Y desde la camilla en la que me quedé seis días fiel a mis convicciones, veía con una emoción que me atrapó por varios minutos, a una señora que lloró de la emoción cuando apenas la saludamos. El desprendimiento es un mérito tan grande que su valoración depende de la consideración por el objetivo que haga el público. Ella, como espectadora, se refugió en el sentimiento que le invadía al mirar jóvenes sufriendo por una noble causa: la libertad de un país con una gran generación de relevo.
Disculpen si se me escapan detalles, estos vendrán en lo posterior, esta columna no acaba aquí; pero la reflexión es el mejor objetivo logrado por once jóvenes del Oriente venezolano que decidimos apostarnos al frente de la Organización de Estados Americanos en Caracas, para esperar un pronunciamiento que colaborara con la libertad de aquellos que tras las rejas ven como la corrupción destruye a la nación. Que son esos mismos presos y perseguidos políticos que desde la oscuridad de sus celdas ven la ideologización de la educación, la decadencia de las misiones, los problemas sociales y el luto que hace bastantes años, genera tristeza en la familia criolla.
La huelga de hambre más larga en la historia de Venezuela fue protagonizada por universitarios. En varios estados se acoplaron a la dirección que humilde e inexpertamente dimos los jóvenes, pero con un profundo sentido patriótico que nos hizo aguantar 166 horas en ayuno (en mi caso solo 145, puesto que me retiraron los médicos de la Federación Médica Venezolana y voluntarios de la Universidad Central de Venezuela, por razones de salud).
La pregunta más polémica de la semana: ¿se cumplieron los objetivos? A veces es frustrante tener que responder esto, pues el primer objetivo, y bastante lo recalcamos, era lograr la sensibilidad de la ciudadanía en torno al problema de la persecución que el poder judicial tiene contra los disidentes del oficialismo. Y sí se logró, a cabalidad. Tanta ayuda en Caracas y demás estados donde se hizo huelga de hambre, fue digno de reconocimiento y honor cooperativista. Había sentimiento en cada apoyo material y espiritual: fue eso el alimento que recibimos, las palabras de apoyo del pueblo venezolano.
José Miguel Insulza hizo bastante público y notorio su pronunciamiento: un estupendo logro. Julio Rivas fue puesto en libertad y la Corte Interamericana de Derechos Humanos también habló y suscribió un oficio. La comunidad internacional abrió los ojos ante el caos de criminalización de la disidencia que se vive en el país. Aparte, es notorio que el Movimiento Estudiantil declaró una victoria importante que llena de esperanza la lucha democrática. Sí se cumplieron los objetivos, hay una nueva esperanza.
Ángel Arellano
www.angelarellano.tk
Bravo Angel!!! Leerte me hace sentir orgulloso como latinoamericano. Nuestros gobiernos, tal vez porque no acaban de madurar una democracia cabal, justa y honesta (para el mundo somos los niños del planeta) caen contínuamente en el pecado de creerse que solo ellos tienen la verdad, que se necesita cierta autocracia a veces disfrazada de revolución y otras veces disfrazada de democracia participativa para sacar alante al pueblo, una suposición por demás altanera, ecocentrista...y equivocada.
ResponderEliminarLa convicción que tienes de que en tu país hay una gran generación de relevo me conmovió hasta el tuétano, porque eso precisamente es de lo que adolecemos. Te felicito sinceramente!