En menos de dos meses son cuatro los derrames petroleros que se han presentado en el oriente del país. Tres en el estado Monagas y uno esta semana en el municipio Freites, en el corazón de Anzoátegui.
El combustible esta vez se esparció por el Rio Guanipa, dejando sin agua para agricultura a las comunidades indígenas de Tascabaña I y Tascabaña II.
Aunque la estatal Pdvsa une esfuerzos con los Consejos Comunales de la zona para sanear el lugar y estiman en un mes tener la situación ambiental totalmente controlada, siempre queda por fuera de la noticia el impacto a la naturaleza y sus terribles consecuencias.
Muere la fauna y la flora, el lugar queda desolado y contaminado por varias decenas de metros cuadrados. Ya no hay historia que contar en esa extensión de tierra porque la ineficiencia de quienes manejan la primera empresa petrolera de Latinoamérica, no se ocupó de sus oficios sino del proselitismo de cara a octubre.
No fue una pequeña mancha la que cayó en las aguas del Río Guanipa, así como en el Río Guarapiche tras la explosión del centro de extracción de crudo de Jusepín, son metros cúbicos de petróleo extra crudo que destruye el ambiente “a paso de vencedores”.
De tener los campos de Freites y todo oriente un tribunal, seguramente fueran destinados a prisión quienes no realizan mantenimiento, seguimiento y monitoreo permanente a estas situaciones.
A través de los medios de comunicación social el gobernador indígena de Tascabaña II, Javier Martínez, dijo que la fuga fue ubicada por la comunidad 10 antes de rastrearse su llegada al Río Guanipa. ¿Nos sirve eso como prueba de lo que argumentamos?
Los derrames y las fugas de gas en la zona oriente están escribiendo una historia en la vida de Venezuela relacionada directamente en cómo la ineficiencia gubernamental está acabando con la industria que produce más del 80% de los recursos que posee esta nación.
La explotación mineral es sólo un detalle cuando comenzamos a revisar los folios de ineptitudes suscitadas a lo largo de estos 13 años como el regalo de cientos de miles de barriles a Cuba, cual cajita feliz fuera, y el apabullante caso del coque y el azufre en el Criogénico de Jose, también Anzoátegui, por mencionar meros ejemplos.
El chavismo ha querido capitalizar algo de lástima con la enfermedad del Comandante, a quien todos le deseamos una pronta recuperación y mucha salud, pero el desastre ambiental que está viviendo el país no tiene límite con respecto al manejo a ciegas que tiene Pdvsa.
Los vientos de cambio ya vienen, necesitamos profesionales en los debidos puestos de mando del Estado y no taxiando o en el exterior. ¡Aquí sí hay con qué!
Ángel Arellano
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