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lunes, 16 de febrero de 2009

Febrero 2009


Conocemos bien de cerca y más palpado que otra cosa, el estatus del Estado venezolano. No necesitamos anteojos para sentir que el despeñadero está no a la vuelta de la esquina, sino en todas las carreteras y calles. Aparte que salir de día, tarde o noche no suele ser una opción confiable porque el miedo a que nos suceda algo, y las probabilidades subiendo más rápido que la inflación, nos dominan y dejan en la “seguridad” de la casa.
De igual manera sabemos que la comparación con Irak, la falta de alimento y medicinas y las condiciones de los comedores populares, ambulatorios y hospitales no son las más adecuadas como para que en el país haya un aura de felicidad y normalidad.
Los proyectos sustentables, planificación, estudios, investigaciones y educación van de la mano de la falta de institucionalidad en los organismos públicos y demás grupos asociados. Así mismo, los poderes que nunca existieron para los venezolanos. La justicia parcializada y partidizada, lo electoral con ventajas inapropiadas, lo legislativo distante de sus funciones y lo moral igual de desfasado que el ejecutivo.
Pareciera que el camino que debe seguir la nación esta lleno de los mismos huecos que nuestras vías de acceso a todos lados, sus mismos escombros y sus mismas fallas en señalización, tamaño y pintura. Creo que no seguimos avalando este continuo caminar hacia la desidia. El estallido popular tal vez pueda avizorarse. Ojalá se equivoquen quienes lo observan acercarse.
Culminemos el proyecto desmedido y sistemático de destruir lo que ha durado en consolidarse y todavía, aún, faltan pizcas de libertad por echar a la patria.
La espada del Libertador no es aquella que se usó para la desigualdad y división. Promovía eliminar los rencores de una tierra 300 años pisoteada y 300 años maltratada y asaltada como es América. Luego de ello los esfuerzos se inclinaron en formar un Estado cada vez más supremo y libre, que no siguiera decisiones internacionales vanas que no conocían de su realidad. Entonces vemos hoy las mismas prácticas. Lo único es que no entendemos como en el mismo paseadero se quieren hacer cosas ya fracasadas en otros sitios, pero para eso la gente tiene la respuesta.
La generación que sucede los ancestros que revelaron la cara de la justicia hoy debe volver a cosechar victorias en estos entornos. Solo con los jóvenes afianzaremos lo que estamos haciendo.

Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es

2 comentarios:

  1. Hola, muy buen blog, si no sabes que ir a ver al cine, entra en mi blog y te daré mi recomendación sobre la cartelera nacional, el blog se actualiza diariamente y te provee de las mejores criticas cinematográficas del momento, ahora elegir que película ver es mas divertido.

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