Oliver Sánchez tiene 8 años y padece linfoma no Hodgkin. Protesta en Caracas el 26/02/16 Foto: AP |
En una visita a Montevideo en 2011, Hugo Chávez informó la donación de $
10 millones para la remodelación del Hospital de Clínicas “Dr. Manuel Quintela”,
uno de los principales centros de salud del Uruguay. Durante el evento, el
decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, Fernando
Tomasina, no escatimó en halagos: “Lo recibimos con
mucha alegría y con muchas expectativas para lograr intercambios académicos (…)
Estamos agradecidos de su visita, toda la universidad y la Facultad de Medicina
entendió procedente tener este encuentro cercano con usted”.
El hecho en cuestión resulta
anecdótico. Si por algo se caracterizó el gobierno de Chávez fue por castigar a
las facultades de medicina de las universidades autónomas venezolanas,
obviándolas, rechazando su aporte al país y asfixiándolas con constantes
recortes presupuestarios. Nunca hubo diálogo, entendimiento ni consideración.
La notica del “regalo” a Uruguay trajo
polémica. Gritos de reprobación por parte de los venezolanos y aclamación del
lado de los aliados latinoamericanos. Nicolás Maduro, delfín y canciller, salió
al paso en aquel momento y explicó que se trataba de un acuerdo firmado en
2005, que por cierto aún se mantiene brevemente reseñado en la página web del
Ministerio de Salud Pública uruguayo pero que desapareció del radar de la
autoridad sanitaria venezolana. La cosa quedó así. Venezuela puso el dinero y
se desconoce qué obtuvo a cambio. Tiempo después, según información oficial del
gobierno de Nicolás Maduro, se replantearon los “acuerdos” para recibir, en
teoría, $ 6 millones en medicamentos uruguayos, aunque se conoce que se ha
cumplido con menos del 10%, según investigación especial que adelanta la
Asamblea Nacional. Esto, además, con la atenuante de las deudas en otros
sectores que tiene la administración Maduro con Uruguay y otros países.
Para ese año, 2011, nuestro país ya mostraba un
serio deterioro en el servicio de salud. Los hospitales y ambulatorios,
execrados de los planes de inversión de la era chavista, fueron desplazados (en
preferencia gubernamental y no en eficiencia ni en capacidad de asistencia) por
la red de la Misión Barrio Adentro (y los 124 mil “colaboradores cubanos de
salud”) que le ha costado a Venezuela un aproximado de $ 250 mil millones en
los últimos 13 años y que hoy se encuentra desmantelada.
La Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud para el
año 2015 asegura que Barrio Adentro realizó 75 millones de consultas el año
pasado. ¿En un país de 30 millones de habitantes? ¿2,5 consultas por habitante?
Nada más absurdo y más falso.
En 17 años de chavismo hemos visto 17 ministros de salud
diferentes. Cuatro de ellos militares. Todos ligados a casos de corrupción (mil
millonarios) por concepto de importación de medicinas. Al corte de hoy, el
desabastecimiento en medicamentos es espeluznante. La Federación Médica de
Venezuela sostiene que existe una escasez del 95% en medicinas. Es una crisis
humanitaria desbordada y sin intención de resolverse en el mediano plazo,
suerte de holocausto reeditado por Nicolás Maduro.
Hace unos días, Venezuela firmó otro acuerdo de
cooperación con Cuba, esta vez por $ 1.428 millones y tomando en cuenta la
importación de medicamentos que, es necesario subrayar, no son producidos en la
isla, sino importados por oscuros intermediaros y vendidos con sobreprecio al
gobierno venezolano. Por otro lado, la Cámara de la Industria Farmacéutica pidió
que se cancelara una deuda de apenas $ 657 millones con proveedores
internacionales para la importación de insumos y la fabricación de las mismas
medicinas en suelo nacional. A lo último no se le dio importancia.
Mientras unos se llenan los bolsillos, los pacientes
caen muertos en las emergencias. Los gobiernos amigos de Chávez, ahora silentes
ante el desastre de Maduro, han sido cómplices de esta matanza… tienen sangre
en sus manos.
Ángel Arellano
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