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miércoles, 2 de enero de 2013

Inicio de 2013




            Las predicciones del siempre dudoso Elías Eljuri, director del Instituto Nacional de Estadísticas, una vez más fueron atropelladas por la impronta accidentada del economista Jorge Giordani. El presidente del Banco Central de Venezuela, delfín del anterior mencionado, salió a la batalla mediática con una cifra más que pedante, tramoyista: nuestra inflación acumulada fue de 19,9% en 2012.
            En Perú la culminación del año arrojó 2,65% en inflación y en la vecina Colombia un 6%. Nos llena de dolor como nación, el recuerdo antes de abrazar a nuestras familias en el último suspiro del año que se va, que los precios en Venezuela siguen subiendo a la par de la inseguridad.
            Considero, dentro de mi humildad, así como de mi ignorancia, que con el único indicador que se puede comparar la elevación de los costos en el país, es el número de homicidios que cada vez sube.
Desde que tengo uso de razón, he vivido la experiencia de Chávez en el poder y no he visto un resultado positivo en la política del Gobierno Nacional en materia de seguridad ciudadana, no sólo porque no haya interés de desmontar tanto al crimen pandillero como al organizado de cuello blanco, sino porque siquiera hay una política. Sólo cuentos de caminos y pancartas en los costosos eventos de la burocracia que reina moribunda, mucha veces inclusive financiados por el narcotráfico.
Expertos, analistas y conocedores de Venezuela, su economía, mercados y actividades comerciales, se anteponen al desarrollo de 2013 como un escenario nuevamente catastrófico para el desarrollo y la sostenibilidad de la empresa pública y privada.
El gasto desmedido ejecutado en víspera de las elecciones presidenciales y posteriormente regionales, se transforma en deudas que la revolución no cumplirá porque en estos momentos todo el aparato del Estado no está dedicado en solucionar sus problemas de liquidez y solvencia, sino en la arquitectura de un posible funeral a quien en vida colaboró a elevar la nómina pública y palear la inversión particular tanto como fuera posible, aun así tuviera que dejar perplejo hasta al más arrogante opinador.
La economía será un renglón de inestabilidad flamante más allá de los acontecimientos políticos y de conducción de este barco que ha perdido el timón hace rato.
No creo conveniente que la alternativa esté las 24 horas haciendo guardia al CIMEQ para aventurarse a exponer un reporte médico sobre Chávez. Apariciones puntuales y con mensajes precisos como las que ha hecho Henrique Capriles demuestran madurez y aprendizaje luego de su paso por la candidatura presidencial. Esas acciones, como las de exigir claridad en los reportes médicos sobre Chávez, deben ser acompañadas por los conciudadanos; sobre todo en esta nueva víspera de un escenario electoral que debe preservar unidad y depuración.
La organicidad del oficialismo está siendo superada en errores que no los pueden tapar así coloquen millones de manos, entre ellos los conflictos internos de poder, la incoherencia de pedir solidaridad a los sectores religiosos cuando antes fueran severamente atacados, el mantener presos políticos enfermos tras las rejas, entre otros.
Para este nuevo año pedimos de quienes debaten nuestro destino coherencia y unidad, recordando siempre que todos somos protagonistas del cambio y debemos participar en este. Es más importante la salud de la nación que la del Presidente, cruel pero cierto. Discutamos entonces los problemas de Venezuela mientras los médicos se encargan de quien hoy no puede asumir su poder.

Ángel Arellano
Email: asearellano@yahoo.es
Twitter: @angelarellano
www.angelarellano.tk

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