Revisaba en estos días un par de entrevistas al sociólogo
español Manuel Castells, en las que argumentaba sobre el decisivo papel de la
comunicación en la sociedad, su fundamento como vaso conector entre los seres
vivos y la obligación apremiante de asumir que el poder, en toda su naturaleza
y esplendor, no es más que un hecho comunicacional.
Comprender que el uso del lenguaje
define cualquier acción y respuesta, que el mundo gravita en torno a imágenes,
palabras y percepciones, que los estímulos y sensaciones condicionan el proceso
interpretativo en la vida humana, es decisivo en tanto y en cuanto se entienda
que como máxima de la civilización, debemos aprender a comunicarnos en grupo. Y
comunicarse es escuchar, hablar, dar vida a un proceso de entendimiento,
evitando los ruidos propios de una situación tan antagónica como la
cotidianidad venezolana y la hostilidad de la dictadura.
El país, en su paupérrimo y muy
lamentable estado de agonía, clama por un eficiente y positivo proceso
comunicativo entre quienes lideran la Unidad. Más allá, transpira el deseo de
la Unidad total. Mostrar una opción coherente, uniforme, activa, contestataria,
ponderada y operativa en toda la geografía, es el deber del grupo que dirige la
política opositora.
No es hecho inédito, ni evento que requiera el paso
por la guillotina de algunas cabezas, como han querido mostrar algunos
entusiastas del quinta columnismo en la prensa, sino una reingeniería sana y
además necesaria para el buen funcionamiento del grupo.
Utilizaré la expresión de un colega: “existen
nulidades engreídas” con el interés de que las islas sigan separadas
(recordando aquella caricatura de EDO en la que aparecen varios islotes
simulando las diversas corrientes del pensamiento opositor). Sepamos, y
dejémoslo bien claro, que cualquier intento por alentar la división de la
Unidad es un hecho ajeno a la aspiración del pueblo venezolano; que en no pocas
ocasiones, ha dejado claro que cuando el planteamiento es organizado y se
restea toda la alternativa por una causa justa, la mayoría lo sigue (Reforma
Constitucional 2007, Parlamentarias 2010).
Los últimos llamados del alcalde Antonio Ledezma
tienen un valor muy importante, similares a los del Dr. Ramón Guillermo
Aveledo, y en definitiva cónsonos con la apreciación que hacen las bases
partidistas e independientes: la MUD requiere de un replanteo, una revisión
importante y rápida en la que todos se sienten a hablar clarito y cohesionar un
mismo programa. Éste debe estar fundamentado en el espíritu del intenso
activismo político nacional, desparramado en toda la geografía y con un mensaje
consistente, soportado en los graves problemas sociales, que son punto de
encuentro de todo el pueblo.
Repensar la Unidad amerita entereza, desprendimiento
y mucha escucha activa. Eliminar la altisonancia y el áspero lenguaje que mira
por encima del hombro a los comunes. Si una propuesta dista de la otra, pero
todas tienen el mismo fin, ¿por qué no buscar el camino que las encuentra? Es
tiempo de agendas únicas e incluyentes, tiempo de entrega y definición. En fin,
tiempo de declararle la guerra a los egos y rescatar la nación.
Ángel Arellano
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tu nombre y correo electrónico.
.:Gracias por el comentario:.