación ciudadana pueden ir desde un comité de defensa de
consumidores de algún producto o servicio, hasta una organización distribuida
en todo el territorio nacional que promueva la difusión de los derechos
humanos, por ejemplo.
La
participación en la gobernabilidad es un elemento estratégico puesto que
permite el acceso a la sociedad que no está dentro del aparato de gobierno e
instituciones públicas, generando situaciones de discusión y deliberación sobre
temas y decisiones trascendentales o no. Por tanto influye en la toma de
decisiones del Estado democrático según unos parámetros que la legislación
determina.
Funciona como
instrumento regulador de la gestión de gobierno y esto permite controlar los
excesos e imponer un cierto orden dentro del Estado a través de órganos de
regulación como por ejemplo los Consejos de Planificación nacional, regionales
y locales.
Tanto para la
legislación como para la gestión de gobierno, la participación se ha convertido
en factor preponderante puesto que apertura el diálogo y genera un grado de
contribución y compromiso de la comunidad con un fin público. De igual manera
disipa problemas y discrepancias que puedan entorpecer el proceso de
implementación de una política pública.
También, la
participación ciudadana significa para la gobernanza uno de los indicadores que
ayudan a incrementar la calidad y eficacia de la intervención del gobierno en
el Estado por su grado de legitimidad ante la sociedad. Asimismo, por su
carácter mediador, la participación nutre el espíritu democrático de la
gobernanza y promueve la orientación idónea de la sociedad hacia el desarrollo.
En síntesis,
participación ciudadana quiere decir una sociedad políticamente involucrada en
los asuntos comunes que los afectan a todos en mayor o menor término; activa a
las fuerzas vivas de la comunidad entorno a políticas públicas, leyes,
problemas decisiones y nuevas oportunidades en los espacios que la gestión de
gobierno promueve para escuchar e interpretar las necesidades de la gente.
Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.tk
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