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lunes, 14 de julio de 2014

En Jose, Cristo llora


            Desconocido su origen pero de muy notable trayectoria. Esta devoción no es exclusiva de Anzoátegui, se encuentra desparramada por toda Venezuela. Los cariños profesados al Cristo de Jose abundan en los cuatro puntos cardinales de nuestra tierra caribe.
Nadie sabe cómo apareció. Existe un pequeño archivo fotográfico, la más antigua de las imágenes encontrada en las investigaciones de quien redacta, es de 1920. En ésta, una capillita para esconder del sol a ese Jesús fornido que protegía a los arrieros, caporales y transeúntes de ese lugar que hoy tiene por nombre Carretera de la Costa (Troncal 9), pero que fue sitio de la fundación de “Nuestra Señora de la Victoria”, en 1587.
La angustia del doctor Mariano Adrián La Rosa, eterno cuidador del santuario, sigue ahí, intacta. Ni la cercanía con el Criogénico de Jose, ni la bonanza de la que disfrutó la Revolución de los últimos tres lustros, pudieron activarse para concluir aquella obra pensada en uno de los espacios más desaprovechados de la región.
Si viviera Constantino Maradei Donato, ese muy ilustre obispo con el que llegamos a contar en Anzoátegui (1969-1991), veríamos el mayor de los rostros afligidos y un profundo dolor espiritual ante tanta barbarie y desidia.
El Cristo de Jose, ese que tantos milagros ha hecho, ese que nos saluda cuando vamos de ida y de vuelta, el que nos recibe de brazos abiertos para el encuentro con el Señor, está a oscuras, solitario en la penumbra. La basura bordea el recinto, las obras nunca se hicieron, el aire maligno del Coque ha invadido todo lo que una vez fue el verdor de la armonía entre naturaleza y siervos de Dios.
El majestuoso proyecto que ocupó buena parte de la vida de Don Mariano Adrián La Rosa, planteando para beneficio de los anzoatiguenses un dispensario médico, un instituto politécnico, un centro cívico religioso educativo, un ancianato para sacerdotes y un seminario que gozara de la cercanía del inmenso mar, nunca se llevó a cabo. Ese barco siquiera salió de puerto.
¿Con todos los recursos del Estado, no podemos tener este pequeño favor? Creo que sí. Miles pensamos igual. Sin embargo, es un tema que no ha tocado el parlamento regional, tampoco el nacional. Por más oraciones y petitorios públicos, el Alto Mando Cívico-Militar no sabe de las querencias del pueblo oriental.
Ahora bien, creemos en una solución pronta, práctica y decente a la constante falta de energía eléctrica en el Cristo de Jose. Además de la limpieza y mejoras a la basílica, es necesario colocar luz solar.
¿Raro?, ¿extremo?, ¿ilusorio? No. Es sencillo, económico y muy duradero. Para paliar el abandono, lo primero que se necesita es la iluminación que permita tener un santuario digno día y noche. Paneles solares, que en el mercado son muchos más baratos que el poste común, el transformador, metros de cable y tendido conector.
Una opción alternativa que intuimos el actual gobernador y la Asamblea Legislativa pueden operar y ejecutar tomando en cuenta que gozan con la mayoría necesaria para aprobar lo que necesiten. El proyecto bien lo pueden solicitar al Colegio de Ingenieros del estado. Cuando hay disposición las cosas se hacen. Aprovechen el gobierno, y en medio de la crisis, hagan cosas por este pueblo. No se olviden de Dios.

 Ángel Arellano

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