Hay muchos líderes y muchas palabras. Muchos mensajes y mucha foto, pero poco entusiasmo y poco apego a los principios y valores reales, al verdadero trabajo en equipo y a la preparación por un futuro mejor. El personalismo acaba con la esperanza de ver un liderazgo nuevo. Las máscaras de plataformas unitarias, que con un respaldo económico suficiente para pregonar el anti partidismo, exterminan los focos de credibilidad ante unas instituciones políticas que han sufrido el golpe subdesarrollado del descrédito popular, muy a costillas de errores que nada tienen que ver con las generaciones que hoy representamos a Venezuela en sus luchas reivindicativas.
Cómo decía una señora muy entrada en años en un zonal de la mesa democrática que hubo hace algunos días en Cantaura: “ahora hay unos grupitos que quieren hablar como los partidos políticos, vestirse como los partidos políticos, tener sede como los partidos políticos, mandar a votar en tarjetas como los partidos políticos, criticar a los demás partidos políticos, pero no quieren ser ni estar en partidos políticos: ahora sí nos resolvimos”. Triste realidad, eso es un mal ejemplo que está en la palestra para el movimiento estudiantil que cree que instituciones fuertes construyen países fuertes, como sucede en los países desarrollados pues, así de simple.
Por ahí truenan vientos de cambio, brisas que llaman a una nueva labor que debemos emprender para transformar las prácticas de hacer política, y esa es la acción ante la denuncia y la constancia con una frase positiva. Es difícil mantener el optimismo mientras hay presos y perseguidos políticos, aunque seamos sinceros y consideremos que es más peligroso salir de su casa a las siete de la noche, que apoyar una actividad de reclamo a la desidia en materia de SALUD, ELECTRICIDAD, AGUA, BASURA Y VIALIDAD.
O salimos todos(as) a darle la cara al país, o en la próxima huelga de hambre del estudiantado, pueden salir varios muertos. Ni Dios lo quiera, encomiendo a mis compañeros a la Virgen del Valle y a San Antonio de Padua, pero sinceramente o los zapateros van a atender a sus zapatos o este país se lo termina de llevar el diablo a quien sabe dónde. Los trabajadores atiendan su sindicato, los estudiantes ganen sus federaciones como siempre, los maestros peleen por las imposiciones de la LOE y los padres y representantes cuiden a sus muchachos que nadie parió de gratis. A mis amigos concejales y diputados, en todas las esferas de poder, armen su zaperoco respectivo: el gobierno le tiene pánico a nuestras propuestas legislativas porque son más viables que regalar al exterior el Coquer y el Azufre de Pdvsa que está dañando pulmones criollos en Anzoátegui.
Los alcaldes y gobernadores de oposición, con todo lo cuesta arriba de su gestión, mantienen un trabajo eficiente en sus zonas. La gente debe canalizar eso completamente. Son organizaciones fuertes las que necesitamos para cambiarle el rostro a la desidia pública que el gobierno construyó en el país. ¿Cómo tenemos toldas políticas ejemplares si nos dedicamos a caerle a palos a cuanto dirigente y partido diga algo en la prensa o haga una actividad en las calles? Ahí se las dejo.
Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es
Cómo decía una señora muy entrada en años en un zonal de la mesa democrática que hubo hace algunos días en Cantaura: “ahora hay unos grupitos que quieren hablar como los partidos políticos, vestirse como los partidos políticos, tener sede como los partidos políticos, mandar a votar en tarjetas como los partidos políticos, criticar a los demás partidos políticos, pero no quieren ser ni estar en partidos políticos: ahora sí nos resolvimos”. Triste realidad, eso es un mal ejemplo que está en la palestra para el movimiento estudiantil que cree que instituciones fuertes construyen países fuertes, como sucede en los países desarrollados pues, así de simple.
Por ahí truenan vientos de cambio, brisas que llaman a una nueva labor que debemos emprender para transformar las prácticas de hacer política, y esa es la acción ante la denuncia y la constancia con una frase positiva. Es difícil mantener el optimismo mientras hay presos y perseguidos políticos, aunque seamos sinceros y consideremos que es más peligroso salir de su casa a las siete de la noche, que apoyar una actividad de reclamo a la desidia en materia de SALUD, ELECTRICIDAD, AGUA, BASURA Y VIALIDAD.
O salimos todos(as) a darle la cara al país, o en la próxima huelga de hambre del estudiantado, pueden salir varios muertos. Ni Dios lo quiera, encomiendo a mis compañeros a la Virgen del Valle y a San Antonio de Padua, pero sinceramente o los zapateros van a atender a sus zapatos o este país se lo termina de llevar el diablo a quien sabe dónde. Los trabajadores atiendan su sindicato, los estudiantes ganen sus federaciones como siempre, los maestros peleen por las imposiciones de la LOE y los padres y representantes cuiden a sus muchachos que nadie parió de gratis. A mis amigos concejales y diputados, en todas las esferas de poder, armen su zaperoco respectivo: el gobierno le tiene pánico a nuestras propuestas legislativas porque son más viables que regalar al exterior el Coquer y el Azufre de Pdvsa que está dañando pulmones criollos en Anzoátegui.
Los alcaldes y gobernadores de oposición, con todo lo cuesta arriba de su gestión, mantienen un trabajo eficiente en sus zonas. La gente debe canalizar eso completamente. Son organizaciones fuertes las que necesitamos para cambiarle el rostro a la desidia pública que el gobierno construyó en el país. ¿Cómo tenemos toldas políticas ejemplares si nos dedicamos a caerle a palos a cuanto dirigente y partido diga algo en la prensa o haga una actividad en las calles? Ahí se las dejo.
Ángel Arellano
asearellano@yahoo.es
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