La palestra pública presenta hoy un abanico de opciones y oportunidades en el ámbito político-electoral sin precedentes. La diversidad de pre-postulados a ocupar puesto de mando en la gerencia regional y en las municipalidades es exorbitante. Todos y cada uno de ellos y ellas quieren ser el abanderado o abanderada de la candidatura que logrará un consenso unitario real de cara a la actual experiencia de gobierno que tenemos.
En este contexto se presenta un verdadero conflicto siempre visible en el tránsito para cristalizar un acuerdo político: quien es el más optimo, preparado y que reciba la venia de la población que apoyará su trabajo en lo posterior. Sin dejar atrás, el análisis detallado y minucioso del rechazo que pueda suscitar en la sociedad. Es este un punto elemental en la selección de la persona en cuestión.
El problema se expresa cuando las organizaciones políticas entran en ruedo colocando en discusión cual de ellas cuenta con mejor estructura en un municipio determinado o en el estado en general para nombrar su opción como el postulado perfecto. Los partidos políticos dedican semanas en esto y crean un aura de debate que genera una matriz de opinión no sana para la colectividad. Generan acuerdos por un lado, desplazan a otros partidos por el otro, atacan a un candidato por el otro, inventan “encuestas serias” por el otro y juegan con los medios de comunicación distorsionando el criterio del pueblo.
Si bien es cierto que los partidos políticos son estructuras bases de la democracia en cualquier nación, también es cierto que en esta etapa de la historia venezolana ellos se encuentran muy desfragmentados y lastimosamente con una credibilidad donde todos juntos no llegan siquiera a la cuarta parte de la población electoral. Esto es tan real que el país refleja en estudios realizados por todos y cada uno de los partidos, asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, fundaciones, etc., vinculadas con la vida política, que las agrupaciones con fines partidistas han generado una incomodidad en el día a día del venezolano que cuesta levantar.
Necesario se hace acotar que los acuerdos y negociaciones que buscan un impacto positivo para algunos aspirantes y avizoran la manipulación de la opinión pública para crear un panorama erróneo que los impulse a ser la opción “más contundente”, solo ocasionarán la perdida de los cargos disputados y conseguirán un desastre en el momento político que nos da la historia para transformar Anzoátegui y el país.
En una actualidad donde se anexa un factor imperante y emergente como el Movimiento de Estudiantes se hace un deber analizar a groso modo la situación y discutir con la sociedad completa la visión independiente, objetiva y real de cuales personas nos permiten ganar y a cuales falta trabajo. Olvidándonos de los partidos políticos debemos dar un resultado imparcial de lo que nos hará salvar el estado, los municipios y lo principal: la confianza del pueblo que ha sido paulatinamente burlado y abusado desde hace muchos varios años.
Un grupo de estudiantes de Anzoátegui, entre los que me siento orgulloso estar, conjuntamente con gente organizada que nos han acompañado día a día en todas nuestras luchas desde el reventar de 2007 y gremios orientadores y comprometidos con el desarrollo de la nación, nos hemos trazado la meta de presentar a Anzoátegui un estudio político-electoral REAL, INDEPENDIENTE y OBJETIVO de las verdaderas posibilidades de los candidatos para hacer un aporte a la elección del representante único.
Nosotros tenemos la responsabilidad y el estricto deber de otorgar al anzoatiguense una información seria sin favorecer o desfavorecer a nadie. Sin cumplir a caprichos y reparticiones partidistas o personalistas. Somos facultados para decir con toda la propiedad del universo que de cada 10 anzoatiguenses (sin menospreciar el lado político al que pertenezca), 8 creen en las encuestas del movimiento estudiantil independiente. La obligación con la nueva Venezuela que queremos es más que cualquier interés encontrado.
En este contexto se presenta un verdadero conflicto siempre visible en el tránsito para cristalizar un acuerdo político: quien es el más optimo, preparado y que reciba la venia de la población que apoyará su trabajo en lo posterior. Sin dejar atrás, el análisis detallado y minucioso del rechazo que pueda suscitar en la sociedad. Es este un punto elemental en la selección de la persona en cuestión.
El problema se expresa cuando las organizaciones políticas entran en ruedo colocando en discusión cual de ellas cuenta con mejor estructura en un municipio determinado o en el estado en general para nombrar su opción como el postulado perfecto. Los partidos políticos dedican semanas en esto y crean un aura de debate que genera una matriz de opinión no sana para la colectividad. Generan acuerdos por un lado, desplazan a otros partidos por el otro, atacan a un candidato por el otro, inventan “encuestas serias” por el otro y juegan con los medios de comunicación distorsionando el criterio del pueblo.
Si bien es cierto que los partidos políticos son estructuras bases de la democracia en cualquier nación, también es cierto que en esta etapa de la historia venezolana ellos se encuentran muy desfragmentados y lastimosamente con una credibilidad donde todos juntos no llegan siquiera a la cuarta parte de la población electoral. Esto es tan real que el país refleja en estudios realizados por todos y cada uno de los partidos, asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, fundaciones, etc., vinculadas con la vida política, que las agrupaciones con fines partidistas han generado una incomodidad en el día a día del venezolano que cuesta levantar.
Necesario se hace acotar que los acuerdos y negociaciones que buscan un impacto positivo para algunos aspirantes y avizoran la manipulación de la opinión pública para crear un panorama erróneo que los impulse a ser la opción “más contundente”, solo ocasionarán la perdida de los cargos disputados y conseguirán un desastre en el momento político que nos da la historia para transformar Anzoátegui y el país.
En una actualidad donde se anexa un factor imperante y emergente como el Movimiento de Estudiantes se hace un deber analizar a groso modo la situación y discutir con la sociedad completa la visión independiente, objetiva y real de cuales personas nos permiten ganar y a cuales falta trabajo. Olvidándonos de los partidos políticos debemos dar un resultado imparcial de lo que nos hará salvar el estado, los municipios y lo principal: la confianza del pueblo que ha sido paulatinamente burlado y abusado desde hace muchos varios años.
Un grupo de estudiantes de Anzoátegui, entre los que me siento orgulloso estar, conjuntamente con gente organizada que nos han acompañado día a día en todas nuestras luchas desde el reventar de 2007 y gremios orientadores y comprometidos con el desarrollo de la nación, nos hemos trazado la meta de presentar a Anzoátegui un estudio político-electoral REAL, INDEPENDIENTE y OBJETIVO de las verdaderas posibilidades de los candidatos para hacer un aporte a la elección del representante único.
Nosotros tenemos la responsabilidad y el estricto deber de otorgar al anzoatiguense una información seria sin favorecer o desfavorecer a nadie. Sin cumplir a caprichos y reparticiones partidistas o personalistas. Somos facultados para decir con toda la propiedad del universo que de cada 10 anzoatiguenses (sin menospreciar el lado político al que pertenezca), 8 creen en las encuestas del movimiento estudiantil independiente. La obligación con la nueva Venezuela que queremos es más que cualquier interés encontrado.
El Nuevo Día - Anzoátegui 28/06/08
Ángel Arellano
USM
asearellano@yahoo.es
Ángel Arellano
USM
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