“Pasarán 200 años más para
que vuelvan los del gobierno a este pueblo”, eso dijo quien desde la acera
miraba el despliegue de oficiales de seguridad, militares, escoltas, armas
cortas, largas, chalecos, camionetas último modelo y cámaras de televisión que
captaban la visita de la directiva de la Asamblea Nacional a una discreto
monumento patrio conformado por una flecha que apunta una pequeña lápida en la
que se presume fue la última ubicación del cuerpo de José Tomás Boves.
El Parlamento se trasladó a Urica,
en el centro de Anzoátegui. Su visita persiguió conmemorar el bicentenario de
aquella batalla que aunque perdida por el Ejército Libertador, la deformación
histórica del chavismo ha cristalizado en el recuerdo, más inestable que firme,
como muestra de gallardía y empuje en la agenda de guerras por la
Independencia.
La historia es un recurso del que
los oficialistas echan mano sin mayor conflicto moral. Son felices en su
desconocimiento. La sesión especial de la AN estuvo repleta de incongruencias,
muestra de una élite que se ha dedicado a reescribir cualquier detalle para
ajustarlo a su obra y gracia.
Tan devaluado el Poder Legislativo,
que nada se habló de los problemas del país y menos de Anzoátegui. Los
pendientes de la región fueron desmerecidos por una camarilla que reía, cantaba
y bailaba desde el estrado, evidencia de un buen humor que sigue intacto, rallando
en la burla canallesca ante un país que se desmorona sin contemplaciones.
Con el calor oriental aderezando el
espectáculo, en el que ningún parlamentario habló para que la directiva se
evitara eventuales tensiones generadas por la disidencia, se hicieron notorias
las diferencias entre los alcaldes oficialistas de Anzoátegui y las muy
insatisfechas autoridades del partido único de gobierno.
El chavismo movilizó gente de todos
los municipios, también llegaron autobuses de Monagas. Aquello se hizo un
tumulto de policías y militares que rodaban por las calles recién pavimentadas
con un asfalto que no pasaba de un centímetro de espesor.
La suerte de religión que pregona el
gobierno colocó sus imágenes por todas partes. El presupuesto de la AN no se
gasta en mejorar su deficiente labor, sino en continua propaganda. Hasta la
iglesia fue cubierta con ropas alegóricas a Chávez, Maduro, Bolívar y Zaraza.
Éste último fue el héroe más nombrado. No se mencionó una palabra sobre la gran
crisis nacional. Los términos “escasez”, “desabastecimiento”, “hampa”, “salud”
y “producción” fueron reemplazados por “guerra económica”, “fascismo”,
“imperialismo” y “patria”.
Al terminar la sesión, los presentes
caminaron hacia el monumento. Cuando inició la marcha en línea recta se comprobó
lo esperado: poco pueblo, mucho uniforme. Aquello era un desfile de burocracia.
Desde una esquina, dijeron: “antes se trancaban estas calles de gente, vea usted
ahora ese apoyo al gobierno. Nadie, un grupito de los mismos”.
Quizá ése es el legado, el desprecio
que tienen los de abajo para con los que se acomodaron arriba. La herencia de
tanto confeti histórico, tanto circo sin pan, es el rechazo y la deserción.
Nunca se hicieron tan propicias dos
líneas del Dr. Mario Briceño-Iragorry, como en aquel momento: “La historia
sirve para pintarnos el proceso doloroso por medio del cual se desvió el paso
cívico, y los dirigentes encargados de iluminar caminos, le marcaron rumbos
obscuros a la colectividad. Pareció a muchos que era más cómodo buscar un
hombre que buscar un pueblo”.
Ángel
Arellano
A propósito del Bicentenario de la Batalla de Urica
ResponderEliminarFUE ZARAZA QUIEN MATÓ A BOVES ensartaos
Por Víctor Belis
victorbelis37@gmail.com
0414-2483325
http://ensartaos.com.ve/2014/12/15/articulo/41659