Las predicciones del siempre dudoso
Elías Eljuri, director del Instituto Nacional de Estadísticas, una vez más
fueron atropelladas por la impronta accidentada del economista Jorge Giordani.
El presidente del Banco Central de Venezuela, delfín del anterior mencionado,
salió a la batalla mediática con una cifra más que pedante, tramoyista: nuestra
inflación acumulada fue de 19,9% en 2012.
En Perú la culminación del año
arrojó 2,65% en inflación y en la vecina Colombia un 6%. Nos llena de dolor
como nación, el recuerdo antes de abrazar a nuestras familias en el último
suspiro del año que se va, que los precios en Venezuela siguen subiendo a la
par de la inseguridad.
Considero, dentro de mi humildad,
así como de mi ignorancia, que con el único indicador que se puede comparar la
elevación de los costos en el país, es el número de homicidios que cada vez
sube.
Desde que tengo uso de razón, he vivido la experiencia
de Chávez en el poder y no he visto un resultado positivo en la política del
Gobierno Nacional en materia de seguridad ciudadana, no sólo porque no haya
interés de desmontar tanto al crimen pandillero como al organizado de cuello
blanco, sino porque siquiera hay una política. Sólo cuentos de caminos y
pancartas en los costosos eventos de la burocracia que reina moribunda, mucha
veces inclusive financiados por el narcotráfico.
Expertos, analistas y conocedores de Venezuela, su
economía, mercados y actividades comerciales, se anteponen al desarrollo de
2013 como un escenario nuevamente catastrófico para el desarrollo y la
sostenibilidad de la empresa pública y privada.
El gasto desmedido ejecutado en víspera de las
elecciones presidenciales y posteriormente regionales, se transforma en deudas
que la revolución no cumplirá porque en estos momentos todo el aparato del
Estado no está dedicado en solucionar sus problemas de liquidez y solvencia,
sino en la arquitectura de un posible funeral a quien en vida colaboró a elevar
la nómina pública y palear la inversión particular tanto como fuera posible,
aun así tuviera que dejar perplejo hasta al más arrogante opinador.
La economía será un renglón de inestabilidad flamante
más allá de los acontecimientos políticos y de conducción de este barco que ha
perdido el timón hace rato.
No creo conveniente que la alternativa esté las 24
horas haciendo guardia al CIMEQ para aventurarse a exponer un reporte médico
sobre Chávez. Apariciones puntuales y con mensajes precisos como las que ha
hecho Henrique Capriles demuestran madurez y aprendizaje luego de su paso por
la candidatura presidencial. Esas acciones, como las de exigir claridad en los
reportes médicos sobre Chávez, deben ser acompañadas por los conciudadanos; sobre
todo en esta nueva víspera de un escenario electoral que debe preservar unidad
y depuración.
La organicidad del oficialismo está siendo superada en
errores que no los pueden tapar así coloquen millones de manos, entre ellos los
conflictos internos de poder, la incoherencia de pedir solidaridad a los
sectores religiosos cuando antes fueran severamente atacados, el mantener
presos políticos enfermos tras las rejas, entre otros.
Para este nuevo año pedimos de quienes debaten nuestro
destino coherencia y unidad, recordando siempre que todos somos protagonistas
del cambio y debemos participar en este. Es más importante la salud de la
nación que la del Presidente, cruel pero cierto. Discutamos entonces los
problemas de Venezuela mientras los médicos se encargan de quien hoy no puede
asumir su poder.
Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.tk
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